lunes, 7 de junio de 2010

CUANDO MENTIR ES OBLIGATORIO




Por Malú Kikuchi

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Jueves 3/6/10, mail enviado por Norberto Giuliano desde la Secretaría de Energía, Dirección de Gas Licuado de Petróleo, Telefax 11 4021 1500, E-mail: ngiuli@minplan.gov.ar, Paseo Colón 275, Piso 12- C.A.B.A.

“Señores Operadores del Mercado de GLP, Atento a los innumerables reclamos *MEDIÁTICOS y vía mail recibidos durante estos últimos días, necesitamos quitar del mercado la SENSACIÓN de DESABASTECIMIENTO la cual estamos seguros no es real […].”

“A tales efectos solicitamos a todos Uds. INSTALEN EN LOS MEDIOS GRÁFICOS Y RADIALES la seguridad que durante todo el año 2010 se respetarán los precios {…].”

La mentira es por definición una forma de eludir la realidad y la responsabilidad que se asumiría al tener que afrontar esa realidad. Responsabilidad viene de encontrar respuesta a un determinado problema.

Por lo visto, el gobierno califica de “sensación” todo aquel problema para el que no tiene, o no sabe, o no quiere encontrarle respuesta. En Argentina, de acuerdo al ejecutivo nacional, se tiene una sensación de inseguridad, de alta inflación, de falta de gas y de cortes de luz. Sólo la sensación.

El problema es que de tantas y tan reiteradas sensaciones, los argentinos creemos, estamos seguros y dispuestos a jurar, que hay inflación y que no tenemos ni seguridad, ni gas, ni electricidad.

En todas las grandes religiones, mentir es pecado. En el judeo cristianismo, uno de los 10 mandamientos, el 8º, dice: “no levantarás falso testimonio, ni mentirás”. Si mentir es pecado, obligar a mentir a otros, ¿será un pecado al cuadrado?

Mentir tiene sentido sólo si se percibe que la verdad es peligrosa. Y se puede mentir impunemente, de hecho lo hacen. Es posible por un tiempo determinado, porque la inexorable, la peligrosa verdad, en algún momento aparece.

El gobierno es experto en mentiras. Quizás sea mitómano, o sea que de tanto repetir sus mentiras termine creyéndolas. Pero que las crea ciertas, no las convierte en verdad.

Dicen los expertos que hay mentiras piadosas (esas no las usan), como decirle a un enfermo “¡qué bien se te ve!” y hay mentiras racionales, que son aquellas que persiguen un fin concreto para zafar de una determinada situación, ¡en esas son maestros!

Hay mentiras emocionales, que son aquellas que conmueven afectivamente y hay mentiras conductuales que son esas que quieren hacer creer que la persona que las dice es más joven, o más linda de lo que es, o es abogada sin serlo. También hay chismes, rumores y estadísticas.

Hay mentiras para todos los gustos, inocuas, crueles, dulces, todas ellas interesadas. La novedad en este campo minado que son las mentiras del gobierno y que afectan a toda la población, es que ahora no les basta con mentir, obligan a otros mentir con y por ellos.

Hasta el momento han gozado de tal impunidad que no les importa impartir la orden de mentir, dándola por escrito. Están tan seguros que nada ni nadie va a osar cuestionar una orden del gobierno nacional, que se permiten dejar constancia de sus mentiras.

Si hay que elegir entre la frase de *Goebbels, “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad” y la de *Sófocles, “una mentira nunca vive hasta hacerse vieja”, optamos por Sófocles. Pruebas al canto, aunque todavía hay algunos nazis, el nazismo murió.

Nuestras mentiras son más leves, pero afectan la calidad de vida de las personas. El gobierno tiene la compulsiva manía de creer que si la prensa escrita, oral o televisiva les es afín, la gente no se va a enterar de la verdad. Pero la verdad está más allá de la prensa.

De ahí la orden de mentirle a los medios. Y puede que algunos medios no informen con detalles sobre los desaparecidos dineros de Santa Cruz, o Skanska, o la valija de Antonini Wilson y los “negocios” con Venezuela; pero eso sucede por falta de información concreta y comprobable ante un juzgado. O por dinero.

¿Pero en qué cabeza cabe que aunque los periodistas digan o escriban lo que sea sobre la falta de gas o de electricidad o sobre la inflación y la inseguridad, la gente no se va enterar de la verdad?

Doña Rosa que tarda 2 horas en cocinar un pálido pollo al horno que no llega a dorarse por escasez de gas, a quien le va a creer, ¿al periodista que le dice que el suministro de gas funciona con normalidad, o a su pollo a medio cocer, mientras tirita de frío porque las estufas no calientan lo suficiente?

El comerciante que compró mercadería perecedera para su negocio y se quedó 24 horas sin luz, mientras tira todo lo que se pudrió por falta de electricidad, ¿va a creerle al periodista que le cuente que el corte de luz es una sensación destituyente inventada por la oposición, o a su pérdida económica?

Los asaltados, los secuestrados, los violados, los robados, los familiares de los asesinados, todos están convencidos del horror que han padecido y saben que no ha sido una “sensación”, que los que les ocurrió fue real, aunque los periodistas digan o escriban otra cosa.

En cuanto a la inflación y los números del INDEC, digan las cifras oficiales lo que se les ocurra dibujar, basta salir y comprar algo, lo que sea, para conocer cuál es la verdad.

Los medios son importantes, pero la verdad siempre se impone sobre la mentira y a la larga es un muy mal negocio para los periodistas mentirle a la gente, y es peor negocio para el gobierno.

Esa obsesión gubernamental de creer que la gente es tonta, que la realidad es aquella que ellos deciden que sea, que las voluntades se compran (no todas están en venta), va a tropezar inevitablemente con la verdad en las próximas elecciones.

No van a convencer a través de los muchos medios de comunicación que ya poseen, que Argentina K es un paraíso sin inflación, ni inseguridad, ni problemas energéticos

Por favor, no crea que está loco/a si lee o escucha que lo que le está sucediendo no le está sucediendo; es cierto, le sucede. Falta gas, falta electricidad, la seguridad no existe y la inflación, si. Digan lo que digan y lo diga quien lo diga. No les permita mentir más. No compre más mentiras. De Usted depende.

*Las palabras en mayúscula, no existen en el original.

*Político alemán 1897/1945.

*Autor griego 495 AC/406 AC.

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