Desde ayer a la noche comenzaron a oírse diversas frases pronunciadas por los protagonistas de la vida pública, que parecen fachadas para esconder la realidad y refugiarse en declamaciones que parecen postergar una vez más la verdadera recuperación de la Argentina toda. Que pretenden enmascarar la verdad: que las elecciones se ganan con el recuento de votos y ninguna otra cosa. Que tenemos que despegarnos de los campeonatos “morales”.
“Dimos batalla con mucho coraje y las manos limpias” (¿) (Lavagna)
“El fraude nos impidió obtener el porcentaje que teníamos seguro” (¿) (R.Sáa)
“Sea cual sea el resultado, ya ganamos” (¿) (Carrió)
“Estamos testimoniando por una Argentina mejor” (¿) (Carrió)
“Fue el acto más cristalino que se haya visto en la historia” (¿) (Aníbal Fernández)
“La gente no nos acompañó pero eso no quiere decir que no confiamos en la democracia” (¿) (Sobisch)
Habría que recordarles a dichos protagonistas que la única verdad es la realidad.
¿Y qué nos dice ésta?
En primer lugar, que la Argentina tiene que perfeccionar su proceso electoral para hacerlo más dinámico y transparente.
Que la elección fue confusa y poco participativa.
Que la ciudadanía está aún ligada a cómo le va en su economía doméstica y atenta a las promesas que le aseguren cómo cambiar el auto y la heladera, esquivando su responsabilidad cívica: votó el 75% del padrón. Por eso, los Kirchner pudieron mantener su primacía.
Los 15.000 telegramas rechazados (sobre 17.000 enviados), por parte de los designados como autoridades de mesa, puede dar una idea clara de lo que nos está pasando: somos amigos de la crítica fácil pero vivimos aferrados a nuestros caprichos. El trabajo deben hacerlo en nuestro concepto, “los otros” (¿).
¿Era posible que ante tamaño desinterés y vocación por “esquivar” la responsabilidad solicitada la votación pudiera ser transparente y veloz?
Hemos visto también que el electorado que había votado en su momento a Macri comienza a criticarlo antes de asumir, porque no hace lo que la gente preferiría que hiciese, cuando en realidad no ha hecho más que prepararse para gobernar a partir de diciembre y renunciar, por respeto al compromiso contraído, a intervenir en la puja nacional. ¿Es posible que esta postura pueda ser considerada pusilánime? ¿O lo que en realidad queríamos era que se constituyera en un misil “fast service” a control remoto contra un régimen que no nos convence?
Hay que aguardar todavía algunas horas más para saber cómo se reacomoda la realidad dentro de su nueva composición. Por ahora, lo que se ve es que el resultado del voto ha confirmado la efectividad de mantener la política del clientelismo y las prebendas, a la par que se sigue viendo una porción de ciudadanos muy indómitos, que no parecen dispuestos a someterse del todo a las normas de procedimiento que constituyen la base de una democracia sana.
A nuestro modo de ver, las elecciones han reflejado más que ninguna otra cosa la endeblez de nuestras convicciones y la apatía que nos genera todo lo que exija nuestro compromiso en el tiempo.
Podríamos hablar pues de la Argentina “prestada”. La que parece no haber fijado aún con claridad el límite y las condiciones de dicho préstamo.
¿Será el que mejor convenga cuando nos convenga, sin otras razones que el llamado de nuestras propias vísceras?
CARLOS BERRO MADERO
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1 comentario:
Gracias por Luchar por Una Republica con Progreso para todos.
La Republica perdio una Batalla pero no la Guerra.
Fuerza Argentino, Los Republicanos estamos de Pie y con el Doble de Energias.
Un Gran Abrazo Republicano.
Gracias por Luchar contra los Korruptos, y por querer una Argentina COn verdadero Progreso para todos.
Movimiento Argenlibre
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