viernes, 26 de junio de 2009

GRAN CUÑADO


Editorial | 25/6

Por qué echarle culpas a "Gran Cuñado" si la realidad política supera con creces cualquier ficción


Ríos de tinta se han escrito y cientos de miles de palabras se han dicho para valorar la supuesta importancia del programa televisivo de Marcelo Tinelli en que diversos clones de los principales políticos argentinos compiten con los verdaderos por parecer graciosos. Hasta un ex presidente uruguayo, que asimismo se desenvuelve como abogado y periodista, consideró necesario meter baza en el asunto y escribir en el diario español EL PAÍS, del que parece ser una especie de abonado, una nota que titula "La comedia en el poder" y desde donde realiza diversos comentarios acerca de la realidad argentina y los argentinos con una pretendida pátina de intelectualidad que, de ser ciudadano de aquí y no de allá, sería el perfecto entusiasta del "voto inteligente" que dijo Daniel Filmus lo apoyó en las urnas en su momento.

El mortal común piensa que un ex mandatario de un país tan importante como Uruguay debe encontrarse sumergido en la búsqueda de soluciones para los grandes problemas que aquejan a la humanidad. Pero no, porque él también mira "Gran Cuñado" del que afirma: "en el 2001, fue fundamental en la caída del presidente De la Rúa"; se pregunta "hasta dónde pueden corroerse las instituciones con la ridiculización, cuál es el punto en que la sátira termina minando la confianza ciudadana o desviando el juicio sereno de un votante hacia anécdotas y estereotipos necesariamente farsescos", y después de pretender hacer una Waldorf citando a Borges, Bioy Casares, la triple A (¿la guerrilla, no?), los piqueteros, Bocca, Les Luthiers, la vieja Grecia, la sofisticada República Romana, el homo videns de Sartori y Jefferson, desde su "progresismo" típicamente rioplatense, apenas logra una simple criolla con exceso de cebolla y vinagre al referirse al "grisáceo televidente común, ese ser anónimo que en ese instante mágico de votar se siente protagonista".

El ex presidente extranjero, tan ocupado en cuestiones que nos atañen, cree que en estas tierras basta un programa emitido desde un estudio de televisión para derrocar un gobierno, corroer las instituciones, minar la confianza ciudadana y desviar el juicio del votante, ése al que califica de "grisáceo televidente común". Ningún "intelectual" argentino podría haber puntualizado mejor los disparates de todo tenor que ha precipitado "Gran Cuñado"´y las elecciones argentinas. Precisamente EL PAÍS tituló en tapa a primera hora de hoy "El gran rival de Kirchner", un artículo escrito por Soledad Gallego-Díaz con un copete que dice "Narváez amenaza con derrotar a Néstor Kirchner en las elecciones de Buenos Aires" y que lleva la foto de. Mauricio Macri. Entonces. ¿cómo negar que la realidad supera con creces la ficción?

Por ejemplo, la semana pasada los diputados de esta ciudad (en todo el mundo se los conoce como concejales o ediles) decretaron Huésped de Honor del municipio a un bufo italiano, y al otro día cedieron las instalaciones de la Casa del Pueblo para velar a un "trasgresor" que se desempeñaba, copiando malamente el decir de la señora Moria Casán, en el jet set de cabotaje de la colonia "artística", reducto si lo hay, del más rancio progresismo chatarra. Por esas mismas horas había fallecido el conocido y reconocido director de TV y cine Alejandro Doria, del que sí puede afirmarse que era un artista y sin embargo ni su memoria ni su trayectoria fue objeto de respeto en la Legislatura.

Los señores y señoras que integran esa respetable institución deberían estar más ocupados en controlar el presupuesto comunal y los tiempos de su ejecución que en fanfarrias inconducentes, y no en convertir la casa comunal en una sala de velatorios apta para unos cuerpos y negada para otros. Podrían quizás, permitirse que cualquier contribuyente pueda ser hospedado en ella por unas horas cuando ha pasado a mejor vida. Esa sería una sana práctica democrática, igualitaria y antidiscriminatoria, que es lo que se usa ahora.

Pese a todo, lo bueno del programa televisivo que analizan los que afirman saber, es que los clones están tan bien hechos que podría darse el caso que uno de ellos reemplazara al original sin que nos demos cuenta, y que las cosas, de ahí en más, comenzaran a funcionar mejor. Ese sería el único caso en que la ficción podría superar la realidad. Pero como se sabe, una golondrina no suele hacer verano.

Mientras, se esperaba que por historia, el oficialismo festejara el 20 de junio, no por el robo de cinco días a Manuel Belgrano al que nos referimos en la entrega anterior, sino por aquel otro 20 del mismo mes, pero de 1973 en Ezeiza, donde el enfrentamiento entre guerrilleros y sindicalistas se cobró más de cuatrocientos muertos. Ni unos ni otros festejaron, quizás porque ahora se encuentran muy atareados en otras clases de disputas más productivas. Igualmente llamó la atención que los canales oficiales, tan proclives a conmemorar los levantamientos guerrilleros y obreros locales, y las insurrecciones castristas, republicanas, sandinistas, indigenistas y de cuanto grupo armado marxista se haya producido en el mundo hayan guardado silencio.

Pero la realidad y no la ficción señala que en todo el país y por ley, dentro de tres días se disputará la gran interna peronista a la que obligatoriamente todo mayor de dieciocho años y menor de setenta es convocado por ley. Y a no faltar porque la democracia es la que sufre y nadie la quiere hacer llorar, menos por parte de aquellos que no se cansan de venderle pañuelos. En todo el país y en especial en la Reina que se venía con todo de Grosso, en la capital sureña del imperio bolivariano-chavista, en la sucursal del empresariado pingüino kirchnerista, en la sede cosmopolita de los derechos humanos para algunos y en su arrabal mistongo, el Gran Buenos Aires, las campañas son de ficción, ¿o reales? ¿Cuál supera a cuál?

En tiempo de descuento apareció Solanas con su verso estatizador superador al de los Kirchner, armadito, planchadito y empaquetado para regalo con moño de color y todo. Les propone a los votantes de la Capital Federal el control estatal absoluto de la minería y el petróleo. Es como si a los electores de Tierra del Fuego les hablara de los subterráneos. Macri se acuerda algo tarde y sale a querer privatizar Aerolíneas y les deja servido en bandeja el pastel a los dos Presidentes en ejercicio que se atragantan con tanta comida. Michetti no habla de nada pero no sabe cómo hacer para remontar la pérdida de más de un millón de votos que perdió su fuerza en la última elección del 30 de octubre de 2007 cuando obtuvo el 13,44% de los sufragios. Y De Ángelis, hablador de más por naturaleza y que aún no se percató que su misión en el mundo político ya feneció, es otro de los que continúa en la tarea de escribirle el libreto al Gobierno.

Este es un momento de confusión general. Francisco de Narváez, supuesto rival de Néstor Kirchner en la provincia de Buenos aires, hombre sindicado como de derechas, con holgada fortuna privada y socio de Macri, acaba de manifestar que YPF, Edenor, Edesur y Metrogas deben volver a la órbita estatal (¿y las telefónicas?): ahora sí que estamos todos. Hay lugares de los que no se vuelve. Estatista estatizador, ¿quién estatizará más rápido y mejor?

Con opositores así, el Gobierno se mueve como pez en el agua porque acaba de anunciar que el pueblo argentino tendrá su propia leche debido a que "ayudará" con algunos millones a La Serenísima. Antes fue Chávez con Sancor. Es el resultado de la espectacular política económica que implementa uno de los dos Presidentes y que hace cumplir Guillermo Moreno. El "modelo" nacional y popular hizo que en el país de las ubres más grandes del planeta quebraran sus dos principales usinas lácteas. Y ahora, los mismos que las hundieron van en su rescate, con dinero de los contribuyentes, por supuesto. Con una realidad tan graciosa, ¿quién puede perder tiempo en ocuparse de la ficción?
SALINAS BOHIL

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