jueves, 19 de marzo de 2009

BASURAS Y PERVERSOS


La perversión de los Kirchner no encuentra límitesCon toda la expectativa puesta en una llamativa conferencia para hacer anuncios de importancia ante la crisis que nos afecta por negligencia e impericia del gobierno K y por los primeros coqueteos con la crisis global, la presidenta de una parte de los argentinos, anunció uno de los actos más perversos que alguien en su sano juicio puede llegar a hacer para seguir enfrentando hermanos contra hermanos: Los fondos de las retenciones a la soja serán coparticipables. Se creará un Fondo Federal Solidario

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). La comunicación no sólo se hace a través de las palabras, sino también a través de los gestos, de los rostros de los concurrentes receptores del mensaje y de los gestos de estos.

Como si fuera una película de las más crueles y malvadas, la realidad en la quina de Olivos, hoy jueves 19 de marzo, superó cualquier ficción posible.

Todo el escenario montado para clavarle otra puñalada al campo y tratar de provocar una venganza más sobre quienes le han aportado al país gran parte de los beneficios con que los Kirchner hoy son gobiernos, resultó macabro.

Solo una mente enferma, como la de Néstor Kirchner, puede pergeñar semejantes pasos como los que están dando los Kirchner, en los últimos días, coronado por este anuncio hecho en el medio de un país que está sumergido en un caos sin precedentes.

Con el campo en las rutas, herido de muerte, no sólo se mantienen las retenciones a la soja sino que se hacen coparticipables con las provincias y los municipios.

¿Qué van a coparticipar si el campo no va a vender la soja que tiene guardada?

Pues bien, el campo que viene de una lucha que lo ha despedazado ahora se convierte ante los ojos de los habitantes del interior del país, según lo pretendido por los K, en los artífices de la postración de las economías regionales, cuando los que han empujado a estas a centímetros de la indulgencia son los incapaces, resentidos y vengativos K.

Los Kirchner, en el enfrentamiento eterno con el campo, quieren poner de su lado a los gobernadores e intendentes, para restarle de esa forma apoyo a la gente de campo y, que continúe la diáspora que ya comenzó de justicialistas a la oposición.

Siempre hay de por medio una trampa electoral. Siempre un acto más en contra de la democracia.

La reforma constitucional de 1994 prohíbe los decretos de necesidad y rugencia para cambiar el destino de fondos producto de la recaudación impositiva. Esto a la presidente y a su marido no le importa.

Hay otra parte de la historia macabra presentada por la presidente hoy, los dineros que se girarán al interior no terminarán siendo utilizados por los gobernadores para comprar votos para las elecciones de junio/octubre. La enefermedad del matrimonio presidencial por el poder tampoco encuentra límites.

¿Merece la Argentina estar viviendo esto? NO.

¿Merecen los argentinos semejante crueldad, perversión, odio? NO.

El campo puede sembrar muchas cosas que pueden alimentar muchas bocas en el mundo y en nuestro país.

El campo siempre ha sido el que nos sacó a los argentinos de las más difíciles circunstancias.

Los Kirchner, a diferencia del campo, no pueden sembrar otra cosa que maldad.

Los Kirchner no pueden llevar al país a un abismo mayor al que lo han colocado, aunque lamentablemente, los Kirchner, siempre guardan una ración adicional de veneno.

La mente de los perversos no funciona como la suya.

Son mentes enfermas que generan enfermedades. Las enfermedades son las que hacen que los argentinos pierdan el sentido de la realidad de las cosas.

Cuando se pierde ese sentido, uno llega a no entender qué sucede. Llega a dudar de quién es la razón. Esa es la locura.

Una persona amiga, visitador médico, que tenía que ir con asiduidad a los dos hospitales neurosiquiátricos, el Borda y el Moyano, entraba y siempre era saludado por los enfermos no peligrosos, esos que pueden andar sueltos.

Un hombre, loco, pero bueno, siempre le decía: “Hola, buenos días, quiere que le lave el auto”.

Mi amigo, le agradecía pero lo rechazaba porque sabía que estaba loco.

Hasta que un día, cayó en la trampa y le dijo: “Bueno, lavalo”.

Cuando regresó, después de haber visitado a los médicos, y fue por su auto, quien se lo había lavado, le dijo "¿Vio que brilloso que quedó?"

Mi amigo miró el auto y, el lavador se lo había lavado raspando la pintura con un ladrillo.

¿De quién es la culpa? De mi amigo, él se olvidó que el que le estaba comunicando el ofrecimiento de lavarle el auto, era loco.

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