domingo, 27 de junio de 2010

LE ENTRAN LAS MOSCAS


Acertado análisis de la realidad pólitica.
Por el Dr. Alfredo Raúl Weinstabl

Decían los antiguos griegos que el lenguaje era el reflejo del alma. Es a través del lenguaje un individuo transmite sus emociones, sentimientos, sus pasiones, ideas y pensamientos. Por lo tanto podríamos decir que a través del lenguaje podemos deducir con precisión la personalidad del que habla.



Nuestra presidente debería saberlo. Se han escrito infinidad de artículos y notas sobre su locuacidad y su incontenible verborragia visceral compulsiva.



Cristina sabe bien que probablemente la única particularidad destacable de su persona, es su enorme e inagotable capacidad de hablar de corrido por mucho tiempo, sin titubeos y con absoluta seguridad y transmitiendo un convencimiento y convicción sobre el tema que desarrolla.



Pero hablar de esa manera no significa que lo que está expresando sea la verdad ni la realidad existente. Ni mucho menos. Muy por el contrario. Esa seguridad y esa falsa convicción en la reina Cristina, constituye un eficaz medio de evitar o disfrazar la verdad para mentir, engañar y tergiversar la realidad en forma groseramente escandalosa, con una hipocresía sin límites convirtiendo lo que es blanco en negro sin mayores problemas.



Y la Reina hace buen uso de ello. Es así que deslumbra y engatusa a un reducido público compuesta de idiotas útiles, pero básicamente de una parte de la ciudadanía desprevenida, distraída o simplemente desinteresada.

Su retórica discursiva es falsa, engañosa, tendenciosa, inconducente y generalmente errónea. “Cantos de sirena” llenos de fantasías, incongruencias y dislates.



Valga como ejemplo unas desafortunadas frases pronunciadas recientemente en un acto en la ciudad riojana de Olta relacionados con la expulsión de algunos barrabravas de Sudáfrica por autoridades de ese país aprovechando la ocasión de volver a atacar a los medios de comunicación.



En esa ocasión manifestó “…que los argentinos no somos feos, sucios y malos como nos quieren hacer creer…” refiriéndose a la divulgación de la expulsión informada por los medios.



Caramba, ¿Cristina se habrá se habrá realizado un análisis introspectivo o mirado al espejo? ¿Habrá mirado con atención como es y lo que es su esposo?



No se puede afirmar que este matrimonio sea sucio ya que no hay ningún indicio o referencia al respecto.



Pero si con absoluta seguridad se puede afirmar que son malos, corruptos, mentirosos, perversos, malignos, tortuosos y retorcidos, rencorosos, sin escrúpulos de ninguna naturaleza y con una total falta de moral tanto personal como de ética política.



En cuanto a Néstor nadie puede dejar de coincidir que no es precisamente una personalidad agradable. Es poco agraciado físicamente y de trato desagradable. Desde su graciosa cara hasta su desgarbada y chaplinesca figura.



En cuanto a Cristina su intolerancia, su postura de “sabelotodo” dueña de la “verdad revelada” y su gesto avinagrado lleno de resentimientos y odios, muestran a una persona conflictiva, conflictuada y amargada.



Su comportamiento, sus expresiones y su apariencia, pese al cambio frecuente de su atuendo y joyas por día, no son de una persona sobria y elegante sino evidencian vulgaridad y ordinariez y falta de clase y estilo.



Trascendió que en la reciente y dura conversación telefónica con el Canciller que originó la renuncia indeclinable de Taiana este debió de decirle “…Cristina puteá más bajo…”.



¡Qué boquita sucia Sra. presidente! Debería cuidarse de no morderse la lengua para no morir envenenada con su propio veneno.



En síntesis su imagen perjudica grandemente la del país. Debería observar una conducta y comportamiento más acorde al alto cargo que ocupa. Su desempeño da vergüenza ajena por el simple hecho que sea la máxima figura pública de nuestro país.



¡Por otra parte, que mal deja a las personas de su género, que fue su constante preocupación al comienzo de su gestión!



Muchísimas personas manifiestan que escucharla en TV es como recibir un puntapié en el hígado y que para no soportar la cháchara presidencial deben cambiar inmediatamente de canal.



Sintetizando este matrimonio que representa a los argentinos encara precisamente lo que Cristina en uno de sus raptos de verborragia desenfrenada quiso negar.



Los argentinos no somos ni sucios, feos o malos. Pero la presidente no debería haber tocado este tema ya que a la pareja real, le comprenden las generales de la ley y generan un rechazo instintivo, precisamente por estos atributos que ella quiere negar.



Debería aprender, como dice el popular refrán, “… que en boca cerrada no entran moscas”.

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