Algunos politicólogos opinan que el gobierno es autista ya que no escucha las advertencias de analistas políticos y económicos sobre la marcha de su gestión. Otros sostienen que el gobierno vive en una burbuja y que se resiste a vivir la realidad del país.
Otros por su lado, dicen que la personalidad de Kirchner hace que se crea infalible y dueño de la verdad y que sinceramente piensa que el camino y el rumbo tomado por el gobierno es el correcto. También por su personalidad, la legión de alcahuetes del circulo más cercano, no se animan a revelarle la cruda verdad y lo mantienen en ese mundo irreal..
Nosotros no compartimos ninguna de estas teorías. Creemos que Kirchner es un hombre pragmático y que conoce perfectamente la situación y en donde está parado. Pero también creemos que es un verdadero farsante, un perfecto hipócrita, que en su estilo populista y demagógico no se anima a tomar las medidas de fondo para solucionar la gran cantidad de conflictos de toda índole, que se presentan casi diariamente.
En definitiva un hombre acobardado, prisionero de sus promesas y sus propios actos del comienzo de su gobierno, temeroso de indisponerse con la ciudadanía adoptando medidas que sean antipopulares. Un timorato incapaz de aplicar las soluciones que la razonabilidad y un equilibrado criterio indican.
A consecuencia de ello, vive manipulando, escondiendo y disfrazando la realidad a efectos de no perder su aceptación y favor popular. Un verdadero hipócrita que le miente descaradamente al pueblo que lo ungió como presidente de la Nación.
Podemos recoger cientos de ejemplos de lo expresado. Uno de los casos más emblemáticos es la descarada manipulación del IPC por parte del INDEC. La inflación real para el 2007 seria del orden del 20% y no como pretende el gobierno de un índice de solo un dígito. La manipulación en los índices, arrojaría que las mediciones están en el orden del 50% menos que las que publica el Gobierno . Los técnicos del INDEC calcularon los índices reales de inflación. Algo que el común de la gente, por otro lado, vive a diario.
No escapa a nadie la importancia que tienen estos índices . No son solo un número que indica la variación de precios de un determinado lapso a otro, sino que son el parámetro de referencia para infinidad de operaciones comerciales, financieras y laborales.
No abundaremos en detalles, ya que el tema fue abundantemente tratado por los medios.
Otro tema emblemático y de absoluta actualidad es la permanente negación de que el país está en una grave emergencia, producida por la crisis energética.
Hace unos días Kirchner descartó una crisis energética y dijo que hay que invertir en el área porque la economía crece. Justamente el tema de la inversión en este rubro es lo que los analistas están reclamando hace ya varios años. Pero lo que el presidente pide, es casi como el perro que quiere morderse la cola: un imposible. ¿Quién va a invertir en un país en donde no hay seguridad jurídica, en donde se rompen unilateralmente los contratos, en donde se hacen quitas de hasta un 75% a las deudas? ¿Quién va a invertir en un país con un presidente autoritario, sin nadie que le ponga límites, que no respeta las leyes, que tiene frecuentes desequilibrios emocionales (¿también mentales?), y que es tan contradictorio e imprevisible? ¿Cómo va a crecer la economía sino hay energía suficiente?
La respuesta es contundente y categórica: muy difícilmente alguien invierta. Y esta falta de inversión trae aparejado como una consecuencia directa de la falta de energía, una pronunciada limitación para el crecimiento económico, e inconvenientes y un profundo malestar de la población, ya que la energía tiene incidencia en casi todos los sectores y quehaceres de una sociedad civilizada.
La credibilidad del gobierno está fuertemente afectada ¿Quién puede creerle a alguien que tantas veces tergiversó los hechos y la realidad? ¿Quién podrá creer los índices que nuestra embajadora itinerante, la senadora Cristina de Kirchner, expuso en la reciente reunión de la OIT?
Kirchner y sus colaboradores deberían enfrentar la situación y darla a conocer a la ciudadanía. Sería una forma de calmar los ánimos y transparentar su opaca y oscura gestión. Los problemas hay que enfrentarlos y no soslayarlos. La hipocresía del gobierno surge permanentemente y el engaño va deteriorando y carcomiendo cada vez más la credibilidad del gobierno y del país.
Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl. com.ar
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