jueves, 30 de diciembre de 2010
ANEMIA
UN GOBIERNO CON ANEMIA POLÍTICA
Los errores de CFK reviven a la oposición
Por el Dr. Carlos Tórtora
La obsesión presidencial por blindar el gobierno está superando a cualquier otra preocupación. Con la llegada de Nilda Garré y Horacio Verbitsky a la conducción de la seguridad, CFK se propone intervenir a las fuerzas, dejándoles a sus conducciones un rol administrativo, quedando las decisiones importantes en manos del hiperactivismo de la Ministro. A través de la designación de Julián Álvarez -un producto de La Cámpora- en la Secretaría de Justicia, la presidente intervino a un ministro poco confiable como Julio Alak. Con la importación de Santa Cruz de Angelina Abbona, se aseguró que la Procuración del Tesoro esté subordinada al Secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini. La designación del intendente de Berazategui, Juan José Mussi, como Secretario de Medio Ambiente es un gesto agresivo hacia Daniel Scioli, como lo prueba que ni siquiera éste fue avisado -ni mucho menos consultado- acerca de la promoción de un intendente de su provincia. El blindaje proseguirá en los próximos días, tal vez mediante la designación de un alto funcionario en el Ministerio de Trabajo que sea el “interventor” de Carlos Tomada, que está desafiando la candidatura a jefe de gobierno de Amado Boudou y es además sospechoso de conspirar. El blindaje presidencial llegaría hasta el Ministerio de Desarrollo Social, porque Alicia Kirchner y su mano derecha, Carlos Castagnetto, estarían sospechados de intrigar con Aníbal Fernández.
Una colección de errores
El caso es que el blindaje es por ahora la única respuesta política de CFK ante el deterioro general del gobierno, que se evidencia en una triple crisis: energética, social y de seguridad. La caída de la imagen y la intención de voto acompaña este proceso, cuyas causas se remontan a la llegada del kirchnerismo al poder. La creación de un sistema de clientelismo político insaciable, la desinversión en infraestructura energética y el desmantelamiento del aparato represivo del Estado son los factores que explican el escenario actual.
Pero además, están los errores políticos que la presidente parece acumular uno tras otro desde la muerte de su marido:
* La elección del enemigo: Carl Schmidt sostenía que la elección del enemigo es la decisión más importante de la política. Con habilidad demagógica, desde el 2003, Kirchner eligió enemigos que le permitieran polarizar a su favor a buena parte del espectro político, incluyendo a la oposición, que de este modo quedaba neutralizada. El FMI y Clarín son dos ejemplos clásicos. Cuando eligió de enemigo a la Mesa de Enlace, Kirchner se equivocó, porque el campo tiene una base social muy amplia. Pero CFK está eligiendo a enemigos que deben agradecerle sus ataques. Hacía mucho tiempo que Eduardo Duhalde y Mauricio Macri no estaban tan bien colocados políticamente. Y todo gracias a la paranoia conspirativa del gobierno.
* La fijación de la agenda: En este terreno el gobierno perdió la iniciativa en las últimas semanas. Las reacciones oficiales son todas defensivas, en el marco del blindaje, pero no se generan nuevos escenarios que le permitan superar la crisis y el oficialismo ni siquiera consigue aplicar un viejo recurso de Kirchner: desviar la atención de la opinión pública hacia otros temas. Hoy, la impotencia del gobierno hace que la agenda la fije la crisis.
* La falta de conducción política: El peronismo valoriza como ningún otro partido la figura del conductor. Cristina no logra hasta ahora vestir ese traje y su comunicación con los gobernadores e intendentes sigue siendo fría y distante. Tampoco en la agenda presidencial hay demasiado espacio para los jefes territoriales del PJ, que sienten la lejanía que les impone la presidente.
* El caso Aníbal Fernández: No se conocen muchos casos de un presidente que debilite a su ministro más importante, sin removerlo inmediatamente. Despojado del control de las fuerzas de seguridad y de la Procuración del Tesoro, sospechado abiertamente en Olivos y con escaso diálogo con la presidente, Aníbal F. sigue siendo la cabeza de la administración pública nacional. Esta curiosa situación ya no sólo lo debilita a él sino a la misma CFK, que parece no contar con un sucesor o conformarse con continuar el año electoral con un Jefe de Gabinete al cual ella misma desautoriza.
Del giro centrista al conspirativismo
Ni bien falleció Kirchner, con pocos gestos CFK abrió la expectativa de un cambio. El acercamiento al FMI y EEUU, un discurso más mesurado y hasta compartir algún acto con dirigentes opositores, le abrían un crédito que fortalecía su imagen y su posicionamiento electoral. Pero en las últimas semanas el gobierno pasó del incipiente giro centrista a un cerrado conspirativismo, tal vez superior al que practicaba el propio Kirchner. Esta conducta bipolar amenaza con convertirse en una suerte de harakiri político, que está reduciendo a la nada todo lo ganado en las semanas siguientes a la muerte del ex presidente. Una vez más, como ocurrió en el 2008 cuando el gobierno arremetió contra el campo, la oposición vuelve a encontrarse con un espacio del que carecía 20 días atrás, sólo por mérito de la vocación suicida del kirchnerismo. No sólo Macri festeja sus últimas encuestas y Duhalde vuelve a tener un rol. En la UCR se le abre el camino a Ernesto Sanz para intentar ser la nueva alternativa opositora.
De más está decir que la vuelta de CFK a la intolerancia y el autoritarismo hace crecer nuevamente la figura de Daniel Scioli quien, como la oposición, termina ganando terreno sin abrir la boca.
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