viernes, 21 de diciembre de 2007

LOS NOMBRES DE LA VALIJA

EXCLUSIVO: EL CLAN DE LOS PANASTODAS LAS CONEXIONES ALREDEDOR DE LA MALETA
Por Carlos Machado
En las últimas horas se han precipitado de tal manera los acontecimientos en torno al caso de la maleta dolarizada de Guido Antonini Wilson y hemos accedido a un cúmulo tal de información, que apenas procesada la mayor parte de la misma ya encaramos esta nota, a riesgo de que cuando esté publicada nuevos acontecimientos e informaciones la hayan vuelto poco menos que obsoleta. Ya resultaría redundante ocuparnos de la vergonzosa forma de salir al paso de la investigación encarada por la Justicia estadounidense -la más independiente e incorruptible del mundo- por parte de la flamante presidenta argentina y sus habituales voceros, los ministros Fernández (Alberto y Aníbal), quienes prefirieron optar por el recurso habitual de los que se saben culpables e imitaron en ese sentido al "hermano bolivariano", Hugo Chávez, lanzando histéricos graznidos referidos a una "conspiración del Imperio" en su contra. A Cristina Fernández de Kirchner le respondió muy duramente el ex subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Roger Noriega -casualmente ambos estuvieron reunidos compartiendo sonrisas cuando el matrimonio Kirchner concurrió a la última Asamblea de las Naciones Unidas-, quien en una columna en el diario La Nación del domingo 16 de diciembre se refirió precisamente a la extemporánea reacción presidencial ante la imputación de que el dinero portado por Antonini Wilson estaba destinado a la campaña del oficialismo. A continuación reproducimos los párrafos más salientes: "Por supuesto que la presidenta Kirchner inmediatamente emitió una respuesta enojada contra tal acusación. Fue una respuesta predecible. Lo que es bastante inusual es que, en vez de meramente negar la acusación, la presidenta Kirchner impugnó ferozmente las motivaciones de los investigadores estadounidenses, sosteniendo que la querella penal buscaba 'cubrir de basura' su presidencia ('operaciones basura'). Y rechazó las 'presiones' para que terminara su amistad con el incendiario antiestadounidense Hugo Chávez. "Uno podría haber pensado que la líder electa para defender el imperio de la ley en su país hubiera jurado llegar al fondo del escándalo, aunque más no fuera para limpiar su nombre. Al fin de cuentas, ¿no es posible que una contribución ilícita fuera ofrecida por Chávez o solicitada por un funcionario de la campaña de Kirchner sin su consentimiento? "¿No debiera sentir más curiosidad la nueva presidenta de por qué no hubo investigación por las autoridades argentinas del incidente del 4 de agosto en el que agentes aduaneros argentinos descubrieron a Guido Alejandro Antonini Wilson llegando al aeroparque Jorge Newbery, en Buenos Aires, trayendo U$S 800.000 no declarados? ¿Es tan común que los extranjeros lleguen a la Argentina con U$S 800.000 y huyan del país cuando se descubre el dinero, como para que este incidente no generara sospechas? "El hecho de que el fiscal del Distrito Sur de Florida basó su caso en una cuestión técnica -que los cinco individuos acusados trabajaban para el gobierno venezolano sin registrarse como 'agentes extranjeros'- demuestra que las autoridades de Estados Unidos tuvieron que armar el caso sin la plena cooperación de las autoridades argentinas. La idea presentada por algunos altos funcionarios de Kirchner de que ésta es una 'operación de inteligencia' sugiere una falta de conocimiento preocupante de la independencia de los organismos encargados de aplicar la ley y del sistema judicial. "Uno pensaría que las autoridades argentinas tendrían alguna curiosidad acerca de un aparente crimen cometido en su territorio, o que las autoridades argentinas querrían saber si sus amigos en Caracas son responsables de un plan para amenazar los hijos inocentes de un individuo para encubrir un crimen. En vez de eso, la presidenta y sus ministros instantáneamente defienden a Hugo Chávez y rechazan las acusaciones como si ya supieran más que todos nosotros". Como puede apreciarse, conceptos contundentes que además nos hacen avergonzarnos ante la carencia absoluta de diplomacia y el "irrespeto" hacia las buenas costumbres que deben regir en todas las relaciones internacionales, y no sólo en las que se mantienen con la alicaída "revolución bolivariana" que con tanto empeño pretende exportar desde Venezuela el presidente Chávez. Dejando de lado este nuevo papelón internacional de la Argentina -por obra y gracia de sus gobernantes- pasaremos a revelar detalles del fabuloso entramado de conexiones que rodea a muchos personajes estrechamente ligados al gobierno venezolano y al tema del delivery de dólares que salen a chorros desde la tierra de Bolívar hacia el resto del continente americano.Amigos son los amigos Para ayudar un poco al gobierno venezolano a recuperar su memoria respecto de los empresarios arrestados por el FBI en Miami -acusados de coaccionar y amenazar a Guido Antonini Wilson para que no abra la boca sobre el origen y destino de la famosa maleta de los 800.000 dólares-, ya que diversos voceros aseguraban no conocerlos (como también habían afirmado en su momento desconocer a Antonini Wilson), aunque luego cambiaron el concepto por el de "son empresarios que no tienen relación con el gobierno", gastaremos a continuación varios párrafos en refrescarle a Hugo Chávez y su numerosa cuadrilla algunos datos sobre los venezolanos detenidos. Creemos que así podrán los chavistas recordar que estos buenos muchachos forman parte efectivamente del empresariado venezolano asociado en varios negocios compartidos con diversos funcionarios bolivarianos. No nos ocuparemos aquí de banalidades publicadas en la "gran prensa" argentina, como la amistad desde la infancia que profesan Antonini y los ahora presos Carlos Kaufmann y Franklin Durán o su gusto por los automóviles caros y por participar en carreras con ellos. Suficientemente tendenciosos además fueron los artículos en los que el diario "Clarín" -siempre listo a defender al gobierno kirchnerista disimulando o desinformando- hizo hincapié en reiteradas oportunidades en la "traición" de Antonini a sus amigos de la infancia, al hacerlos caer en la trampa de las grabaciones que condujeron a su arresto. Conceptos que el "gran diario argentino" parecía colocar oportunamente para darle fuerza a la delirante teoría del kirchnerismo de que Antonini es un "agente de la CIA". Reflejaremos, en cambio, detalles que consideramos más interesantes para la consideración del público lector. Kaufmann y Durán no son conocidos en Venezuela sólo por sus lazos de amistad y su afición por el dinero, la participación en carreras de autos y las aventuras. Ambos son directores de Industrias Venoco, cuyo rubro principal son los productos petroquímicos, aditivos y aceites y grasas lubricantes. Por lo tanto, la empresa mantiene una estrecha relación con la petrolera estatal venezolana Petróleos de Venezuela S.A., conocida por sus siglas: PDVSA. Es decir, con la principal espada -y prácticamente la única- de la economía del país, la cual ha sido dirigida en los últimos nueve años por personeros de la más absoluta confianza del presidente Chávez. Mientras Durán proviene de un origen humilde, Kaufmann creció en una familia de clase alta, pero ambos son considerados empresarios lo suficientemente astutos como para haber sacado un gran provecho a sus relaciones con el gobierno y con el sector privado de Venezuela. Además de su sociedad en Industrias Venoco, ambos participan por su cuenta en otras empresas. Durán es propietario, junto a su hermano Pedro, de la firma Ruibal y Durán, que en el año 2002 se convirtió en la proveedora oficial de equipamiento policial y antimotines del gobierno venezolano, además de importar armas. Un rubro llamativo para una empresa que inicialmente se había inscripto como "constructora". Los equipos son importados de Europa y Estados Unidos con el consenso oficial de una licencia otorgada por la Dirección de Armamento de las Fuerzas Armadas (DARFA) de la República Bolivariana de Venezuela, y por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, siendo éste el país de origen de todos los equipos manufacturados por la firma Armor Holding Inc., con sede en Miami y de la que casualmente formaba parte Antonini Wilson. Es que este obeso maletero -que no es un muchacho inocente aunque ahora se haya prestado a colaborar con la Justicia norteamericana, bien que "en defensa propia"- además de conocer de petróleo, construcción de viviendas económicas y mensajería y transporte de valijas dolarizadas, también sabe del negocio de la compra y venta de armas. Lo demostró al constituir una empresa venezolana denominada Defensa y Tecnología, destinada precisamente a ese rubro: la compra y venta de armamento. El primer negocio armamentista de Ruibal y Durán ya comenzó con irregularidades. A través de esta firma, el gobernador del estado venezolano de Cojedes, Johnny Yáñez Rangel -quien se mantiene en ese cargo desde hace ocho años-, solicitó la importación desde Israel de 115 subametralladoras Uzi. Dado su alto poder de fuego, su ingreso debió ser certificado por la Dirección de Seguridad y Defensa de Cojedes. Según los documentos enviados a Israel, Cojedes solicitó 115 subametralladoras y son las que se envían a Venezuela según la guía aérea sellada en Tel Aviv. Sin embargo, aquí sólo se declaran 60, estampando una aclaratoria en la factura. Las irregularidades continuaron. Según los agentes aduaneros israelíes efectivamente se embarcaron 115 subametralladoras con un peso de 412 kilos. Ese mismo peso se reflejó en todas las guías aéreas que se redactaron en Caracas, desde el día que la mercancía llegó -el 14 de febrero de 2002- y durante todo el tiempo que permaneció dentro de la aduana del aeropuerto de Maiquetía. Sin embargo el armamento es trasladado a un almacén in-bond, que se supone funciona como un apéndice de la Aduana. Ya de por sí eso constituye una violación al artículo 80 de la ley de Aduanas, pues ese tipo de mercancía, de alto riesgo, no debe trasladarse sin control previo. Lo peor no es ese traslado irregular sino que al salir, el SENIAT (Servicio nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria) expide una guía de traslado que especifica que la mercancía pesa 412 kilos (los mismos que partieron de Tel Aviv) y al llegar al almacén número 16 ubicado en el barrio Montesano, cerca de Maiquetía y perteneciente a la empresa América Pak Services, el peso se redujo a 275 kilos. La historia de las subametralladoras importadas por Ruibal y Durán continúa con otro hecho insólito. En marzo descubren que el armamento está siendo robado por "delincuentes comunes". Al almacén supuestamente habían entrado sólo 85 de las 115 subametralladoras provenientes de Israel, y el "hampa" se había llevado algunas. En definitiva, en total, entre los robos y el raro adelgazamiento de la mercancía, desaparecieron 38 subametralladoras. Pero Ruibal y Durán vuelve a aparecer poco después en otro insólito caso, esta vez con pistolas que también desaparecen y terminan parcialmente en manos de supuestos ladrones comunes después de ser trasladadas, a pesar de la oposición de la aduana, al mismo almacén in bond del barrio Montesano. El 26 de julio de 2002 ingresaron al país 1.200 pistolas semiautomáticas croatas, calibre 9 mm y capaces de disparar ráfagas de 19 tiros seguidos. El comprador es el mismo gobierno de Cojedes, y el intermediario Ruibal y Durán. Las pistolas, que debían ser trasladadas directamente a Cojedes por tratarse de una compra gubernamental de armas de guerra, se llevaron al almacén de Montesano. Eran 60 bultos. Al día siguiente, la gobernación retira 30 bultos. Durante los cinco meses siguientes comienza la desaparición del resto en cuentagotas: el 2 de agosto se llevan tres cajas; el 29 de ese mismo mes, tres más; el 30 de septiembre, siete, y el 11 de diciembre, dos. Los quince bultos restantes fueron víctimas de un supuesto grupo de delincuentes que se llevó 13 cajas. Las dos últimas cajas quedaron tiradas dentro del almacén y fueron retiradas, una semana más tarde, por Pedro Durán, el hermano del hoy presidiario Franklin. En una tercera operación comercial, Armor Holding Inc. volvió a vender a la gobernación de Cojedes, con intermediación de Ruibal & Durán, 10.000 unidades de gases lacrimógenos, que partieron desde Miami en febrero de 2003, con permiso escrito del Departamento de Estado para Asuntos Militares. Aparentemente, a esta mercadería no la robó nadie. A pesar de los pedidos de investigación de Pedro Castillo, entonces diputado del estado Vargas, y de Manuel Carpio, coronel retirado de la Guardia Nacional y ex director de Investigaciones Penales, la Fiscalía actuante sólo realizó en marzo del 2002 una inspección ocular en el almacén que recibió el armamento, y eso fue todo. Allí quedaron las investigaciones. Obviamente jamás se supo del destino de las armas que se esfumaron. ¿Dónde fueron a parar?, ¿a las FARC?, ¿a los narcotraficantes?, ¿a las "milicias populares" de Chávez?, ¿a negocios privados? ¿Delincuencia común? Uhm... difícil. Cabe señalar que quien había autorizado a los hermanos Durán a importar esas armas fue el entonces Director de Armamentos de las Fueras Armadas -y ex comandante de las "milicias bolivarianas"-, el general Gustavo Rangel Briceño, actualmente ministro de Defensa de la República Bolivariana de Venezuela. Primer recordatorio, entonces, para el presidente Hugo Chávez y todos los funcionarios que afirman que los empresarios detenidos en Miami "no tienen ninguna relación con el gobierno". Respecto de Franklin Durán, o si lo prefieren con su nombre completo, Franklin Deivis Durán Guerrero, es ampliamente conocido en los círculos gubernamentales de Venezuela por ser su empresa Ruibal y Durán proveedora oficial del gobierno de equipos policiales y antimotines, además de haber importado armas para el estado Cojedes, gobernado desde hace seis años por Johnny Yáñez Rangel (de quien, dicho sea de paso, nos ocuparemos más adelante), y haber sido autorizado para ingresar las armas al país por el general Gustavo Rangel Briceño, el actual ministro de Defensa. Además, aunque el gobierno de Chávez persista en su mala memoria o en sus olvidos, "Frankie", como lo llaman sus amigos más cercanos como Carlos Kaufmann y Guido Antonini Wilson, es un empresario bastante público. Incluso en Miami, donde se asientan la mayor parte de sus empresas. Una ciudad que en estos días está haciendo de "Frankie" un hombre mucho más público aún, a pesar suyo y del gobierno chavista.

No hay comentarios: