miércoles, 25 de febrero de 2009

CRISIS EN UN PAÍS SIN SISTEMA



Editorial Semanal | 25-02-2009

Crisis en un país sin sistema
Hugo Martini

La renuncia de cuatro senadores y tres diputados al bloque del Frente para la Victoria más que un problema para el gobierno o una alegría para la oposición, es una incógnita. El análisis político esta condenado en la Argentina a conseguir la mayor cantidad de información sobre lo que pasa todos los días, porque nadie conoce las tendencias de un proceso que no obedece a la ley de ningún sistema. La toma de decisiones debe ser pensada, siempre, para los próximos 30 días.

Llevando las cosas al exceso digamos que, antes que República, hace falta Sistema. Porque suponiendo que la República volviera �no todos piensan lo mismo desde cuando la perdimos- su regreso sería temiblemente precario: solo un Sistema le daría estabilidad y permanencia.

En este contexto, la renuncia de los legisladores puede ser el principio de una inmensa crisis, o puede impulsar activas negociaciones en la oposición, o puede desatar un contra ataque del gobierno, o puede no ser nada. Como no hay sistema vivimos rodeados de sorpresas. En la medianoche del 16 de julio pasado Julio Cobos era uno más entre todos los vicepresidentes de la historia argentina. Cuatro horas después su nombre se escuchaba en la noche como el destinatario de todas las esperanzas.

Otro enorme imprevisto se produjo cuando el peronismo retornó al gobierno en 1973. Los analistas mejor informados tenían una decena de nombres que ocuparían cargos decisivos en el gabinete de Cámpora. Apareció José López Rega, un desconocido cabo retirado de la policía, como el hombre fuerte en representación del líder ausente. No solo no hay sistema, no hay carrera política que supere el privilegio que otorga la lealtad al que manda. El sistema se agota en la búsqueda y consolidación del poder personal. Esta distorsión se había producido en la Argentina, varias veces, antes que llegara Néstor Kirchner.
En los últimos diez días ha estallado una conmoción política desde el interior mismo del peronismo. La realidad indica que, a partir de ahora, el gobierno no cuenta con el apoyo de una clara mayoría parlamentaria en ninguna de las dos Cámaras. La respuesta es que podría hacer lo mismo que hizo en el período 2003-2007: congelar la actividad parlamentaria. No tiene votos suficientes para hacer aprobar sus proyectos pero, al mismo tiempo, la oposición no esta unida para hacer aprobar los suyos.
En el caso de la oposición no sería una mala idea si, en el curso de las arduas negociaciones de unidad, incorpora a la agenda esta propuesta de hacer un país previsible �o sea despersonalizado- si llegan al gobierno. Si es con la República, mejor.
El mensaje para los días que vienen es que, cada vez más, la toma de decisiones esta obligada a mirar el corto plazo. Ante la ausencia de un sistema, lo que ocurrió en 2001-2002, por ejemplo, no necesariamente va a producirse de la misma manera. Acá tiene vigencia el simple consejo que el último Ortega dio a su discípulo Marías: �mantenga los ojos lo más abierto que pueda�.
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