domingo, 21 de junio de 2009

EL GRAN DESCHAVE


EL GRAN DESCHAVE POLÍTICO

Por Gretel Ledo (*)

Desfilan por los medios de comunicación candidaturas dispuestas a venderse al mejor postor. La ciudadanía asiste a un tiempo de frenesí electoral donde la contienda se ha vuelto enrarecida.

Aguas turbias en que navegan denuncias judiciales, impugnaciones electorales y chicanas de todo tipo tornan en pestilente a la carrera maratónica del 28 de junio.

Lo cierto es que a la anfitriona por excelencia se la ha dejado de lado. Se trata nada más ni nada menos que de la sinceridad. Base de confianza necesaria para abrir un juego limpio donde las reglas claras se levanten como directrices infalibles para arribar a un buen resultado.

Aquí ya no hablamos tan sólo de la ausencia de sinceridad del gobierno de turno, sino también de la oposición que se cotiza en el mercado de las apetencias electorales.

La radical Florentina Gómez Miranda nacida en 1912 y Diputada Nacional en 1983 sostenía un lema que la caracterizaba: “Digo lo que pienso y hago lo que digo”. Los años de gestión que ha llevado adelante el Ejecutivo han demostrado a las claras la ruptura tajante de ese lema. Hoy el oficialismo intenta sin éxito reivindicar un modelo perimido esbozando logros que las estadísticas han sabido desmentir. Para 2007 se vislumbraba el agotamiento de una matriz productiva que supo aprovechar los vientos de cola y el gobierno en piloto automático desatado por el padre de la criatura: Duhalde gracias a la devaluación. Lo cierto es que la peor aliada ha sido la inflación. El Gobierno no tuvo mejor idea que adoptar para sí la leyenda “el Rey está desnudo” y disfrazó los números del INDEC a su piacere. La gente no es ingenua y se percató del destrozo más importante que sufrieron las mediciones económicas. El sistema impositivo regresivo que pareciera encontrar a un gobierno no dispuesto a modificarlo, ha condenado y sigue condenando a quienes tienen menor capacidad adquisitiva. Con este tipo de financiamiento salvaje del cual se vale el gasto público, cae por su propio peso el discurso oficialista de la distribución de ingresos. Este y otros temas brillan por su ausencia en una campaña teñida por acusaciones cruzadas donde la ciudadanía asiste a un juego de ping pong sintiéndose burlada por la indiferencia que sabe manejarse muy bien despreciando las demandas sociales y acatando las mezquindades ruinosas de las candidaturas personalistas. En este sentido constituye un error medular resaltar virtudes de una modelo económico que ya quedó en el pasado.

En el libro de Malaquías se cuestiona el accionar de un pueblo que pretendía engañar a Dios presentando animales cojos y enfermos como ofrenda divina. Claro, se reunían los requisitos formales de llegar al templo sin las manos vacías pero el engaño era la base de la ruptura del pacto. “Si no me sirven con sinceridad, cambiaré en maldición mis bendiciones”.

No se puede vender gato por liebre a la ciudadanía. Asistimos a una campaña que sólo guarda las formas. Pobre en contenido. Prueba clara resulta la elección estratégica de las cabezas partidarias como para arrastrar votos en una lista sábana en la que circula de todo.

Pocos han sido los debates y poco profundas las respuestas a ejes claves como la seguridad, el empleo, la educación, la salud. No se trata quizás de medidas aleatorias las que se deben presentar, sino de modelos de país que se deben discutir.

Plasmar programas políticos es desvanecer el horizonte de desarrollo argentino si se los plantea separados de una visión integral superadora de la coyuntura.

¿Cómo es posible que hayamos desperdiciado el tiempo de exportación de granos con los vientos favorables que soplaron para nuestro país? Las idas y vueltas del menudeo político traslucen la incapacidad dirigencial de asumir cargos en función de la gente y no a costa de la misma. La sinceridad sin duda es uno de los mayores temores de los políticos.

El conflicto con el campo fue desgastando poco a poco a un gobierno que no supo o no quiso escuchar la voz de un pueblo. Gracias a ello hoy se presentan FpV y PJ disidente por separado. ¿Qué nos asegura que no se repetirán experiencias pasadas donde el peronismo se postula dividido y luego se arropa al fuego del poder?

Esperemos que el panorama post-electoral no se transforme en un gran deschave político en que se dice lo que no se piensa y se hace lo que no se dice.

(*) Gretel Ledo es Abogada en Derecho Administrativo, Politóloga en Estado, Administración y Políticas Públicas

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