domingo, 29 de mayo de 2011

LA EXPLICACIÓN


La explicación
http://www.inforafaela.com/2011/05/28/la-explicacion/

El escándalo producido por Sergio Shocklender y la Fundación Madres de Plaza de Mayo, finalmente reconocido por el gobierno y convenientemente clasificado como “confidencial” para impedirnos conocer más detalles, viene a explicarnos cuáles son los agujeros en la media en la que el Gobierno guarda nuestros impuestos y cómo graciosamente algunos los esfuman por allí.

En 1994 Hebe de Bonafini fue a visitar a la cárcel a Sergio Shocklender, preso por parricida junto a su hermano Pablo. Casi un amor a primera vista. Hebe lo consideró un hijo más y él una nueva madre. Hebe le dio una familia y también a su hija Alejandra con la que vivió un tiempo en La Plata luego de salir en libertad.

En 2003 Néstor Kirchner nos quiso hacer hijos putativos de esta señora. Sergio Shocklender ya lo era y merced a su ayuda había escalado posiciones dentro de la Fundación.

A partir de entonces las Madres recibieron un chorro de dinero del gobierno y se transformaron en una rumbosa empresa del ramo de la construcción. Sergio, a su vez, en un pomposo empresario del rubro inmobiliario. Un mago para las gangas, capaz de comprar una mansión al precio de un ambiente.

Los fondos de las Madres eran casi un agujero negro en la galaxia K. Nunca una inspección, jamás la AFIP, menos el ANSES, nada de nada. Los dineros los manejaba Sergio, toda una garantía.

Después de Sergio salió en libertad Pablo y también tuvo trabajo en la Fundación. Muchos jugaban con la paradoja de que Madres que da cobijo a parricidas tienen, en el fondo, una cierta propensión al suicidio. Pero no eran trabajitos de poca monta, sino el manejo de la torta, digamos del dinero que graciosamente ingresaba.

Ahora nos enteramos que la Fundación no tiene un Jet ejecutivo sino dos. Que para ir al Chaco Sergio Shocklender gastaba 7000 dólares y que un día fue tres veces.

Allí, en el Chaco, donde la presidente el 25 de Mayo olvidó la Revolución y la Primera Junta para instituir la recordación del primer gobierno patrio de Néstor Kirchner. Allí, en el Chaco, donde la pobreza abyecta de lo que ahora han dado en llamar pueblos originarios y a los que hacen reclamar por 500 años atrás, sufren un genocidio actual de quienes hablan de haber forrado las arcas oficiales pero desvían los fondos a muchachos soñadores e idealistas como Sergio, que se cargó a sus padres y ahora le pasó la factura a Doña Hebe. Una factura que como todas las de la fundación tiene aval del gobierno nacional. Una factura que pagaremos todos de una forma u otra porque va a la cuenta de la reelección de Cristina Fernández.

La Fundación Madres de Plaza de Mayo es la principal entidad de derechos humanos a la que el Gobierno ayudó en forma desmedida y sin controles y ahora está involucrada en un asunto de corrupción con fondos públicos para viviendas de gente pobre.

Pero es difícil que lleguemos a ver los entretelones de lo acontecido aunque la causa no caiga milagrosamente en manos del Juez Oyarbide, ya que la Unidad de Información Financiera (UIF), a cargo de José Sbattella, hizo público un comunicado donde asegura que “las investigaciones administrativas que realiza la Unidad de Información Financiera se encuentran protegidas por el secreto que la ley 25.246 impone a todos los funcionarios y empleados del organismo, por lo que el inicio, trámite y evolución de tales procesos es completamente confidencial hasta tanto alcancen estado judicial“.

La cosa ya está, como dijo Bonafini: “No vamos a hablar de puteríos”.
La pregunta es: ¿Cómo hacer entonces para referirnos a los manejos oficiales?

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