martes, 21 de diciembre de 2010

PUTA INDIFERENCIA


APATÍA, INDIFERENCIA, COMPONENTES DE ESA PUTA IDIOSINCRASIA QUE NOS CARACTERIZA.





Domingo 20 de diciembre, apenas pasadas las 21 horas. De un lado de la Ciudad, la angustia de los vecinos de los barrios más castigados por la proliferación de la barbarie, sumidos en el más absoluto desamparo. Del otro lado, la algarabía de quienes asisten a un espectáculo de fuegos artificiales y bombas de estruendo anticipándose a los festejos del año que culmina. Una simple cuestión de calendario pergeñado en el año 44 A.C.

Quizá sea la postal más patética de esa apatía, esa indiferencia por el otro, patrimonio casi exclusivo de los porteños. Yo soy porteño, le aclaro. Seguramente, se trate de una postal más que hace posible que reaccionemos solo espasmódicamente, ante el avasallamiento de nuestros derechos y garantías más elementales. Y así nos va, y así nos tratan. No se necesita, cuando la mala inspiración es patrimonio de un Gobernante, de una inteligencia superior que le permita hacer y deshacer a voluntad. Sabe que la reacción no llegará, o se hará presente recién cuando la perversa intención se haya consumado y le conceda el beneficio del deber cumplido. Sabe que un simple “puñado” de vecinos, de modo alguno implicará el riesgo de contenerle. La apatía, la indiferencia por el otro, ¡el qué me importa del semejante!, aparecen como “abrochadas” a esa idiosincrasia de la que mal podemos sentirnos orgullosos. Los porteños no alcanzamos a darnos cuenta que la condición de “piola” ya pegó toda la vuelta, al punto de convertirnos en una simple “manga de idiotas”, convencidos que la mierda que ya ha tapado al otro, no nos va siquiera a rozar. Y Ud. me podrá decir que me equivoco; que la gente está cansada, abrumada y a punto de estallar. Pues quédese Ud. con su idea y su convicción, pero asuma que el tiempo parece darme la razón de la que no me siento dueño. Le digo más; anhelo que muy pronto llegue el día que Ud. se sienta con todo el derecho del mundo de reputearme y concederme el título de “pájaro de mal agüero”. Mientras tanto, cuando menos deténgase a “mirar”, e intente el ejercicio de “ponerse en el lugar del otro”. ¡Sé que le va a costar…solo inténtelo!.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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