Argentina, país de maravillas, está fuertemente condicionado
por
ideologías o credos de una parte minoritaria de sus habitantes, pero
que
son activistas prepotentes en las calles, disponen de los recursos del
Estado o de sus corporaciones y dominan medios de comunicación.
Todos coincidimos que se debe mejorar la salud, la educación, los
salarios, la vivienda, etc., pero cuando se busca la solución, los
activistas son absolutos: son funciones indelegables del Estado.
Olvidan
los permanentes fracasos del Estado y el deterioro social que ha
producido.
El colapso del Estado comunista chino y la indigencia de su
pueblo,
forzaron la reforma social de China, basada en mecanismos de tipo
capitalista, y en tecnología. El vigor de la famosa frase de Deng
Xiaoping, "da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es
que
cace ratones" produjo el crecimiento económico chino e incorporó a la
clase media, a cientos de millones de habitantes. En Argentina lo
importante es la educación, la salud, la tecnología, la producción y
mejorar los ingresos del pueblo. Son temas no ideológicos, que debe
resolverlos el sector más competente.
Los activistas violentos, y los ideólogos del actual gobierno,
son
ciegos y sordos. No se preocupan por la pobreza de los habitantes ni
por
ofrecerles la esperanza de un futuro mejor.
22/6/07
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepública@fibertel.com.ar
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