El atril móvil de la Casa Rosada
“Columnista estrella”
Los diarios deben ser cuidadosos de la libertad responsable y desconfiados de la propaganda oficialista. Los motivos sobran.
Por Nélida Rebollo de Montes
En el prestigioso diario “La Nación” he leído el jueves 30 de octubre del corriente año, página 8, que la Sra. Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ha clausurado en la Casa Rosada sus discursos, por iniciativa propia. Agrega la información que la comunicación oficial ha encontrado otra arista para llevar la palabra presidencial a todos lados y que las páginas de los diarios se convirtieron en la mejor opción.
No se trata de conceder entrevista a los periodistas, a los que no es afecta, sino que la Presidenta ha elegido una nueva modalidad para comunicarse que consiste en publicar columnas de opinión en periódicos de lugares que visita. Pero también dice la información, que firma Mariana Verón de Diario La Nación, que los artículos que llevan la firma de la Presidenta, son automáticamente reproducidos por el resto de los medios. En esta forma “en cada provincia o ciudad del interior de nuestro país, a la que viaje la Jefa de Estado le seguirá de su puño y letra una columna escrita”. En la Casa Rosada “prometen que la modalidad seguirá a menudo”.
El vocero presidencial, Miguel Núñez promueve con euforia esta iniciativa y se comenta en su área que él es uno de los colaboradores de Cristina Fernández de Kirchner acercándole datos para que “se explaye la Presidenta en sus escritos en las páginas de los diarios”. Afirma la información que “La idea de convertir a la Presidenta en una “columnista estrella” ha surgido como parte de los cambios en la comunicación, instrumentados a partir del conflicto con el campo, que le costó a la Jefa de Estado una estrepitosa caída en la imagen presidencial”.
Debemos reconocer que la actividad periodística es una profesión en la cual los prejuicios y el fanatismo son fatales para sus más altas aspiraciones. En realidad es una profesión dedicada, entre otras cosas, a exponer el fraude, la incompetencia en la conducción de los asuntos públicos. De ahí que las columnas periodísticas no puedan ser influidas por un espíritu estrecho y partidista. Tiene que ser justa y equitativa frente a quienes sostienen opiniones contrarias.
También es importante recordar que en estos tiempos en que se encaran problemas muy contradictorios, es esencial para la figura presidencial no hablar en exceso ni tampoco escribir en exceso. La demasía de texto debilita la coherencia de la crónica y de la opinión, aumentando el peligro de que el mensaje aparezca a favor de un sector o de otro. Para esto se requiere destreza y habilidad periodística para producir una versión moderada y objetiva de la opinión que se quiere dar. Precisamente la maestría del periodista es ser y demostrar que es auténticamente democrático y que está cada vez más dedicado a la causa del pueblo. Para ello expone todo fraude o vergüenza; combate los males o abusos públicos luchando con ese bagaje por y para el pueblo con la más pura sensibilidad.
En el ejercicio del comentario los periodistas utilizan una gran dosis de calidad en la expresión de la palabra, fundamentada en una correcta información matizada culturalmente.
En cuanto a los colaboradores de la Jefa de Estado, Cristina de Kirchner, el vocero presidencial es uno de ellos, encargado de pasarle datos para sus escritos. Hay que reconocer que el periodista debe observar la mayor rigurosidad objetiva. Todo lo que afirma debe ser verificado puesto que su responsabilidad lo lleva al entendimiento de que no todas las fuentes de información son suficientemente seguras. Además, el periodista debe poseer, aunque más no sea, criterios básicos sobre selección de noticias y conservar el equilibrio a pesar de la presión constante por parte de diversos grupos de interés.
¿Habrá seguridad que los colaboradores presidenciales con datos que recibirá la Presidenta para escribir sus columnas, no la equivocarán como ha sucedido en infinidades de veces en la toma de decisiones por la destinataria? Hay que considerar con reserva las redes de “dateros” como así también sus observaciones personales de bajo contenido.
El optimismo del vocero presidencial cuando manifiesta que la Presidenta ha elegido la modalidad de publicar artículos de opinión en diarios de los lugares que visita y que los artículos que llevan su firma son automáticamente reproducidos por el resto de los medios, nos sugiere que la finalidad de los diarios independientes se basa en atraer a sus columnas a las personas de mentalidad accesible que creen en la libertad de opinión y en la libertad de acción al amparo de lo que establece la Constitución, pues ésta como Ley Fundamental constituye la salvaguardia de todas nuestras libertades. Esa elección la concretan los diarios independientes, pronunciándose en contra de los que tratan de arrastrar al país hacia el estatismo y el totalitarismo. No debe olvidarse que la responsabilidad de quien dirige un diario independiente no otorga derechos ni privilegios a la dictadura intelectual ya que el legado que debe administrar el diario independiente lo hace en beneficio público.
Las libertades otorgadas a la prensa por nuestra Constitución no son un privilegio personal de ningún director de medios. Sólo la concede el derecho de asegurar a los lectores el máximo acceso posible a la verdad y a la mayor divergencia posible de puntos de vista. Sobre la base de ese entendimiento en la opinión pueden formarse juicios acertados que vigoricen la democracia y que ésta ayude a los lectores a pensar con inteligencia por cuenta propia y no que otros piensen por ellos.
Los diarios o periódicos se constituyen así en el mejor aliado para la práctica democrática. De ahí la obligación de presentar con exactitud, honestidad y sinceridad los hechos que forman la opinión pública.
Los intereses de los políticos no pueden estar en igual plano que los intereses del pueblo todo. Los diarios con esta rectitud seguirían siendo el veneno de los demagogos y de los mentirosos. No hay que permitir que ninguna fuerza, que ninguna intención amordace la libertad de los diarios porque si esto se permite se terminará también la libertad de cada uno de nosotros.
Los diarios deben ser cuidadosos de la libertad responsable y desconfiados de la propaganda oficialista. Los motivos sobran.
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domingo, 2 de noviembre de 2008
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