domingo, 6 de noviembre de 2011

JODA ETERNA


¿DE QUÉ NOS SORPRENDEMOS? QUE SIGA LA FIESTA



Somos realmente una sociedad tan hipócrita, que nos sorprendemos y horrorizamos cuando las noticias diarias nos informan de acciones de gobierno, políticas económicas, procedimientos judiciales y actividades sociales que esconden como lo hacen sistemáticamente, distintos hechos de corrupción, medidas económicas inadecuadas, fallos judiciales inaceptables, actos de prepotencia y agresiones, desprecio por los oponentes, situaciones que generan de inmediato una reacción en la población con evidente encono e indignación, para luego por arte de magia beneficiarlos con el voto ciudadano, (con más del 53%), a quienes proponen semejante anarquía.

Al igual que la sociedad, también encuentro hipócrita a la oposición política que, fragmentada totalmente, en lugar de preocuparse por el futuro inmediato de la Nación, cada candidato ocupa su tiempo en mirarse a sí mismo, ver como mide en las encuestas y como acomoda a los distintos amigos en lugares de las listas a candidatos, como para saldar deudas pendientes que están obligados a pagar con un lugar preponderante.

Siento lástima y también me sorprende la poca memoria que el ciudadano medio tiene en determinadas oportunidades y más aun, cuando ejerce su derecho constitucional decidiendo su voto presidencial en base a discursos cargados de promesas y postulados anacrónicos de quienes hoy no pueden compartir nuestro mundo, ni tampoco pueden rendir cuentas de todo lo que no cumplieron, sin poder justificar también por qué todavía sigue habiendo tantos pobres e indigentes en la Argentina, pese a que en todos los discursos trasmitidos por “Cadena Nacional” sobran menciones a la excelente situación socio-económica que hoy disfrutamos en contraparte del reflejo de tanta crisis mundial, insinuando también en los mismos, que podemos dar cátedra a las economías de países del primer mundo.

Todo es una gran puesta en escena del “Gran Show Político Nacional”. Anuncios grandilocuentes, homenajes emotivos, inauguraciones interminables, todo sirve para distraer a la gilada para hacer campaña y figurar en el Libro de los Record Guinness, sin evaluar el futuro inmediato ni sus consecuencias al país que nos están dejando, por la aplicación de nefastas políticas en un modelo económico de inclusión social, que todavía no conocemos.

No transcurrirá mucho tiempo que nos volveremos a sorprender por distintas desprolijidades económicas que como siempre, surgirán por casualidad y de un día para otro, siendo las mismas riesgosas no solo a nivel nacional, sino que como siempre ocurre afectará directamente a la economía domestica de la sociedad en general, quienes en consecuencia saldrán en conjunto y enfurecidos a demostrar su repudio e indignación y reclamaran por sus derechos que no supieron defender al momento de votar el pasado 23 de octubre.

Nos sorprenderemos cuando este gobierno, con su modelo de inequidad, que viene escondiendo mensualmente los índices de inflación se verá obligado a efectuar un drástico y explosivo ajuste en detrimento del consumo, el salario del trabajador y de la canasta familiar básica. Cuando esto ocurra, el sector de la sociedad que venía visualizando el descalabro económico y se oponía a las sanciones engendradas por el “Super Secretario de Comercio”, la clase social de mayor riesgo y que voto en apoyo “del modelo”, deberá pagar los altos costos de la deficiente política económica “virtual” que se viene aplicando hasta la fecha, como ya ocurrió en las crisis de 1989 y 2001. Para salir de la depresión nuevamente se recurrirá a la clase media, el campo, los trabajadores, los ciudadanos fiscalmente responsables, para participar del rescate de los que hoy viven del subsidio y dadivas del gobierno sin trabajar.

Nos vamos a sorprender nuevamente cuando nuestros funcionarios se percaten que durante el corriente año se fugaron divisas por un valor equivalente a 1/3 de las reservas, sin tener en cuenta en este cálculo el valor de las reservas brutas (10.000 millones de dólares aproximadamente, que le quedan al Banco Central cuando descontemos deuda y valores comprometidos para encajes), situación ésta que debilitaría peligrosamente la economía, generando un estado de decepción en la creación de empleo, recesión, desabastecimiento y fundamentalmente incertidumbre e inestabilidad financiera.

Nos sorprenderemos también cuando millones de argentinos vuelvan a perder sus ahorros, no por el 25% de inflación anual, sino por la apropiación de depósitos de los ahorristas argentinos para financiar los gastos del Estado, que desde hace varios años se viene incrementando y ahora no encuentra fuentes de financiación genuina y necesita de esos recursos para continuar con la “fiesta”.

El gobierno hace varios años que gasta más de lo que ingresa y esas diferencias presupuestarias negativas se vienen pagando con fondos destinados al pago de futuras jubilaciones, con reservas del Banco Central o en el futuro inmediato, con el “Bono Patriótico Cristina” que nuestra presidenta emitiría a corto plazo para apropiarse de los fondos repatriados de las Compañías de Seguros o entidades Bancarias en el país. Al no contar con otros recursos también echarán mano a los depósitos bancarizados de los ciudadanos donde seguramente para ese entonces aparecerán las cacerolas y todo el merchandising para que “se vayan todos”, olvidando que hace pocos meses aprobaron la continuidad de este maravilloso modelo que los dejó nuevamente sin su dinero.

Argentina, en un futuro cercano, estará entrando en un terreno muy peligroso, las variables económicas ya son compatibles con el preludio de una situación de crisis similar a las del 2001, poniendo en evidencia síntomas característicos como:

1.- Altísima inflación.

2.- Control de precios.

3.- Subsidios del Estado en todas las aéreas de la economía.

4.- Dólar paralelo.

5.- Confiscación de recursos.

6.- Disminución de las Reservas.

7.- Escases de combustibles en los sectores productivos.

8.- Incremento significativo de los porcentajes en la toma de depósitos a plazo fijo.

9.- Desaparición del superávit gemelo.

10.- Incremento descontrolado del déficit fiscal.

De antemano ya sabemos cómo terminará esta novela: reclamos callejeros, funcionarios enriquecidos con un pueblo empobrecido, sindicatos pidiendo recomposición salarial para cubrir lo perdido con la “inflación de supermercado”, en fin, los sectores sociales que siempre aplaudieron este modelo, querrán seguir disfrutando de la “fiesta” sin darse cuenta que a pesar de pagarla no fueron invitados y ni siquiera los convidaron con un sándwich de miga.

¿Será hora que un pueblo como el nuestro comience a ser responsable y en las próximas elecciones despertemos de la idiotez para que no nos sigan estafando?

Rufino Néstor Figueredo

No hay comentarios: