martes, 30 de octubre de 2007

ELLA NOS CONVOCA.................

“ELLA NOS CONVOCA A LOS QUE NO LA VOTAMOS”
Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse - 30/10/2007


Hermosa invitación ha recibido el 55% del país, que votó en contra.



Una invitación retórica sin dudas, formulada a quienes configuran hoy la masa poblacional de los llamados grandes centros urbanos (Capital Federal, Córdoba, Santa Fé, etc) que son los que resumen el rechazo.



De ese 55% , casi ninguno era un potencial destinatario de la dádiva y de los procedimientos de clientelismo político que fueron usados por el gobierno, a mansalva, en todos los bolsones de pobreza e ignorancia.



A las pocas horas, esa señora, que insólitamente sostuvo el domingo último que “el odio no sirve para nada”, casi como una rara palinodia de sus propios vicios cotidianos, autorizó al Jefe de Gabinete a salir a insultar a los electores de la Capital Federal, diciéndoles que todos ellos “son soberbios y que deben dejar de votar como una isla” (sic)



La figura del matrimonio presidencial, ha logrado por méritos propios, suscitar no sólo el encono cerril de muchos sectores, sino los odios y las divisiones con una fuerza que vale imaginarse a una sociedad civil fracturada por la mitad (o no tan mitad).



Nunca antes había ocurrido una cosa parecida en el país durante un gobierno democrático, salvo en ocasión de la segunda presidencia de Perón. ¿ A que unión convoca esta señora ?



Hace pocas horas, se prestó al diálogo con Joaquín Morales Solá con otra posición puramente retórica sobre la totalidad de los problemas esenciales de la República y en ese momento reiteró su convocatoria con un gesto de ensayada bondad que parece pertenecer a Molière.



Con la mejor buena voluntad y con el ánimo de ver las cosas en forma objetiva, lo primero que a uno se le ocurre es que lo están tomando por idiota, y puede verse muy fácil que no construyeron, precisamente, un clima de unión nacional, sino todo lo contrario.



Lo que lograron es el germen de la desunión nacional.

El Presidente y su heredera esposa, han tenido un éxito pleno en instigar fervorosamente a desarrollar ese clima.



Hasta un niño puede ver, en los libros de historia, la saga de los gobiernos totalitarios nacidos bajo un régimen democrático, aún con apoyo de minorías poco significativas, pero con el amparo inapelable de las urnas.



Ascienden por una torre de celofán escalonada en pliegues de total artificialidad, hacia un pináculo cuya altura jamás los conforma.



Convierten a la oposición en un instrumento atomizado que les pavimenta el camino de tal escalamiento. Ellos dos hicieron exactamente eso.



Midieron casi quirúrgicamente cada paso de la fragmentación que le ocasionaron a esa oposición con el ánimo de evitar cuidadosamente que desaparezca del todo, casi como una necesidad de agonía sostenida, la cual debía ser así, arrastrada de un modo interminable, sólo para su imprescindible alimento político en el marco de unos contrapoderes que existieran sólo en los papeles.



Saben, leyendo ese mismo manual, que empezarán a caer cuando ellos mismos se transformen en su propia oposición, en un proceso conocido como “la paradoja del espejo”.



Los embriones de su caída, son su miedo y su inseguridad.



Para enfrentarse a ese drama íntimo que los atormenta cada día, los instrumentos de compensación que desarrollaron naturalmente de forma casi descontrolada, fueron la bravuconada y la agresividad sin límites.



Lograron, en verdad, al principio, muchos más adictos de los que ellos mismos se habían propuesto.

Sumisión, sometimiento e incondicionalidad empezaron rápidamente a campear en derredor suyo. Y llegaron así a convertirse para muchos en un lugar seguro, bajo cuya única sombra, se calmaban las penurias de los disconformes y también las de los que habían sido marcados como enemigos.



Arrasaron con la verdad en prensa y medios, sólo con la disponibilidad de “caja” y con partidas devengadas del propio erario público, todas ellas simétricas con un régimen impositivo confiscatorio distorsivo y armado con la excusa de una “grave emergencia económica”.

El totalitario es esencialmente populista.



Debe serlo forzosamente, por cuanto sueña con ser defendido por la movilización de una masa crítica popular, a la hora de que aparezca alguna acusación en su contra. Sobre todo si resulta ser fundamentada.



Llegan incluso al armado científico de conspiraciones, sólo con el objeto de producir, con idéntica artificialidad, su desbaratamiento estrepitoso, lo cual les permite exhibirse airosos y mostrar una fortaleza sofística de dominio frente a sus seguidores. La masacre policial tuvo presos antes del 28 y ahora, raramente, ya están en libertad.



Son ellos dos, quienes construyeron un liderazgo visual, abrazando causas de defensa hipotética de los intereses del pueblo, con una ferocidad terrible. La patria, la bandera nacional, la xenofobia y los símbolos de soberanía fueron el objeto ciego de una incentivación tan espectacular como mañosa que dejó verlos abriendo fuego sobre todos los íconos del desencanto popular, sobre aquellos que jamás nadie defendería y sobre cualquier leña de los árboles caídos.



La defensa de los intereses nacionales, puesta como un cartel en la proa de su avance, fue siempre el abrigo de transacciones y de erogaciones mayúsculas sin ningún otro sentido que no fuese el del propio bolsillo, encaminadas todas ellas, cada vez más, a hipotecar futuro y a “ganar” presente.



Dijeron combatir la calamidad y el vicio del pasado, haciéndolo desde un pedestal de moralidad pública cuyas reglas básicas se impartieron desde un discurso conmovedor, sacralizado y muy enojoso, que fue dicho siempre en muy alta voz, o a los gritos. ¿ O nos hemos olvidado ?



Lograron allí, la rara mezcla de ser, a la vez, víctimas de fantasmas potenciales y verdugos amenazantes en un mismo día, enarbolando en modo permanente un catálogo de graves peligros y acechanzas que eran justamente los reclamos y las pretensiones de unas “minorías deshonestas y antinacionales” en cuya demonización trabajaron de sol a sol.



Hacia todos ellos dirigieron sus advertencias y diseñaron parejamente “grupos populares de acción directa” para producir el amedrentamiento sobre cualquier grupo empresario que saliese un milímetro de las reglas de ese juego decretado. ¿ O nos hemos olvidado ?



Debemos esperar que el derrumbe sobrevenga por propia inercia.

Acaso nunca por la crítica opositora desde su débil estructura o por los escapes que se animan a ensayar quienes esquivan la mordaza de la prensa.



Les llegará el descalabro por una trágica contaminación interna y también por la descomposició n natural de cualquiera de las vías de desarrollo económico social, devenida de la parálisis estructural doméstica y del aislamiento internacional, que son justamente los escenarios artesanales que repujaron sus propios designios.



Les brotará algo así como un tumor de oposición a sí mismos, bien sea por el resquebrajamiento de su propia cohesión débil o bien sea por la extinción forzada de los recursos dinerarios artificiales de uso discrecional que fatalmente están siendo llevados, por ellos mismos, al límite de su colapso.



La “paradoja del espejo” es un fenómeno raro parecido a una especie de “neoplasia política” en cuyo crecimiento, la diseminación de células malignas es una función directa de la trilogía de su práctica política cotidiana : La postergación, la improvisación y la simulación.



Transitarán ahora el sueño de los oropeles y el boato conyugal.



Un sueño inimaginable. La página siguiente de las ambiciones del aventurero que se ha embarcado en ese mar sin costas ni rumbos de bitácora, inspirado en un espejo que refleja su rostro bordeado en laurel de fantasía y en la ovación temerosa de los marineros que todavía no quisieron o no pudieron tirar al agua.



Convocan a todos… para “tenderles una mano”.



¿ A cual de los sujetos indignos están convocando ?



La desunión nacional, ha sido un mérito especial de este singular matrimonio de trovadores de la inquina, recorrido ya el 99,9% de su mandato y puestos a sustituirse mutuamente, sólo por entender que acaso haya muchas más cosas… que pueden desunirse… todavía.



Lic. Gustavo A. Bunse

gabunse@yahoo. com.ar

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