jueves, 26 de mayo de 2011
MATRICIDIO
..que insólita tolerancia que tenemos!!!!
SCHOKLENDER, BONAFINI Y LA APARICION DE HANNIBAL LECTER.
Escribe Edgardo Arrivillaga.
La primera baja en el sistema de poder cultural kirchnerista se produce curiosamente por vía de un segundo parricidio- matricidio.
Schoklender quien ya liquido a sus padres cocainómanos que navegaban en el trafico de armas como el embajador Martin Balza , acaba de distanciarse de Hebe de Bonafini,esa eterna raviolera culposa por problemas que no solo son de dinero – la Asociación esta en default-sino por el inconveniente mucho mas concreto de la droga que estallo cuando la policía federal indago secretamente los problemas relacionados con la toma del parque Indoamericano y allí –pese a Nilda Garre –descubrió el trafico de droga que funciona como el segundo pulmón clandestino del gobierno-el Anses es el primero –para amortiguar los problemas de una economía heterodoxa que no logra controlar a sus propios funcionarios.
Por el contrario, los feudaliza y autoriza a consumar un permanente derecho de pernada sobre un estado inteligentemente fragmentado para uso propio.
Schoklender es una victima y a la vez un personaje desagradable pero mucho más desagradable es la señora de Bonafini, unica figura de la política argentina que no solo es una antisemita militante, sino que aplaudió la masacre de las Torres Gemelas en Nueva York consumada por Bin Ladem y sus amigos.
La muerte política de la señora Bonafini se produce como una metáfora griega en el día de la Patria argentina en una curiosa operación de pinzas en la cual la vieja Patria cierra sus rencores sobre el parricida y la filicida ideológica a la vez, consolidando la certeza altiva que el fenómeno trasgresor y edipiano solo puede ser vengado por la muerte y la desfiguración y en resumen la inanidad.
Edipo arranco sus ojos para no mirar y la sociedad argentina ha mirado con los ojos bien cerrados demasiado tiempo en un simulacro de ceguera que ya es simplemente insostenible.
La relación psicotica de estos dos parricidas y filicidas que se complementan en la subsistencia de crímenes tolerados y legitimados por una sociedad culposa y cobarde dibujan un campo de batalla que no es para nada favorable al gobierno en una coyuntura electoral todavía de final incierto.
Hasta ahora la Argentina toleraba a estos criminales metafísicos o concretos en función de los éxitos económicos de un social fascismo lo suficientemente ágrafo y tacticista como reacomodarse en un perverso punto de unión en el cual se encontraban ora con el liberalismo –Boudo fue el experimento –ora con el progresismo o con los Karsten que acompañan al gobierno por problemas de simple aceptación social y un ligero snobismo.
Esta filosofía de la historia feimaniana siempre inspirada en la infancia de un jefe sartreana, ingenuamente progresista pese a todo, acaba de chocar con el hacha sangrienta de la realidad.
Esa realidad que incluye, parricidio, filicidio, un culto pagano de los muertos, un castigo a los hombres que solo acompañaron al Estado y que a la vez los hace consumirse en la exaltación de los muertos de un bando solo de forma perenne y falsificada.
Lo retrospectivo empieza a darse vuelta y si partíamos de la base de negar la universalidad de los Derechos Humanos para los opresores o activistas del terrorismo de Estado ahora la prueba por la reversa kelseniana y el juego del revés, como en una cancha de tenis que exige contragolpes cortos , es absolutamente apropiado en esta historia e implica que el pacto jurídico argentino debe cumplirse en su totalidad.
Que los presuntos asesinos del ayer como Horacio Vertbysky y los autodeclarados asesinos jacobinos como Eduardo Firmenich no pueden alegremente autoamnistiarse como lo han hecho y que los larvados conatos de la guerra civil argentina comienzan a invertirse tensamente buscando sin embargo cierto equilibrio dentro de una naturaleza razonablemente imperfecta es exactamente lo que viene en la arena cultural.
La ausencia de la Ley o su interpretación sesgada es lo que permite la psicosis social que el país vive.
Esta noticia aparentemente apolítica y esencialmente política de la confrontación entre Schoklender y Bonafini es una casualidad esencialmente política que solo pueden ignorar aquellos políticos que gocen de una asignación mensual por capacidades diferentes.
Hannibal Lecter se aproxima con su sonrisa inclemente a las fechas electorales argentinas.
LOS HECHOS.
El apoderado de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender, se distanció de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, comandada por Hebe de Bonafini, "por diferencias en el manejo financiero".
"Ya sé por qué me llaman. Pero yo no voy a hablar de eso. No voy a hablar de puteríos. ¿Por qué no hacen notas de lo que hacemos las Madres en vez de hacer puterío?". Esa fue toda la respuesta que la titular de la entidad, en declaraciones al sitio 'Infobae'.
Quince días atrás, el ahora ex apoderado de la fundación se había peleado a golpes de puño con su hermano Pablo, quien trabaja en la editorial de la entidad, en las puertas de la sede ubicada en Hipólito Yrigoyen al 1500 en la Capital Federal. El motivo de la discusión, según detallaron fuentes de la Casa de las Madres, fue el manejo financiero que tenía a su cargo Sergio.
"No se fue, lo echó ella", arriesgó una fuente de la Universidad de la entidad, al diario 'Clarín'. Y agregó: "Sergio manejaba todo, desde las construcciones hasta el manejo de los fondos".
El otrora apoderado se encontraría fuera del país ofreciendo con su empresa el sistema de construcción de casas desarrollado por la fundación en Rusia y Venezuela.
Sergio Schoklender fue juzgado y condenado a prisión perpetua en 1985 por el asesinato de sus padres Mauricio Schoklender y Cristina Silva el 30 de mayo de 1981. Si bien en un principio Pablo había sido absuelto, la Cámara de Apelaciones luego lo halló culpable y le otorgó la misma pena que a su hermano.
Tras pasar 14 años preso, se le concedió a Sergio la libertad condicional debido a que los años que pasó encarcelado fueron computados como dobles gracias a la ley que concede este beneficio para quienes no cuentan con una condena firme. En tanto, en el 2001 la Justicia le otorgó salidas transitorias a Pablo, quien consiguió un trabajo en la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo gracias a su hermano
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