martes, 21 de diciembre de 2010

DEFENDER AL ENEMIGO




http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp#2479

por Carlos Manuel Acuña



La orden impartida a la Policía de no portar armas para enfrentar desbordes, piquetes o las novedosas ocupaciones es inédita en el mundo e incentivará los conflictos.
La inacción se extiende al inexistente combate al narcotráfico y a la falta de definiciones partidarias, con alguna excepción.
Cunde la inquietud frente a un escenario anárquico y por ende, peligroso.
Crecen las dudas y el temor.

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Para quienes todavía no lo saben, les decimos que deberán prepararse para defenderse a sí mismos.

La nueva orientación en materia de seguridad ya quedó ratificada con la orden de Nilda Garré impartida a la Policía para que sus efectivos concurran desarmados a las concentraciones piqueteras, ocupaciones ilegales y situaciones similares, que cada vez abundan más.


Por ahora no se sabe cómo deberá proceder el policía en casos imprevistos, pero todo indica que esta curiosa medida -por llamarla de alguna manera- marca un estilo inédito en el mundo, con lo que la Argentina se ha convertido, entre otras cosas, en el único país que está dispuesto a enfrentar el delito sin armas.

Para ser coherente, la norma estará acompañada por una técnica disuasiva difícil de imaginar, habida cuenta que el sentido común nos señala que los hechos de violencia quedarán incentivados y tal como lo indican las versiones, las ocupaciones se incrementarán a partir de este momento.


Pero además existe otro dato superior: ahora a los efectivos no se los adoctrina en el sentido de que deben defender a los ciudadanos, como siempre lo hicieron, sino que tienen que proteger a los intrusos, extranjeros en su mayoría. Así, el enemigo u oponente en este escenario con cercanos perfiles anárquicos, es al que debe defenderse en una inversión de valores y derechos públicos y privados.

¿Qué pasa en la Argentina?


Ya no es una simple curiosidad, como lo consignamos más arriba, sino que las cosas cobran una dimensión tan alarmante que la gente, es decir, la merecedora de la protección, cada vez se siente más insegura y no sabe a quién deberá recurrir en una circunstancia extrema.

El tema no es fácil. Por ejemplo, en los casos ya registrados de violencia indigenista -como lo saben nuestros lectores, esto constituye un nuevo método revolucionario en el único sentido en que puede entenderse este vocablo- existe una red informática que está al servicio de los definidos por la propaganda como originarios o semi indígenas o simplemente mestizos -es decir, semi originarios u originarios a medias (en estas cosas uno ya no sabe) red que está operada por una argentina oriunda del porteño y tanguero barrio de Villa Crespo, llamada Leonor Slavsky, lo que les permite a los originarios y semi originarios el acceso a la computación para que otros los defiendan, elaboren y promuevan sus reclamos inducidos.


La Slavsky conoce muy bien estas cosas, tanto como para señalar que su tarea guarda relación con las promovidas actividades de Bernardo Kliksberg, un funcionario que canaliza los subsidios que recomienda una fundación dedicada al estudio de estos temas y que de paso recomienda la distribución de subsidios que otorgan las Naciones Unidas en toda Sud América. Esto se realiza a través de un programa dedicado, creemos, al desarrollo de estas cuestiones, denominado PNUD, lo que pone en evidencia que, de hecho, existen entrecruzamientos de tareas externas relacionadas con lo que ocurre. Aún no puede hablarse de la internacionalización de la cuestión indígena -cuestión inexistente hasta hace muy poco- pero sí que existen indicios que apuntan a ubicar un falso problema en ese nivel.

Por ahora es poco claro cómo funciona este tema en el caso de los mapuches extranjeros, que con violencia ocupan estancias, chacras y construcciones en el sur argentino, pero sí se conoce que las oficinas centrales de estos indios, indígenas originarios o semi originarios están ubicadas en un coqueto barrio londinense cuya dirección y teléfono ya dimos a conocer a nuestros lectores, donde no trabaja nadie que tenga sangre de esta comunidad. Como es lógico, operan en el idioma inglés, incluso para sus conexiones con otros lugares de Europa donde funcionan oficinas similares que se ocupan del mismo y rentado negocio.

Obviamente, la Argentina y otros países de la región están frente a un problema gestado en silencio y que se manifiesta en zonas que, ¡oh casualidad! poseen en las entrañas de la tierra apetecibles riquezas minerales.
Que sepamos, en las esferas del poder no se investiga, no se informa y lo que es peor, nada se hace.

El asunto no es tan simple, pues además de aquellos interesados en los generosos subsidios que proveen las Naciones Unidas, no podía estar ausente de esta temática la droga, en las distintas expresiones de este negocio, y así, ahora venimos a saber que en la zona de Orán, Salta -allí donde en 1963 desembarcaron los subversivos de Jorge Masetti, con el autodenominado Ejército Guerrillero del Pueblo que contaba con militares cubanos- se ha instalado un grupo perteneciente a Sendero Luminoso -la guerrilla peruana- que adopta un matiz indigenista para desarrollar su comercio con lazos en Jujuy, donde actúa Milagro Sala con sus conexiones en Bolivia.


Ya existen denuncias al respecto, pero tal como sucede con los piqueteros u ocupas, repetimos que nada se hace. Más aún, la Gendarmería Nacional, que en su momento barrió con el EGP, al igual que las Policías y la Prefectura Naval, deberá soportar de aquí en adelante el filoso bisturí de Nilda Garré. Ya debió retirar centenares de efectivos para atender las multiplicadas ocupaciones que prometen crecer estos días, lo que configura un estado de cosas sobre el que nada o poco se informa pese a la importancia que reúne.

¿Qué sucede en las fronteras? ¿Están abiertas para el narcotráfico que crece y crece sin que se enfrente el tema con la responsable severidad que merece? Tan grave es lo que comentamos que ha trascendido a quienes en el exterior siguen con detenimiento estos asuntos que, planteados como lo dejamos dicho, tienen algo en común: el desinterés del poder público.

El análisis nos permite encontrar un hilo conductor, una idéntica filosofía o, si se prefiere, actitud para encarar lo que se ha desbordado.


En el centro del poder, el agente de inteligencia Horacio Verbitsky mueve los resortes junto con Carlos Zannini, el ideologizado secretario Legal y Técnico de la Presidencia, comprometiéndose en términos nunca conocidos con lo que será el destino final de Cristina Fernández. Política, intereses e ideología marcan a fuego ese destino problemático del que sólo hablan unos pocos políticos que, además, como un signo de lo que sucede en la sociedad argentina, tampoco se llevan bien entre sí.

Los radicales están preocupados por su interna; en el peronismo existe una crisis de difícil evolución, con el agravante de un Hugo Moyano que calienta los motores de sus camiones únicamente para salvarse de la Justicia; el macrismo no termina de perfilarse en esta emergencia; los socialistas apenas existen en Santa Fe; Lilita Carrió dice muchas verdades pero aplica cerradas exclusiones a su gestión partidaria, en tanto Eduardo Alberto Duhalde teje en silencio preocupadas soluciones para un país que se desangra por la inexistencia de dirigentes y la corrupta ineptitud de quienes ejercen el poder.

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