¿HASTA CUANDO LOS ARGENTINOS AGUANTAREMOS
TANTA CORRUPCIÓN, DISPARATES (1) Y ABSURDOS?
El gobierno de los Kirchner ya entró holgadamente en el reino del absurdo y del revés. Hace tiempo que sabemos que este matrimonio tiene una ausencia total de sentido común, cordura y las más elementales condiciones para regir los destinos de nuestro país.
Ambos son verdaderos enfermos. Casos patológicos de análisis y estudio. Faltos del equilibrio psíquico mínimo para adoptar decisiones que afectan a millones de argentinos en forma directa y al país entero en forma indirecta.
Dos personas ávidas de poder. Y no del poder constructivo y democrático, sino el absoluto que le permita imponer y ejecutar actos y hechos que les dictan sus enfermizas mentes.
En otras palabras nuestra Argentina está en manos de dos insanos. Dos insanos, corruptos e inmorales. Y así nos va.
La realidad, la cruda realidad, se va asomando por doquier en forma implacable. Donde se mire o escarbe un poco aparece la podredumbre, la mentira y la corrupción generalizada.
El gobierno ha abandonado los valores mínimos que permiten una razonable convivencia civilizada. La ética ha desaparecido.
Todo es falso o tendencioso. Desde los indicadores económicos, los anuncios gubernamentales, la desocupación en niveles ya mayores al del año 2001, el trabajo no registrado mayor al 50% , nuestra posición relativa entre el concierto de naciones, los papelones internacionales y la corrupción desenfrenada en casi todos los actos del gobierno.
No nos damos cuenta que estos verdaderos delincuentes están hipotecando no solo nuestros años de vida, sino la de varias generaciones venideras.
Este bendito país, probablemente uno de los más favorecidos del mundo, viene en picada en forma cada vez más vertiginosa y en muchos aspectos ya se sitúa dentro de los más relegados en el ranking de las naciones.
Realmente este esquizofrénico matrimonio real llevó al país a un callejón sin salida.
Y ellos son los directamente responsables de esta debacle sin precedentes por su ineptitud, amoralidad y soberbia.
Pero lo que quiero destacar en esta breve nota es la pasividad del pueblo argentino. Todos comentamos lo expresado en los párrafos precedentes, pero estamos absolutamente inmovilizados en el descreimiento, la apatía y la indiferencia.
El pesimismo y la preocupación es generalizada. Hay una verdadero temor por nuestro futuro. En todos los niveles y sectores de nuestra sociedad.
Pero estamos asistiendo impávidos al fracaso como país.
No hay reacción, o esta es tan débil que no tiene ninguna incidencia.
La única solución es la remoción de los Kirchner de sus puestos. La destitución de sus cargos políticos.
Obviamente sin entrar en alguna aventura como las del pasado, sino a través de los mecanismos institucionales previsto en nuestra Carta Magna.
Nuestra pasividad se ve reflejada en el proceder y en muchos casos la traición a la voluntad popular de nuestros supuestos representantes.
Debemos presionar a estos de todas las maneras legales posibles. Deben sentir nuestra acción en forma constante. Que sepan que nuestra presión es la resultante de nuestros deseos y el repudio a su comportamiento político.
Los legisladores que deberían marcar los límites del desvarío presidencial y ser el freno y control del Ejecutivo, salvo honrosas excepciones, son funcionales al poder.
Muchos comprados, otros adulones o temerosos, lo cierto es que no estuvieron y están a la altura de sus importantísimas responsabilidades y permitieron la trasgresión no solo de leyes y de la Constitución, sino simplemente del más elemental sentido común.
Pero se ha demostrado que cuando el pueblo se lo propone, los legisladores hacen lo que deben hacer.
El epílogo del conflicto con el campo por el decreto 125 es un ejemplo. La firme y decidida acción del los ciudadanos tronchó el trastornado deseo presidencial. La presión sobre los legisladores fue tan grande que los obligó a pensar y actuar responsablemente.
Por otra parte también debemos dejar perfectamente en claro que las acciones de los legisladores serán posteriormente juzgadas y sancionadas para cumplir, esta vez si, la formula de su juramento cuando asumieron sus cargos. “... que Dios y la Patria se los demanden”.
No seamos cómplices de la destrucción de nuestro país. Debemos participar y comprometernos de una buena vez. Recordemos el concepto de Bertold Brecht sobre los pasivos e indiferentes políticos (2)
17-Nov-08
Dr . ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl. com.ar
NOTAS:
(1) Contrasentido y desatino. Atrocidad, exceso, demasía.
(2) El peor analfabeto es el analfabeto político: no oye, no habla, no ve, ni participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos: el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
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