lunes, 7 de noviembre de 2011

LA UTOPÍA DE LA MORAL





Un hallazgo periodístico pone al descubierto las contradicciones y las incoherencias de los trabajadores de una sagrada e hipócrita televisión.

Aunque muchos periodistas se quejen y renieguen del medio que los acuna, la Televisión sigue teniendo el paradigma del escándalo y la venta voyeur, dentro de una técnica de reparto en la cual todos quieren participar y generar algo. No importa qué. Ni cómo.

Tampoco los costos, ya que los mismos, como tienen efecto de dominó visual, serán los esperados por los protagonistas.

Es decir, se asiste a un momento histórico en la TV argentina que tiene que ver con una psicología “Border” caracterizada por exhibir, sin tapujos, en la pantalla, absolutamente todo. Un diván masivo que sirve como canalizador de catarsis, al mismo tiempo que de reconocimiento.

Y no interesa si la historia es real o inventada. Importa el resultado: RATING. Porque a pesar de la negación de los otrora amarillos, los trabajadores del medio, trabajan, entre otras cosas, para elevar el número que los consagra, o los baja.

Criterio de Fama.

Hoy, famoso, es cualquier persona que aparece en los medios. Que se sienta en un programa, cualquiera sea, que le de pantalla para decir todo aquello piensa.

Contar su historia de vida y manchar, en lo posible, a alguien.

No hay lazo de familia que importe. No hay límites. Y si los protagonistas no los tienen, es un absurdo pedirles a los conductores que no los dejen expresarse. Porque el problema no son los periodistas sino los protagonistas que pasan y creen que, sobrevivirán en el medio, sostenidos por el desquicio de las peleas.

Hay, además, una auto devaluación de la mujer que cree que la transgresión pasa siempre por la horizontalidad o el pauperismo de contar, su génesis felina.

A mayor frivolidad, más banalidad, más rating

A partir de esta ecuación se mueven algunos hilos mediáticos que marcan el pulso del rating generando mayor competencia y un sinfín de apuestas para aumentar los niveles de perversión que luego terminan frivolizando los temas -porque se tratan en contextos inadecuados- y a posteriori, por carácter transitivo, se banalizan.

La banalización implica comicidad. La cual, al mismo tiempo, tiene el impacto visual que produce morbo y estado voyeur. Invitación a mirar. Condimentos funcionales para el mejor funcionamiento de los programas dedicados a la recreación de escenas ambiguas. Generadoras de sentimientos encontrados.

Condiciones que llevan a que se hable de los desaparecidos con liviandad, así como de delincuencia y Narcotráfico con jactancia.

No hay sensatez o bien, se simula insensatez para crear una atmósfera de ridiculización de situaciones peligrosas que marcan estadios históricos, así como una realidad actual atravesada por la anomia y la criminalidad cotidiana.

Moral Selectiva

De un tiempo a esta parte, y conforme a la batahola como motor del funcionamiento de la televisión, la moral se presenta como un concepto límite. Como una utopía debido a la consolidación de un sistema de creencias que consiste en relatar todos los detalles.

Lejos de ser un concepto y también un valor, la moral devino en una herramienta que divide subjetividades; sentimientos y acciones. Tanto es así, que a partir de las brutales declaraciones de Guerrero -hermano de la vedette Adabel- se desata una polémica acerca de cuál es el principio moral que maneja Tinelli para defender, con ahínco, a la participante de Bailando por un sueño y no a todas las mujeres que Mike Tyson maltrató en su vida.

Planteo que hace Jorge Rial, conductor de “Intrusos”. Y sobre el cual no se puede hacer una refutación, dado que el concepto, además de ser claro, es cierto.

Tinelli, cuando Tyson estuvo en la pista de su certamen, lo idolatró. Fue mucho más allá de la exaltación de las cualidades de Tyson como boxeador. Alimentó, su ficticia “grandeza” de persona.

Es que En la TV, muchos de sus protagonistas manejan memoria selectiva. Moral selectiva. Como Tinelli, que en un programa acunó y cosecha grandes barbaridades.

Sin una línea de coherencia, se hace culto a la moral. Una burla de parcialidad.

Gran hermano

Lo que molesta de la presencia de un delincuente en los medios, es su postura de gloria y gracia delictiva pero no deja por ello, de ser un hallazgo periodístico

La participación inicial del hermano de Adabel Guerrero en “Intrusos” produjo bochorno dentro del campo periodístico. Desde la pacatería, varios conductores se preguntaban cómo se le podía dar pantalla a un ser tan nefasto y dejarlo decir tantas barbaridades de su hermana.

Hasta ahí es lógico. Pero todo decae cuando esos mismos periodistas que denostaron a Jorge Rial, llevaron al hermano a sus programas y no pudieron “bancar” la nota porque no tienen impronta, ni cintura periodística.

No cabía, para los que vinieron después, posibilidad de asombro. Sabían a quien llevaban. Lo que era. Lo que hacía y cómo se expresaba.

El lamento boricano y el repudio hacia Rial pasa porque el hermano de Adabel Guerrero es una nota efectista. Controvertida. Que concluye en una síntesis perfecta que dará, a todos, material.

Un hermano que da rating y una hermana que da lástima.

Publicado por Laura Etcharren

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