viernes, 18 de noviembre de 2011

CRISTINA PROFUNDIZARÁ






Por Carlos Manuel Acuña


La presidente Cristina Fernández de Kirchner acentuará los cambios iniciados en su gobierno a partir del nuevo período que comenzará el 10 de diciembre próximo, lo que viene a ocurrir exactamente cuando la crisis parece desbordarse y adquirir ribetes de honda preocupación, incluso en los sectores más moderados de la Casa Rosada. Las medidas no comprenderán solamente a los temas económicos que ya tomaron un nuevo curso, sino también significarán un nuevo rumbo en el campo exterior que incidirá notablemente en el escenario ideológico del kirchnerismo. Para cualquier observador objetivo, las primeras señales comenzaron apenas volvió de su viaje a Francia para participar de las deliberaciones finales del G 20 y reunirse a solas con el presidente norteamericano Barack Obama por invitación de éste. En su momento, nadie supo interpretar los reales alcances de lo ocurrido y tampoco a las distintas reuniones que previamente mantuvo con destacadas figuras de la actividad económica y empresaria. Ahora puede apreciarse que todos estos pasos estuvieron y están interrelacionados y quienes sepan leerlos podrán interpretar el perfil político que poco a poco comenzará a regir en el país.

También y dada la hondura de este proceso, podrá vislumbrarse la repercusión que adquirirán los hechos a partir de este mismo momento en que se ha puesto en marcha lo que podríamos definir - no sin esfuerzo - como un proceso de sinceramemnte económico que tendrá una cierta similitud a experiencias similares que de una manera que podríamos llamar cíclica, se dan en la Argentina. Cuando todo hacía prever un virtual descalabro integral que incluso amenazaba la paz interior, esos cambios permitieron encontrar una salida, aunque podemos acotar que pese a las reiteraciones, pareciera que los argentinos nada hemos aprendido del pasado.

Esta apretadísima síntesis trasladada a la actualidad, comenzó hace un tiempo - digamos que varias semanas atrás - cuando se hizo evidente que nuestra ex República marchaba más rápido que despacio hacia un crack financiero que no fue evaluado correctamente por la casi totalidad del arco político y mucho menos por los ideologizados sectores gubernamentales que siquiera ensayaron explicaciones a los acontecimientos que se perfilaban en el horizonte. Las primeras señales de que existía una inquietud que no se resignaba a aceptar los hechos como se daban, fueron reuniones reservadas que la presidente Cristina mantuvo con figuras representativas entre las que se destacó la que por dos o tres largas horas mantuvo con el ex presidente del Banco Central durante otra etapa política y que actualmente ocupa un cargo de director del Banco de Inglaterra, doctor David Blejer. Como se recordará, en su momento dimos a conocer los principales lineamientos de lo tratado que en buena medida se ajustó a la ortodoxia del pensamiento económico para situaciones de una crisis progresiva como la que vivía y vive nuestro país.

Nadie desmintió nada. La novedad se extendió rápidamente entre los sectores dedicados al análisis de estos asuntos pero no se avanzó más allá ni se hicieron mayores especulaciones, hasta que los problemas económicos - y políticos - entreron durante los últimos días en una preocupante espiral agravada por sucesos tales como las bravuconadas cometidas por Guillermo Moreno y otros sucesos concurrentes. Mientras tanto, Cristina guardaba y - mantiene - un silencio firme respecto de quienes serían sus colaboradores durante el nuevo período presidencial y crecían las dudas acerca de cual podría ser su evolución. Fue entonces cuando surgió la invitación de Obama y sin mayores comentarios, se realizó el viaje. Poco después y concretado el regreso de Francia, Cristina sorprendió a todos con el inicio de los ajustes selectivos - o discriminados, si se prefiere - con quitas o directamente supresiones de subsidios para determinados rubros que, como lo dijimos en coincidencia con la mayor parte de las interpretaciones, se traducirían en un incremento del costo de vida que estuvo comprimido a lo largo de los últimos años por razones político electorales. Ahora, cuando la situación comenzó a dar claras señales del agotamiento del famoso modelo - inflación incluída - nos encontramos frente a esta nueva realidad que abre una nueva y distinta instancia hacia adelante.

Como es inevitable, la nueva orientación tendrá grandes repercusiones internas y se profundizarán las diferencias y hasta enfrentamientos. Por ejemplo, de Máximo Kirchner contra Boudou, entre éste contra Randazzo y no arriesgamos si decimos que en buena medida las diferencias son de todos contra todos. Unos apuntan a colocarla a Nilda Garré como futura Jefa de Gabinete - una versión que hasta ayer había tomado forma de rumor - pero esto sería impensable ante los hechos que se esperan y que ya comenzaron a manifestarse. En el interin, surgirán versiones y congtrversiones, La Cámpora hará lo suyo aunque a sus integrantes les interesa más la beca que otra cosa y cabe esperar una lucha, una pulseada por posicionarse de la mejor forma posible con miras al futuro ... o para tratar de modificarlo.

De todos modos, podemos agregar que el proyecto no será brusco sino paulatino pero claramente indicativo de que quienes se designen en los cargos principales serán el resultado de una selección que efectuará Cristina sin aceptar presiones internas disidentes y apoyada en el 54 por ciento de los votos obtenidos en los comicios presidenciales. Mientras faltan tan pocos días para el comienzo de la nueva etapa, las gestiones se desarrollarán rodeadas de una marcada reserva aunque obviamente generarán resistencias que no son difíciles de vislumbrar. Entre ellas, las determinadas por el abandono de la alianza con el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales o el ecuatoriano Carlos Correa. Por cierto, la diplomacia tiene su propio lenguaje aunque el Foro de San Pablo que ya se perfila como el gran perdedor no suspenderá sus esfuerzos alteradores.

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