martes, 7 de agosto de 2007

BÁEZ : AFORTUNADO KIRCHNERISTA

LÁZARO BÁEZ
La pequeña historia de una gran fortuna

No sabemos cómo la revista Fortune o News Week se perdió el meteórico crecimiento de la fortuna de Lázaro Báez, un indudable self men made, con el suficiente know how como para dar algún cursillo a fundaciones de perfil económicista o grupos financieros interesados en réditos ponderables, rápidos y seguros. De los que no hay en el mundo. Pero así es. Será porque se relega a la Patagonia y a sus emergentes más vistosos, como el nombrado.

Caja 4 al fondo

Don Lázaro, que no abandonó su aspecto de hombre sencillo, típicamente de pueblo, de tez oscura -probablemente por el viento que engaña la potencia del sol- y andar algo embretado, como los pobladores de tantas regiones sureñas, de aquí y allende los Andes, empezó su carrera siendo, primeramente, amigote del flacucho abogado que sería intendente de Río Gallegos, luego Gobernador de la provincia de Santa Cruz y, finalmente, hoy, Presidente de la República.

Era, Báez, empleado del privatizado Banco de Santa Cruz, del que saltó a sospechárselo como el cerebro gris detrás de las abultadas transacciones públicas de la empresa Gotti S.A., otra de las favorecidas en las licitaciones del estado santacruceño. El dueño de ésta, Victorio Gotti, ya fallecido, escuchaba con deleite, seguramente, los atinados consejos de Báez. Tal vez no tanto en el sentido de dónde y cuánto invertir sino en el timming justo para levantar el teléfono y hacer tal o cual llamado propiciador. No sabemos, a ciencia cierta. Pero hasta la fundación de su nueva empresa, siempre se lo señaló como el hombre detrás del sillón.

No le fue mal a Báez con el Banco Santa Cruz. Cuando su amigo asumía la Gobernación de la provincia, él llegaba a Gerente adscripto del banco, justo cuando la institución era intervenida como paso previo a la privatización.

El Estado santacruceño, siempre atento a los vaivenes de sus gobernados, aportó 170 millones de pesos para cubrir los créditos otorgados a clientes incobrables que, se dijo, eran sempiternos merodeadores del poder político.

También le cupo a don Lázaro, como es habitual, cargar con la fuerte sospecha de haber sido el mayor impulsor de la escandalosa quiebra del Banco, saliendo indemne de la denuncia judicial que, finalmente, lo sobreseyó de culpa y cargo sobre el particular.

Poco después, don Lázaro se integra al directorio de la empresa Austral Construcciones S.A., como dijimos, una de las favoritas del Gobierno para adjudicar licitaciones de las cuantiosas obras públicas santacruceñas (en tres años se calcula una inversión de casi 3.500 millones de pesos en obras públicas).

No valdría hacer mucho caso, tampoco, a las denuncias que sobre un exitoso empresario como Báez, recaen desde distintos sectores. Se sabe que al que tiene éxito, se lo trata de aplastar. Al menos en la Argentina. Pero no por esto es sano eludir el caso que planteó el ARI de Lilita Carrió, a través de un informe en el que expresa que el súper ministro de Kirchner, Julio de Vido, ya le habría concedido, a Austral Construcciones S.A., proyectos por 5 millones de pesos y, asimismo, el Banco Santa Cruz, donde aún tiene algún predicamento don Lázaro, ayudado con un crédito de Un millón de pesos, a los que habría que sumarle otros Tres millones del Banco Macro, presidido éste último por el devenido kirchnerista Jorge Brito.

Por más que se diga, en los negocios lo que prima es la confianza. Y ésta es la que deberán tener los acreedores respecto de la solvencia de don Lázaro, en virtud de los grandes negocios que concreta con el Estado.

Pero, además, como es un hombre inquieto y visionario, Báez expande sus intereses económicos y comerciales hacia otros rubros que no la construcción mediante licitaciones públicas.

En efecto, obtuvo la representación, en exclusiva, de los neumáticos Firestone para toda la Patagonia. Asimismo, ya ofertó 40 millones de pesos para quedarse con una cadena de supermercados santacruceña. Y, según la especie circulante, estaría desembarcando en Comodoro Rivadavia -y no sólo en Mata Magallanes Oeste- mediante el asfaltado de 500 cuadras del ejido municipal, aunque compartiría el honor, delegando 150 cuadras a otra empresa reconocible en cuanto relaciones con el poder político de turno: Rigel SRL.

Como podrá apreciar el lector, es don Lázaro un hombre de ideas y buena agenda.

Por si fuera poco, la hermana de don Lázaro, Irene Báez está casada con el señor Diego Palleros (hijo, éste, del coronel que estuvo prófugo por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia). Diego es quien regentea otra de las empresas favorecidas por las licitaciones: Palma Construcciones.

Se nota, también, que don Lázaro aprende rápido y de buena fuente es su información. Así, como mencionamos, mantenía con Gotti S.A. estrechos lazos amicales y, obviamente, comerciales. Fue, Gotti S.A. la empresa más favorecida por el Estado durante la gobernación de Néstor Kirchner y todavía sigue figurando entre las primeras.

Según el informe de Carrió que mencionamos, el gobierno le adjudicó a Gotti S.A. 58 millones de pesos en obras. Uno de los herederos del fundador de la empresa, Sergio, figura, casualmente, como presidente de Austral Construcciones S.A., que como sabemos, es la constructora de don Lázaro. A tal punto existe complementariedad entre Gotti y Austral, que no hay cerco ni medianeras que las separen en el predio que comparten.

Una circunstancia que agrega cierta intriga a tanta fusión no declarada, es el hecho de que Gotti S.A. gana licitaciones a pesar de los siete pedidos de quiebra que pesan sobre ella, entre otras demandas de sus acreedores.

Para mantenerse, Gotti S.A. cedió sus derechos de cobro a Invernes S.A., un holding controlado por una inhallable compañía uruguaya Swindell. Así, Gotti factura pero no paga sus deudas. Parece ser que hasta Kirchner, como gobernador de entonces, pagó por adelantado y en efectivo para que la plata no fuera embargada por alguna denuncia judicial.

Quedaría por saber, entonces, dónde opera Invernes S.A. -que las malas lenguas traducen como apócope de Inversiones Nestor-. Hasta no hace mucho, Invernes S.A. tenía sus oficinas en el Pasaje Carabelas 241, en la Capital Federal. Exactamente el mismo domicilio que Austral Construcciones, la empresa de don Lázaro, como agobiamos repetir.

De modo que cuando usted, lector, vea en algún periódico, revista, diario o folleto, el nombre de Austral Construcciones S.A. o de Lázaro Báez, sabrá que está por enterarse de la buena marcha de una empresa y de un empresario que son locales, buena gente, amigos de los amigos.

Ahora, Austral Construcciones S.A. se hizo del paquete de Misahar Argentina S.A. y de Palusta S.A., ambas dos las empresas que conformaban la UTE con Petrominera S.A. -hasta el 16 de marzo de 2005- para la explotación, operación y administración de Mata Magallanes Oeste.

Seguramente la ideación creativa de don Lázaro habrá pergeñado el ardid mediante el cual aparece Misahar Epsur S.A. como una nueva empresa para integrarse a Petrominera S.E. en una nueva (o la misma, seamos claros) UTE para idéntico fin que la disuelta: Mata Magallanes Oeste.

No importarán las deudas impagas de Misahar Argentina S.A. -principalmente a los proveedores, en el orden de los 4,5 millones de pesos ya que la del Estado chubutense, probablemente se licúe por las hendijas leguleyas apropiadas y convenientes a los intereses particulares y no al patrimonio provincial-, ni importará que los integrantes de una y de otra sean, prácticamente los mismos. Incluso aunque no lo fueran.

También cabe recordar que don Lázaro opera Mata Magallanes Este, en territorio santacruceño y que, uniendo la Oeste con la anterior, obtendría la posibilidad de corte de crudo que la del sur no le brinda, entre otras minucias.

Algunos, como nunca faltan, se preguntan con no poca inquina que ¿Quién está, realmente, detrás de estas empresas constructoras que tantas licitaciones ganan y que tan buenas fusiones y mixturas realizan en pro de excelentes negocios, en territorio tan duro y sureño? Bueno, no podemos menos que avenirnos a lo que seguramente figurará en el Registro Público de Comercio en tanto integrantes de directorios y accionistas tenedores. Lo demás pasa por el imaginario popular y aunque en el 99 por ciento de los casos ha sido certero, nos negamos a suponer que en éste, particularmente, también lo sea.

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