Alguna vez en nuestra historia fuimos la sexta potencia mundial y hoy estamos muy lejos de pensar que podríamos en un corto plazo volver a ocupar algún lugar especial en el mundo.
No es hora de buscar culpables. Sino que es hora de que todos los argentinos se propongan cambiar todo aquello que nos ha llevado a situaciones dramáticas.
El retroceso de la Argentina en materia de educación ha sido fenomenal. No se han hecho las inversiones que se prometieron ni aun cuando se privatizo el país para decir que uno de los objetivos era mejorar a este sector “clave” para el desarrollo de cualquier país en el mundo.
Si nuestros gobernantes no atacan seriamente el tema de la “corrupción” sancionando durísimas leyes que conlleven penas de prisión perpetua y/o que se considere a este delito “no excarcelable” difícilmente logremos avanzar hacia ese sueño de algunos argentinos.
Si fuimos, porque no volver a ser lo que fuimos? Siempre se puede recomenzar pero se necesita una decisión colectiva de parte de la sociedad que debe manifestarse abiertamente contra esta práctica intolerable.
Quizás nunca se eliminara la corrupción. Pero si cualquier inversión implica un “diez por ciento” mas vale hacerlo en otros países.
Un país desarrollado brinda seguridades jurídicas que nuestra querida Patria esta lejos de ofrecer en estos momentos.
Una sociedad desarrollada hace hincapié en la existencia de valores sociales que crean el clima “positivo” para las inversiones y la creación de empleo.
El fortalecimiento de la democracia es fundamental y en esto les cabe a los políticos un rol fundamental.
Hoy con la globalización podemos saber en algunos minutos que es lo que pasa en cualquier país.
No podemos pensar que el gran partido se juega dentro de Argentina sino en el mundo.
Debemos cuidar mucho la relación de nosotros mismos para que la imagen internacional mejore día a día.
Si transitamos pacientemente un camino de fortalecimiento de la democracia, de madurez política, de educación bien “planificada” y encontramos alguna formula que nos permita equilibrar los márgenes que separan a los ricos de los pobres, en un marco de libertad y respeto, lograremos lentamente ir hacia la gran transformación que la Argentina necesita para integrarse al mundo en el Siglo XXI y jugar un “rol” importante en el mismo.
Tenemos ejemplos cercanos como el de Chile y el Uruguay que están actuando con una gran madurez.
Dr. Francisco Bénard
Abogado y Periodista
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