viernes, 19 de junio de 2009

ARGENTINA CHIQUITA


La Argentina chiquita II: carne (vacuna)
Por Susana Merlo
Campo 2.0
18/06/2009

Se sabe que no hay peor mentira que una verdad a medias….

“En la Argentina no hay crisis ganadera (…) La agricultura desplazó a esta actividad 14 millones de hectáreas, y tenemos la misma cantidad de vacas” afirmó hace pocos días atrás, aparentemente sin ruborizarse, Carlos Alberto Cheppi, coyuntural Secretario de Agricultura de la Nación.

Pero, no son 14 millones las hectáreas que la ganadería le “cedió” a la agricultura, sino la mitad o algo menos. Y tampoco es cierto que tengamos la misma cantidad de cabezas, sino 4/5 millones menos.

En todo caso, lo que habría que preguntar es ¿Qué pasó con la productividad? O, ¿Cuánto se podría haber crecido, como ocurrió en Uruguay o en Brasil, al amparo de los estupendos precios internacionales, especialmente hasta mediados del año pasado?

Por el contrario, Argentina retrocedió, y si hoy la crisis no es más grave se debe, en parte, a que lamentablemente el mercado interno se está debilitando, y a que la sequía obliga a seguir sacando hacienda de los campos por la falta de comida (pasto). Pero eso se termina, y rápido.


Muy distinta sería la situación si la actividad tuviera alguna expectativa, como ocurrió casi hasta 2006, cuando se veía el fortalecimiento permanente del mercado internacional, que llevaban los precios hacia arriba.


Pero, desde mediados de 2005, si bien la situación mundial se mantuvo, la contínua presión oficial sobre la ganadería argentina hizo que paulatinamente se fueran perdiendo las expectativas de mejora, hasta llegar al día de hoy, cuando una vaca cuesta lo mismo que 2 rollos de sorgo o maiz, o uno de alfalfa, que apenas alcanzan para alimentarla un corto tiempo.


¿Es lógico que haya que vender una vaca para alimentar a otra?


Cheppi miente. Peor aún, dice algo de verdad pues, es cierto que la ganadería fue desplazada, en parte, por la agricultura e igual se mantuvo y hasta creció en productividad, pero eso fue solo hasta el 2005, cuando la promesa de una mejor rentabilidad volvió a impulsar a los ganaderos, y el crecimiento agrícola permitía contar con subproductos en muchas zonas.


Pero desde allí, a fuerza de intervenciones, controles de precios pero solo para los ganaderos, denuncias infundadas, eliminación de reintegros, aumentos de retenciones, ¡!!cierre de las exportaciones!!! (marzo de 2006), manoseos vía el invento de los permisos de exportación (Roes rojos), y una serie infinita de medidas entre descabelladas e ilógicas, como la de subsidiar el engorde de la hacienda en los feed lots, pero no la cría que es la que provée la materia prima –los terneros-, se llegó a los niveles de liquidación de hoy día, con inéditas participaciones de hembras en la faena, y con la decisión de los productores de abandonar, directamente, la actividad.


¿A que atribuirá el Gobierno o, al menos, el inimputable Secretario Cheppi, esta actitud? ¿A lo floreciente que está el negocio, o a todo lo contrario?.


El especialista Ignacio Iriarte tiene una frase que se va haciendo famosa: “la ganadería argentina tiene un gran futuro…., lástima que siempre sea futuro…”


La Argentina, junto con Brasil, rondaban los 55 millones de cabezas de rodeo en los ’60. Ahora, el vecino del MERCOSUR tiene casi 190 millones, es el primer exportador de carne del mundo (6 millones de toneladas de las cuales, 2 millones son de vacuno), y compra frigoríficos en todo el mundo.


Argentina, con suerte, probablemente, ahora tenga 52-53 millones de cabezas, llegó a exportar en los ’90 más de 750.000 toneladas, para caer en la actualidad a alrededor de 300.000 y bajando, y le vendió en los últimos 2-3 años, los principales frigoríficos a los brasileños….


Sería muy interesante que Cheppi, aunque sea como ex presidente del INTA (¿habrá llegado por concurso?) explique semejante diferencia.


Realmente, forma rara la del Gobierno de defender “la mesa de los argentinos”…, cuando queda clarísimo que, ni bien se recupere algo el consumo (lo que no se espera por el momento), la producción de carne argentina no va a alcanzar para abastecer el mercado interno y habrá que importarla, en cantidades crecientes, y a precios internacionales, de Uruguay, Brasil y Paraguay, habiendo dejado además, un tendal de productores por el camino.


Los vecinos agradecidos.

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