jueves, 26 de febrero de 2009
LA HUMILDE
La presidente inauguró viviendas en Rosario mientras Cobos festejaba el aniversario del nacimiento del Libertador. Sin acordarse de San Martín, Cristina Kirchner defendió el modelo K y tiró contra al campo.
Desde Rosario, con un sol que partía la tierra, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner calentó aún más la interna propia que tiene con su vicepresidente, Julio Cobos, a quien le retiró los granaderos de Yapeyú por su visita, y tensó aún más la relación que su gobierno tiene con los productores agropecuarios.
Sin mencionar al General San Martín en el aniversario 231 de su natalicio, la mandataria llamó a defender su gestión: "Hoy más que nunca los argentinos tenemos que estar unidos con la convicción de que tenemos que defender este modelo, que no es de un partido ni de un sector, que es de todos los argentinos y para todos los argentinos".
Cristina volvió a criticar a los programas económico neoliberales y a los modelos enlatados en el extranjero, como la Teoría del derrame, "que lo único que derramó fue miseria". Apuntó contra el "puñado de poderosos que goza de todos los beneficios y se queda con la renta", en referencia -siempre elíptica- a los productores rurales.
La mandataria marcó que se llegará a la redistribución completa del ingreso cuando "todos tengamos las mismas oportunidades de obtener educción, salud. El resto es puro cuento".
Recordó, además, que su partido, el Frente para la Victoria, "jamás envió un proyecto para sacarle un derecho a un ciudadano argentino" y se mostró orgullosa de su coherencia de ideales ya que "cuando fui legisladora y me tocó disentir con mi propio partido, lo hice".
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