domingo, 16 de diciembre de 2007

SECESIÓN EN BOLIVIA - EFECTO EN ARGENTINA

Peligros que plantea para la Argentina la amenaza de secesión en Bolivia

La geografía de Europa se viene reciclando cada dos o tres décadas. En las últimas Irlanda se ha convertido en país totalmente independiente, ha aparecido como país Ucrania, Checoslovaquia se ha dividido en dos países y Yugoeslavia en todavía no sabemos cuantos estados independientes.
Rusia se ha escindido en una serie de repúblicas independientes, Asia se ha independizado de diversos imperios, en América del Norte Estados Unidos ha incorporado a Hawai y aparentemente a una serie de islas que van desde las Aleutianas a Samoa. Africa ha dado a luz una veintena de estados independientes y el Medio Oriente otros tantos.
A diferencia de los restantes continentes América del Sud mantiene sin mayores variantes su geografía política desde hace más de cien años. El único cambio significativo ha sido la independencia otorgada a la Guiana inglesa, convertida ahora en la República de Guyana.
Una escisión en Bolivia rompería la comodidad de tener fronteras estables en todo el continente. Brasil por lo pronto no tiene más remedio que defender las provincias que le proveen gas y petróleo si fueran amenazadas militarmente por sus contrincantes, con lo cual automáticamente se internacionaliza el conflicto interno y previsiblemente se acoplan a la lid Venezuela y Ecuador en el platillo de la balanza contrario.
Una oleada de refugiados inundará Salta y Jujuy para los cuales nuestro país no tiene solución, como su diplomacia no ha tenido iniciativa ni intervención para atemperar los ánimos en una situación que de estallar amenaza la existencia misma de nuestro país.
La Argentina perdió las provincias del Alto Perú – hoy bolivianas – Paraguay, Uruguay y buena parte de las Misiones cuando quedó sin ejército nacional en las décadas de guerras civiles.
El Ejército Nacional, refundado para hacer frente a la Guerra del Paraguay, pudo afirmar la soberanía sobre la Patagonia Oriental gracias a que Chile estaba enfrascado en su guerra con Perú y Bolivia, pero recién fue respetado cuando se profesionalizó después del año 80 con la fundación del Colegio Militar, la adopción de una estructura interna moderna, la imposición de la disciplina de los tiempos de San Martín y Belgrano que se había perdido en las guerras civiles, la expulsión de la política de sus cuadros y la compra de armamento moderno.
Para mantener la integridad del país esto fue acompañado pòr la creación de una Armada Nacional de primer orden y – sobretodo – por el tendido de una red ferroviaria que permitía poner un regimiento en cualquiera de las fronteras en diez o doce horas. La red también permitía poner en el mismo plazo un regimiento en cualquier capital de provincia, con lo cual se acabaron las revoluciones provinciales.
La red ferroviaria argentina no es – era a esta altura – un invento del imperialismo inglés para succionar nuestra riqueza y llevarla al puerto como ha descripto Scalabnribi Ortiz – sino un tendido que obedeció a las estrictas necesidades militares del país que buscaba retener lo que quedaba de su integridad territorial. Los últimos tendidos fueron Puerto Madryn hacia la frontera, que llegó hasta el medio del desierto patagónico cuando fue suspendido al alcanzarse los tratados de paz con Chile en 1902 y la línea de Formosa tendida paralela al Pilcomayo hasta Bolivia en la década del ’20, cuando el rearme boliviano despertó temores dada la cartografía incierta y el curso cambiante del río. Con la logística argentina asegurada por el ferrocarril, Bolivia dirigió su ánimo expansionista hacia Paraguay iniciando la Guerra del Chaco.
Si en Bolivia se rompe la intangibilidad geográfica del continente, la oleada se hará sentir. Por lo pronto así como a nosotros nos enseñaron desde chiquitos que las Malvinas son argentinas, a los chilenos se les ha enseñado que toda la Patagonia es chilena.. Con una numerosa colonia chilena en la zona, la tentación de movilizarla en pos de su idea es irresistible para un Estado Mayor – no importa quien sea el Presidente, como ya ocurrió cuando el Gral Ibáñez del Campo presidía Chile e hizo un amago serio, descubierto a tiempo por la incipiente aviación militar. Tampoco olvida el Estado Mayor chileno la invasión de su territorio planeada en tiempos de Videla, felizmente evitada con la mediación de Juan Pablo II.
Una situación similar enfrentamos en Chaco y Formosa, territorios que todo paraguayo considera les pertenece, en los cuales tienen una fuerte presencia y sobre los cuales una corriente política del nacionalismo paraguayo podría pedir la retroversión de tierras “robadas”. El Gral Oviedo será el próximo Presidente del Paraguay. Es un militar de agallas – fue el hombre que derrocó a Stroesner en su momento utilizando los 30 tanques Leopard que había traído de Alemania. La Argentina no tiene nada para hacer frente a los 30 Leopard, que, a menos que se queden sin nafta, llegan a Buenos Aires en una semana.
Con nuestra defensa comprometida por amenazas sobre nuestras fronteras, Londres no va a perder tiempo en proclamar la independencia de las "Falklands", que será prontamente reconocida no solo por los paìses europeos sino también por todos nuestros vecinos ya que Uruguay todavía estará cargando con el resentimiento por Bosnia y Brasil no va a permanecer afuera del reparto cuando se está carneando a la Argentina y cada uno se lleva la presa que más le interesa
Las tratativas para la separación de la Mesopotamia arrancan con Paz y Lavalle, siguieron con Urquiza y màs modernamente tuvieron su expresión en la década del ’30, cuando Flores da Cunha, Gobernador de Río Grande do Sul amagó a la reconstrucció n de la República Gaucha que guerreó durante varios años con el gobierno central en tiempos del Imperio. Tenía su contrapartida en las revoluciones radicales que por la época estallaron en Corrientes y Entre Ríos.
En resumen estamos en vísperas del momento más crítico de nuestra historia, al borde de la disolución nacional y sin Ejército, sin Armada, sin Aviación militar ni civil, sin ferrocarriles y – sobretodo – sin Patriotismo para enfrentar la coyuntura
Roberto Roth

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