viernes, 3 de diciembre de 2010
LA ARGENTINA OCULTA
La Argentina oculta atrás del escándalo de Wikileaks
La divulgación por parte de Wikileaks de más de 250.000 cables secretos redactados por las embajadas norteamericanas, desató todo un escándalo internacional, con ramificaciones en la política vernácula. Pero más allá de esto, hay todo un escenario dramático que se hunde en la Argentina profunda, que el gobierno no atiende como se debe, y que amenaza con estallar ante la inacción dirigencial
“No sabemos hasta donde puede llegar a abarcar este escándalo, ni si el mismo puede llevarse a varios de los funcionarios nacionales”, le aseguró a la Agencia de Noticias CNA un asesor de uno de los máximos dirigentes oficialistas, a la hora de analizar hasta qué punto puede llegar el escándalo por la divulgación por parte de Wikileaks de más de 250.000 cables secretos de los Estados Unidos, que revelan todo un entramado oculto en la vida política local.
Las cotidianas diferencias que suelen mostrar en público y privado los distintos refere ntes del oficialismo, estallaron por el aire luego de conocerse estos cables, donde se detallaban los pensamientos de muchos dirigentes que ante el público masivo se muestran como hiperkirchneristas, pero que a la hora de analizar la vida real y diaria, se ven con un marcado tinte opositor en todos sus reclamos.
Habrá que ver cómo afecta a la presidenta Cristina Fernández que los Estados Unidos estuviera preocupado por su salud mental antes de asumir la primera magistratura, o que el ex Jefe de Gabinete y actual intendente de Tigre, Sergio Massa, haya dicho graves epítetos sobre la figura de la Jefa de Estado o del ex presidente Néstor Kirchner, o que otros miembros del Ejecutivo se hayan desatado en una interna feroz para acaparar la atención del matrimonio presidencial, con hechos que en poco rozan a la ética o las buenas costumbres.
Mientras todo esto desata una crisis política no sólo en los Estados Unidos, sino también a nivel internacional en diversos gobiernos del primer mundo, en la Argentina hay un país oculto, que poco se muestra en los medios de comunicación, y que amenaza con agravarse en caso de que el gobierno y la clase dirigente no tome conciencia del verdadero drama social que sufre buena parte del pueblo argentino, hundido en el hambre y la miseria más absoluta.
Esta democracia en la que vivimos, es hoy en día, más democracia teórica que práctica. La misma propone igualdad de oportunidades, educación gratuita y libre acceso social a las profesiones, pero la libertad que de verdad poseemos es mucho más libertad para los que disponen de más medios que para otros. Los otros, los pobres, los que nacieron humildes y condenados al fracaso, no tuvieron acceso a un sinnúmero de oportunidades, por lo tanto es mentira que la mayoría sean incapaces, sólo tuvieron distinta suerte.
A pesar de todo esto, vemos como sistemáticamente desde determinados medios de comunicación y de buena parte de la dirigencia política nacional, se suele recordar con añoranza un autoritarismo pasado al que pocos quieren volver, pero que sin embargo cuentan con suficiente cantidad de micrófonos o de cargos políticos, para pedir mayor mano dura contra la delincuencia o frenar el armado de los desocupados y de los excluidos del sistema para organizarse para superar las dificultades que se encuentran atravesando.
Al revés de los años ’70, donde el poder de facto imperó a base del horror y de las desapariciones físicas de quienes se oponían a la implementación del régimen neoliberal, hoy en día vemos un notable crecimiento de lo que los profesionales en la psicología llaman “desaparecidos sociales”, es decir, aquellos chicos que se criaron en casas donde sus padres no tenían trabajo y estaban al desamparo total de un Estado ausente, y que se sumergían en la pobreza debido sobre todo a una política económica que llevaron a una buena parte de la Argentina a una pobreza estructural de la cual costará décadas salir adelante.
El sistema trata hoy a los millones de personas que están fuera de él, como meros objetos cosificados, es decir, han dejado de ser sujetos singulares, con una vida única y diferente detrás de ellos, y han pasado a ser un simple número en una estadística oficial, sin que nadie desde el Estado se encargue de la situación de marginalidad en la que se haya sumergido.
A todos aquellos que creen que “el pobre es pobre porque quiere”, habría que preguntarles si se puede sostener la existencia del ser humano sin trabajo, sin pertenecer al sistema educativo, sin alimentación, sin vivienda, sin salud. Todos estos significantes son los auxiliares y una ligazón para no desaparecer, para no estar excluidos del ser, al que los lleva un sistema que cada día los excluye en vez de tratar de incluirlos en un modelo conjunto de país.
Hoy en día es común escuchar de boca de los funcionarios responsables de l a seguridad social hablar sobre los “Chicos de la calle”, cuando en realidad se tendría que hablar de “Chicos en situación de calle”, ya que si vamos a lo profundo, vemos que los chicos no son hijos de la calle, sino que detrás de ellos hay una familia, madre, padre, tíos, abuelos, hermanos, que han sido devorados por un sistema perverso que los ha dejado de lado dotándolo de un número, ya que para el sistema han dejado de ser seres humanos para pasar a ser simples números de una estadística.
Al contrario de los ladrones de “guante blanco”, que son defendidos por un sistema básicamente corrupto, que los deja libre de culpa y cargo de los delitos que cometieron, cuando en la mayoría de los casos son los verdaderos culpables de que la Argentina esté como esté hoy en día; vemos que a los pobres, aquellos marginados y situados al costado del sistema, se los reprime, se los mata o se los tortura en las cárceles, o simplemente se los encarcela para que paguen las culpas de un sistema que busca ocultar aquello que no se quiere mostrar como sus resultados.
En vez de ir hacia una mayor distribución de la riqueza o de asegurar la entrada al sistema de los millones de argentinos que están excluidos del mismo, desde el gobierno se toman medidas represivas para tratar de “calmar” los ánimos de los que menos tienen, tal como sucedió con los indígenas de la Comunidad Toba Qom de La Primavera , municipio de Laguna Blanca, departamento Pilcomayo, provincia de Formosa, con un saldo que algunos hablan ya de 4 muertos, cuando lo único que reclamaban es algo que les corresponde históricamente, y que el sistema les ha negado en forma sistemática, que son sus tierras.
Otra de las formas que tiene es la de supuestas medidas que tienden a la distribución de la riqueza, como por ejemplo la Asignación Universal por Hijo o el anuncio de $500 extras a los jubilados para el mes de diciembre por la navidad, pero si se analizan los datos duros de la macroeconomía, vemos que a pesar del gran crecimiento económico que ha tenido la Argentina luego de la salida del 1 a 1 en el 2002, se ve que en los ’90 las 200 empresas que más facturaban en el país se llevaban el 31% del PBI, mientras que hoy se cree que se llevan el 55%, y si a eso le sumamos que la participación de los trabajadores en el PBI es hoy del 22% cuando en los '90 era del 25%, se ve que los más tienen se han visto beneficiados por el modelo económico kirchnerista, mientras que los que menos tienen han terminado notablemente perjudicados.
La judicialización de la protesta social, es otra de las maneras que ha usado el gobierno para frenar el desborde social que se ha venido manifestando en reiterados lugares del interior del país, tal como pudo verse con la judicialización del reclamo que vienen llevando adelante los vecinos de Gualeguaychú contra la instalación de la pastera UPM (ex Botnia), o lo que han venido sufriendo los vecinos de Andalgalá en su reclamo contra la actividad minera, o el acoso judicial que han tenido que soportar los damnificados por el alud en la ciudad salteña de Tartagal, se ve que el doble discurso del gobierno se lleva a todos los sectores de la realidad.
Pero lo que más llama la atención es el apoyo que se ha dado desde el gobierno a la virtual tercerización de la represión que se viene viviendo en el país, y que se cobró la vida de Mariano Ferreyra, un militante del Partido Obrero en manos de patatos ligadas a la Unión Ferroviaria y la CGT de Hugo Moyano, y que por obra del destino no hizo que se llevara la vida de más inocentes en las luchas que llevaron adelante los empleados del Sub te, del Hospital Francés, de Kraft o los empleados de choferes de micros de larga distancia que no responden a la Unión Tranviaria Automotor (UTA); hechos que dejan en claro que una cosa es la palabra que se dice en público y otra muy diferente la que se lleva adelante en la vida real.
En un país donde la educación y la salud están cerradas a una parte de la población, donde la vivienda propia y digna está destinada a unos pocos, donde el trabajo pasa a ser un lujo y no un derecho, y se incentiva más al pillo que está en el poder y hace todo por izquierda en vez de subir peldaños legalmente, todo esto termina siendo el principal daño para la división de los argentinos entre los que están incluidos y los que están excluidos del sistema.
Si a un chico o a una persona, le cierran las puertas en todas sus posibilidades para su crecimiento, según los analistas, es más pasible que esté inclinado a cometer acciones delictivas, que aquel que tiene todas las armas para un crecimiento ordenado. Si un chico tiene todas las armas par defenderse en la vida, llámese a esto acceso a vivienda, salud, educación, etc, es más susceptible a mejorar en la vida, que aquel al que no se le brinda ninguna de estas armas.
No sólo qui enes tienen una responsabilidad mayor en el trabajo institucional se ven convocados éticamente a trabajar fuertemente en la dignificación de un pueblo con una gran mayoría del mismo fuera del sistema, así como también sumar a todos aquellos que desean un país sin desaparecidos sociales y con una infancia y adolescencia dignas que permitan el advenimiento de adultos incluidos, dotados de educación, condiciones dignas de vida y trabajo; que, así, puedan transmitir a sus hijos un legado no traumático.
CNA Agencia de Noticias
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