domingo, 6 de noviembre de 2011

ALFOMBRA KAKA


LA ECONOMÍA NO SABE DE CAPRICHOS DEL PODER

La inflación reprimida empieza a salir de abajo de la alfombra

No importa si se trata de Cristina la mimada por el voto popular. Si la política manipula la economía para ganar el favor popular con ello podrá ganar elecciones pero las artimañas utilizadas para lograrlo se volverán en contra inexorablemente.

por JORGE HÉCTOR SANTOS

Los hombres/mujeres con poder son insaciables, llegue cualquiera de ellos a ser presidente de un país o de un imperio económico. Siempre desean acumular más y más cuota de ese, en definitiva, vicio. Será que tienen un ego pequeño y con el reconocimiento de los otros lo solucionan o bien será que buscan engrosarlo producto de vanidad inconmensurable.

Alguien con poder abraza una inmensa fortuna y va siempre por más. Nada le parece suficiente. Para amasar semejante riqueza/poder en vida difícilmente se pueda evitar codearse con un accionar indecoroso, mucho más si ese mix tan ansiado se consigue lejos del 1er. mundo, donde los hombres/mujeres no son mejores sino que le temen a códigos sociales e institucionales que funcionan.

En el plano público, la historia más reciente de la democracia argentina se ha visto marcada por 2 caudillos del interior del país, que amparándose en el extinto Juan Perón, han querido perpetuarse en la Rosada empleando recetas económicas siempre reñidas con la realidad y distantes entre sí.

Mientras que estas fórmulas contra natura dieron resultado los argentinos creyeron vivir en el mejor de los mundos y ensalzaron a sus inventores llenándoles de boletas con su nombre que abrumaban las urnas en cuanta elección hubiese durante sus días de gloria.

El 1ero. de ellos fue Carlos Menem, que aún personas -de mi conocimiento doy fe- de alta formación universitaria defendían a muerte al creído que 1 peso de la noche a la mañana podía ser igual a 1 dólar. El final de esa invención ya se sabe que costo tuvo para buena parte de un pueblo que absorto creía que un mesías había llegado a estas tierras para multiplicar los panes.

El 2do. de ellos es más reciente y arribó al máximo poder de la nación desde el extremo geográfico opuesto del anterior. Su invento económico, denominado extrañamente ‘modelo’ radicó en factores exógenos producto de un viento que trajo dinero a la Argentina - como casi nunca antes-, merced a factores externos que nunca se mostraron ni vivieron como temporales ya que si eso se hubiese hecho, el milagro no hubiese tenido padre y madre en la familia Kirchner. Lamentablemente , nada en la vida es eterno y mucho menos en el mundo de los números.

A lo largo de los últimos 9 años de gobierno, para conquistar el favor popular y así armar el kirchner/cristinismo se ha apelado nuevamente a la nigromancia económica en grado supremo. Desde las mentiras estadísticas más burdas para negar la inflación, pasando por un escandaloso despilfarro de dineros públicos, hasta la artimaña de subsidios por montos siderales para captar votos ($ 75 mil millones).

Nunca se ha hablado tanto como en estos últimos años del manejo de ‘Kajas’ como si fuera una cosa normal que no traería consecuencias.

La realidad metida debajo de la alfombra en materia económica puede durar años pero un día dice “buenos días, quiero salir”.

Así va saliendo y cómo.

Los subsidios son en muchos casos inflación encubierta y no menor cuantía la que saldrá a la luz impiadosamente por más que el gobierno -siempre para no perder favoritismo- quiera dibujarla con palabras endulzantes.

En otros casos como el ‘Fútbol para Todos’, ‘Ficciones para Todos’, ‘Medios militantes’ son otras formas indecentes de fraguar la objetividad y alimentar el circo para conseguir obtener guarismos impensados en las urnas.



La economía puede manejarse por un tiempo, pero es una ciencia exacta como la matemática, y si no hay, no hay.



Buscar un culpable de esto fuera del propio manejo del Estado, el cual sangra, es como evitar reconocer una enfermedad.



Es urgente tomar decisiones impopulares. La escasez lo reclama antes que esta se agigante y sea más traumático.

Los políticos argentinos están empecinados en manejar todo incluso reglas inexorables de las ciencias económicas para ponerlas a su servicio; al igual que los poderosos empresarios para seguir siendo dueños de un poderío que no quieren perder por más que sus bolsillos rebocen de fortuna para ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos.

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