martes, 15 de noviembre de 2011

MINIMO KIRCHNER



Para situarnos en tiempo y espacio, como dicen los médicos de sus enfermos, debemos describir a los responsables de este magnicidio contra el destino de los recursos del Estado.
Tenemos así en primer órden a los que están, esto es a los K, luego a los que estuvieron, léase Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde etc y en tercer término a quienes pretenden estar: todos los perdidosos contra Kretina.
En esencia, entre estos tres grupos de impresentables, no existe diferencia alguna, salvo la de dimensión temporal.
Son tan execrables estos de "La Cámpora", como en su momento lo fueron los de "La Coordinadora".
Ambos se asimilan en una idéntica protección presidencial y se nivelan en la graduación de sus tropelías.
Este "pichón de Frankenstein" de Máximo, pretende imitar al "Coty" Nosiglia en sus excesos y va en camino franco a lograr esas metas.
Los comparativos deben de guiarnos en el juicio y para ello tomemos apenas un caso:
En 1987 el Presidente de YPF era un tal Daniel Montamat, que ahora se autodefine como una eminencia en materia de energía.
Pero en aquéllos años y por presión del entonces gobernador radical de Córdoba Angelóz, el atontado de Alfonsín, que era un esclavo de la centenaria modalidad de los "acuerdos partidarios", puso al frente de una formidable maquinaria financiera y superavitaria como era nuestra ex-petrolera de bandera a un ignoto pendejo de menos de treinta años, que no tenía idea de lo que significaba el vocablo "hidrocarburo", al solo efecto que ejerciera de "cajero" para su coterráneo.
Hoy sucede lo mismo con el hijo de Recalde, que está conduciéndo a Aerolíneas Argentinas a su segunda bancarrota, merced a los "aprietes" de Moyano.
Pero nada de ello importa, porque las monstruosas pérdidas y desfalcos actuales y pretéritos, son nada más que asientos contables en una planilla, que luego se transforma en un presupuesto que se vota por unanimidad en ambas cámaras del Parlamento.
Como vemos el tiempo pasa, pero los escenarios son dramáticamente idénticos.
Porque en Argentina, si de algo podemos estar seguros, es que sin importar la gravedad de los hechos y sus secuelas, la historia se repite inexorablemente.
Estamos a la deriva porque si revisamos lo actuado por todos los predecesores de Kretina, con más los grupos satélites viejos y nuevos, se puede extraer una sola lectura y es la de una total ausencia de "sanción punitiva", ergo el castigo por todos los crímenes
contra los Argentinos, que desde 1943 hasta la fecha están indemnes.
Cuando "el escándalo del Palomar", en 1941, un diputado apellidado Guillot, se quitó la vida por una "coima de veinte mil pesos".
Si los actuales legisladores imitaran a ese desafortunado, la pira funeraria de cadáveres treparía hasta el domo del Congreso.
Lo que nos indica, que nuestra endémica enfermedad, no debemos situarla en la puntual y ocasional interrogancia sobre la cotización inminente del dólar "paralelo".
Es mucho más profundo que éso, pero nos obligan a actuar en consonancia con la incertidumbre, porque de una manera curiosa e inexplicable, estamos habituados a enfrentar lo cotidiano, por cambiante y desopilante que pueda ser.
Y nos han enseñado tanto a especular como a evadir nuestras responsabilidades.
Los mandos militares nos avergonzaron en Malvinas, por la notoria impericia e improvisación.
Nos dejaron Héroes que cayeron defendiéndo nuestra Bandera en el cielo y en la tierra de aquéllas lejanas y brumosas Islas.
Pero para aquéllos como este Astíz que a diferencia del gallardo Capitán de Corbeta Don Pedro Giachino, se rindió frente al enemigo como una "rata", los amigos de los milicos, le prodigan el tributo de una víctima.
Todo ello sucede, porque nos manejamos con claroscuros, tran insesatos como inexplicables.
No importa lo que acontezca en el escenario internacional, tan turbado como inescrutable e impredecible.
La Patria, la nuestra, está destinada a su autoaniquilación.
Porque para desanudar esta madeja de heces, que es nuestra mentalidad colectiva, serían necesarios miles de fusilamientos por Traición a la Patria, de todos los ofensores que estuviesen con vida en el mismo instante de la toma de esa crucial decisión.
Pero me pregunto:
¿quien lo haría?.
Atentamente Carlos Belgrano.-
laautopsiadelbicentenario@yahoo.com

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