Desarme civil, más drogas y más delitos
Sin mayor entusiasmo, oí por radio declaraciones para dar miedo, del "pacífico" ministro del Interior que advirtió a los medios, que sería puesto preso el habitante ( ciudadano o no) que tuviese armas de fuego en su poder y no las hubiese declarado de acuerdo a las una nuevas disposiciones.
Realmente , como ya sabemos que los que disponen de armas ilegales siempre han sido montoneros o quienes hayan actuado en esos ejércitos irregulares y delincuentes comunes, comprendí que el mensaje era para amedrentar a las personas que están a merced de la delincuencia, que es la mayoría del pueblo argentino, para que largaran los "fierros".Por otros medios me enteré que los militares en actividad,no podrían portar el arma de guerra fuera de los destinos a los que estaban asignados.¿ Cuantos padrones de armas se han hecho desde 1983 a la fecha? ¿ Cuantas veces los ciudadanos debieron empadronar las armas en la comisaría del lugar en donde viven? ¿ Cuantas veces nos han asaltado a nosotros, a nuestros familiares y amigos? ¿ Cuantos familiares nuestros han sido asesinados mientras desde el gobierno gritaban "maldita policía" y peseguían a la cúpula policial con argumentos propios de la delincuencia común? ¿cuantas unidades militares fueron asaltadas bajo el regimen constitucional?
Quienes entreguen las armas que poseyeran no declarada, se le iba a realizar un reconocimiento mediante una gratificación mínima económica y esas armas -según el ministro-se iban a destruir delante de la persona que la entregaba, mediante el uso de un martillo neumático que la destruiría totalmente.
Agregó más adelante , que el ministerio a su cargo, había hecho un acuerdo con el Hospital Pediátrico Garraham , para que fuera esta Institución la destinataria de la recaudación por la venta de la chatarra o de la fundición de la misma. (sic)
De esta manera el ex-intendente de Quilmes, le daba a este acto de desarme de la ciudadanía un toque humanitario a esta arenga en medio del desorden de una sociedad acorralada por el delito.
De todas manera, ¡que poco serio es este gobierno que predica bajo el slogans de "una Argentina en serio"esta campaña en medio de la victoria de la delincuencia en todo el país ! Mientras la presión por el desarme y por cobrar anualmente una suma que el RENAR percibe por el permiso de legítimo usuario todos los años a quienes empadronan el arma, la delincuencia se
ha adueñado de la ciudad y poseen como es de público conocimiento armas de cualquier clase y calibre.
Así no se baja el indice del delito. De esta manera solo se asusta a los acosados ciudadanos que son inducidos a desarmarse, mientras son asaltados repetidas veces en un año, tal como ocurre con los comerciantes, conductores de taxis y remises.Con los ancianos jubilados o no, con las amas de casa, con todo el mundo. Creo que este ministro si tuviera un poco de vergüenza hubiera que tenido que renunciar a su cargo, al igual que el secretario de seguridad de la Provincia de Bs.As. Se debe hacer todo lo contrario. Comenzar en cada juridicción policial con instructores de tiro debidamente capacitados, a enseñar a manejar las armas a los propios policías y a los vecinos que se inscriban.Y volver a la ley del servicio militar obigatorio para los jovenes ciudadanos.Controlar más el consumo, distribución e ingreso de drogas al país.Investigar las causas abiertas que tocan al gobierno en estos temas.No cajonear los expedientes en el juzgado.
No es desarmando a las fuerzas de seguridad y a las FF.AA., como se obtendrá mayor seguridad, no es restringiendo la venta y tenencia de armas a la población civil, como se logrará asegurar el orden y las garantías constitucionales de la ciudadanía. Tampoco es alentando los piquetes y permitiéndo que quemen comisarías y premiando después a quienes así actuaron, nombrándolos funcionarios del Poder Ejecutivo.Ni tampoco alentando el contrabando de drogas, que ha crecido en toda la población en especial en las zonas más carecientes.
Hay que hacer cumplir la Constitución, respetando la autonomía del Poder Judicial, invertir bien
el presupuesto nacional, construir más y mejores carceles,hacer más agiles los procedimientos penales, dotar a la justicia de mayor presupuesto. Unificar la policia de todo el pais en una Policia Federal bien pertrechada técnica, cientificamente, con buenos sueldos y una capacitacion permanente. Todo esto es posible, si primero se aprende a respetar a la ciudadanía y no se realizan
declaraciones que parecen ser una burla a la capacidad de cualquier votante.
Eduardo Palacios Molina
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1 comentario:
15 millones de razones
A estas alturas, desconocer el insano empecinamiento del gobierno en desarmar a la población civil sería de marcianos. Invertir como se está haciendo, 15 millones de pesos para “comprar” armas a las personas, si bien parece ser estratégicamente positivo para los fines (no se entiende cuales) del gobierno y para aquellos que no quieren tener un arma en casa y están necesitados de dinero, tal como está dada la Ley se abren las puertas a una serie de barbaridades que terminarán produciendo más daño que beneficios a la sociedad argentina.
La amnistía planteada para quien entregue un arma permite que el delincuente, por un lado lucre con armas ilegales y recambie sus herramientas de trabajo, cuestión tal vez improbable ya que dudosamente éstos prefieran quedarse sin sus armas ya que no creo que en el mercado negro se adquieran a tan bajo costo como el que ofrece el estado. Lo realmente grave del asunto es sin duda alguna que no quede registrado dato alguno de quien las entrega, y que no exista un método de peritaje que permita saber si las armas entregadas no están siendo buscadas por haberse utilizado en un crimen. Un caso al azar sería el famoso revolver calibre .32 (que disparó el también famoso “pituto”) utilizado para asesinar a Maria Marta García Belsunce, arma que hasta la fecha no ha sido encontrada y que bien podría terminar aplastada en un yunque y posteriormente fundida mientras quien la entregó continuará en las sombras de la impunidad. De ninguna manera las armas ilegales se van a ver comprometidas en esta campaña, lo que indicaría que detrás de esta habrá otra campaña posiblemente peor y con iguales resultados. La campaña empezó con la excusa de terminar con la inseguridad, pero era demasiado pueril tal discurso para sostenerse, así que cambió el speech y ahora es para evitar accidentes y la resolución de conflictos interpersonales por medio de las armas. Quince millones de pesos que jamás se pusieron en campañas para evitar accidentes de tránsito, prevenir la drogadicción o prevenir enfermedades que día a día se llevan muchas almas al cielo.
No, para nada ayuda a la ya golpeada sociedad argentina este tipo de locuras. Hoy en nuestro país parece no haber hambre, parece que no hay problemas de salud pública, los medios mercenarios sólo nos muestran lo que a “cierta gente” le conviene que veamos, subliminalmente nos arrastran a pensar que estamos tan bien que podemos invertir en fierros de viudas y difuntos, armas que no se usan para delinquir, armas cuya ausencia no va a mejorar en lo absoluto nuestro presente. Incluso, de una manera cruel y descarada los titiriteros de la mentira utilizan la desgracia de personas que sufren, para sumarlas a su nefasta campaña, como a la familia de Alfredo Marcenac, que en su tremendo dolor y desconocimiento aceptan cuanta cancioneta les susurran al oído y se exponen sin conocer los oscuros intereses que se mueven tras el desarme, que poco o nada tienen que ver con la memoria de su hijo. Escasea el gas, el combustible, la energía eléctrica, los hospitales son un desastre, muchas personas de bien son golpeadas o asesinadas por unas simples monedas, la sociedad toda es cautiva de la delincuencia impune, demasiados chicos padecen hambre y demasiados padres la vergüenza y el pesar de no poder llevar a la mesa un pedazo de pan. Pero si hay 15 millones para comprar armas, si hay tiempo para legislar estupideces.
Quince millones de pesos que se invierten en un plan de desarme desesperado que a durísimas penas escapa a la teoría del desarme para el control social, hecho a las apuradas, implementado a los ponchazos, digno de locos y caraduras. Nadie en nuestro gobierno midió las consecuencias de tales actitudes que distan mucho de proveer paz social o siquiera un grado perceptible de seguridad, es tal el desatino de este tipo de medidas que parece más bien ser hecho adrede buscando Dios sabe que provecho político para los gobernantes de turno y las ONGs desarmistas a futuro. Se ha obviado al ciudadano de la misma manera que ha obviado al patrimonio nacional, van cuatro años de menoscabo impune a cuanta institución sirviese de norte a cualquier persona de bien que habite este bendito suelo, o garantizara mínimamente el derecho del honesto.
Quince millones de pesos son hoy quince millones de razones para que la sociedad, de una vez por todas se despierte de este sueño inducido por los medios inmorales sustentados por una clase política inútil y servil al tirano [1] .
Ellos no quieren armas de ningún tipo, ni ilegales ni legales, desean una sociedad desarmada e indefensa, impedida de velar por aquello por lo que nuestros padres fundadores entregaron cuerpo y alma, eso que para “ellos” es tan sólo un bien comerciable: nuestra querida Patria, la República Argentina.
Para “ellos” ¡MOLÒN LABÉ! [2]
Javier (armasenserio.com.ar)
[1] La Tiranía (del griego τυραννία), en el sentido que se dio al término en la Grecia antigua, era el régimen de poder absoluto, de ordinario unipersonal, que con frecuencia instauraba el tirano, aquél o aquéllos que habían derrocado el gobierno de una ciudad-estado, normalmente gracias al apoyo popular, pero también mediante un golpe de estado militar o una intervención extranjera. Así, el tirano ocupaba el poder no por derecho, sino por la fuerza. Para la mentalidad moderna, la tiranía se identifica con un uso abusivo y cruel del poder político que se ha usurpado, pero entre los antiguos griegos, sin embargo, el término no estaba tan cargado de connotaciones peyorativas, y a menudo tenía mucho que ver con la demagogia y el populismo.
[2] Frase que profirió el rey Leónidas I a Jerjes el primer día del sitio de termóphilas cuando éste le impuso que entregaran sus armas, y que significa “¡Ven a buscarlas!”.
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