martes, 8 de septiembre de 2009

INFRAMUNDO


EL INFRAMUNDO DE HADES Y PERSÉFONE

Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse

Casi todo su día … transcurre en las sombras.

Sale muy poco a la luz. Cuando lo hace, es sólo para depredar.

Transido de miedo ante la certeza de su propia catalepsia política en el uso del poder… barrunta naufragios en todas sus pesadillas.

Lo muy poco que queda de un Estado que el “factótum” se ocupó de vaciar, se negocia hoy en un liso y llano trueque de burdel, para ser despojado de sus últimas fuerzas en una secreta ceremonia de sacrificio sólo consagrado a su poder personal, enfermo ya, sin dudas, de una debilidad paranoica.

Toda la transacción política es, gracias a él, un sumidero “promisorio”.

Un tableteo de crispaciones y una promoción del delivery de la inquina.

Sin embargo, la vida transcurre lo más alegremente para una ciudadanía que enfoca sus ojos en lo único que puede ver:

Un gobierno cuya maltrecha formalidad, todavía se sostiene con el estrépito de la retórica más barata de toda la historia nacional.

Mientras tanto, la comercialización más espeluznante de la República, se verifica fuera del alcance de los controles institucionales.

La luz pública velaría una foto alucinante y delictuosa en la que se despacha el país en el mostrador de un gobierno paralelo y subterráneo, atendido por su propio dueño.

Y lo más grave es que, ese mostrador, como en una oscura tienda de Túnez, se ha instalado en la residencia de quien ejerce formalmente la Presidencia de la Nación. Casi en modo invisible, como un vampiro anémico, el factótum toma de allí la sangre del Estado ( su caja), para intercambiarla por los votos que acaso imagina… podrían prolongarle la vida en el 2011.

Ya no son pocos los que creen plenamente en tal escenario:

Con esta oposición andrajosa y patética, armada en guiñapos de egoísmo y de falta de arrojo, no es difícil imaginar que, desde ahora hasta el año 2011, habrá un desperdigamiento mayúsculo.

Él se ha de ocupar personalmente que este clima siga así… y se consolide.

El horripilante Hades, hijo del titán Cronos, había nacido invisible.

Sus dos hermanos menores, Poseidón y Zeus, echaron a suertes los reinos a gobernar. Zeus se quedó con el cielo, Poseidón con los mares y Hades recibió el inframundo, el reino invisible al que los muertos van tras dejar el mundo.

Hades, obtuvo su consorte definitiva, Perséfone, (desde allí, reina arcaica del inframundo) mediante varias artimañas que ella consintió, en una historia que conectaba los antiguos misterios eleusinos con el panteón olímpico.
Hades reinaba sobre los muertos, con la ayuda de demonios sobre los que tenía completa autoridad. Prohibió estrictamente a sus súbditos abandonar sus dominios. Se enfurecía muchísimo por cualquier desobediencia o cuando alguien intentaba abandonarlos. Mucho más, se desorbitaba si alguien intentaba robarle alguna de sus presas.

Sólo actuamos correctamente, decía Platón, porque no tenemos oportunidad de cometer injusticias.

La alegoría de Hades, puede enseñarnos otra lección:

Platón nos indica que existe una relación esencial e inmediata entre el mal y lo invisible.

La invisibilidad es la solución perfecta para escapar de la observación de los demás y, por ende, del control social.

El hombre tiene así la posibilidad de ser un dios casi invulnerable.

La visibilidad social, implica la obligación.

La invisibilidad, garantiza la libertad absoluta. Es la fuente de todo poder.

Pocas veces se ha visto, en el país, a un ex presidente en un estado de tal desesperación y de tal ansiedad crispada… que, para lograr sus fines, se desdoble como Hades, en un costado invisible para delinquir.

El uso inescrupuloso de todas sus ganzúas políticas para el sostenimiento estructural de la precaria gestión de su mujer Perséfone, es ahora la clave para su propia reinstalación en el poder. Más probable que lo imaginado.

Él irrumpe, viola, somete y utiliza a discreción, la administración del gobierno nacional, que en nada le compete, para sus propias ambiciones personales.

Y ha llegado hasta los tuétanos en el abigeato abierto de la cosa pública, subordinando y sometiendo absolutamente en los repliegues de Olivos, la gestión de su mujer, a los objetivos centrales de su ambición política de continuidad.

Nada se hace ni se deja de hacer en la operatoria del gobierno, que no haya germinado en su diseño personal y que no tenga el único destino verdadero de entablillar la sobrevida del esquema político conyugal.

El manejo de la cosa pública y el bien común, yacen dinamitados por vía de su intervención personal, en todos los niveles de la administración nacional.

Ya no existe nada que no controle desde las sombras y nada que permita que escape a su decisión individual, a través de la extorsión lisa y llana, que ni siquiera es disimulada en todo el recorrido su trámite operativo.

En efecto, casi todos los ministros, los jefes de la AFIP, la ANSES y la SIDE, sólo reportan a sus estrictas órdenes personales.

Desde el inframundo, no sólo se ha atravesado impúdicamente la esencia de los mandatos constitucionales, sino que se ha pervertido el objeto basal de los pilares del Estado y su condición de motor institucional de la Nación.

Parece ocioso y absolutamente superfluo señalar que esta gran atrocidad, perpetrada en los costados menos visibles del poder, tiene la aquiescencia explícita de Perséfone para avanzar libremente en el mayor desquicio que se conozca del agro y la base industrial del país.

Parece superfluo, pero ella, por su responsabilidad augusta, estará primera en la carátula de la asociación ilícita agravada por la función de su mandato.

Aparecen ahora las resonancias magnéticas de todos los personajes que financiaron sus campañas (más cercanos al fusilado Forza que a Dorrego)

El control pleno, el condicionamiento y hasta la conducción directa sobre la Jefatura de un Estado desde el inframundo, es aquí, en nuestra comarca, un módico acto de rutina amparado en una supuesta legitimidad conyugal que implanta -así- sus propias leyes a la República toda.

El inframundo, no sólo está en Olivos.

Yace donde ambos están… (Hades y Perséfone)… desde que se casaron.

No hay comentarios: