martes, 16 de octubre de 2007

ZORRO EN UN GALLINERO

Un nuevo llamado a ser concientes el 28 de octubre con nuestro voto.- Siempre tendremos el gobierno que nos merecemos si actuamos con cordura y a conciencia.-

Zorro en un gallinero
Diego “El Chavo” Fucks - lunes 15 de octubre, 02:36 PM

"La Argentina es el país donde el sentimiento de la justicia está más lejos de la conciencia pública, y donde la injusticia y la inseguridad reinan en su mayor alcance...' 'Los jueces argentinos gozan de escasa fama, la justicia es lentísima (...) Mi impresión sincera, y la escribo sin vacilar, es que en este país la coima corre siempre, ante todo cuando están de por medio los grandes negocios estatales". Este duro juicio pertenece al periodista italiano Genaro Bevioni. Lo escribió en 1910, en el libro que registra lo que vio durante su estadía para la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo." Así abre una columna publicada por la gran historiadora argentina Ema Cibotti a pocos días del cacerolazo a De la Rúa. Los argentinos salimos a la calle a ejercer nuestro derecho ciudadano: ponerle freno a los abusos de un mandatario. El fenómeno de una movilización masiva, donde confluyó gente de todos los sectores, fue tan conmovedor como sorprendente. Mi asombro se originaba en lo inusual de ver a todo el pueblo en la calle -hasta el momento, patrimonio exclusivo de los piqueteros-, unidos, gritándole a los políticos en plena cara ¡QUÉ SE VAYAN TODOS!

El corralito fue el detonante de una bomba llamada Alianza, activada por Chacho Alvarez al renunciar a la vicepresidencia, con un presidente siempre dudando si cortar el cable rojo o el cable azul y con Cavallo a cargo de la brigada de explosivos. En este marco, me preguntaba qué pasó que finalmente todos marchábamos en una misma dirección, caminábamos con certeza hacia un destino que ni hacía falta nombrar, de forma espontánea y autoconvocados. Pasaron los días y me seguía interrogando cómo llegamos todos juntos y sin saberlo a Plaza de Mayo. Por fin, encontré algunas respuestas en la misma columna de Ema Cibotti: "A comienzos del siglo XX, la Argentina ya es un país singular. Singularmente rico. En ese contexto, la experiencia de la escuela pública que impulsa en una generación a los argentinos hijos de inmigrantes a la propiedad, a la Universidad, a los cargos públicos, y a la política no tiene tampoco parangón en el mundo... esa sociedad pujante es poco afecta a sujetarse a la ley y su desarrollo institucional es débil en función de su aparato productivo. .. porque cuando las expectativas generales son de progreso rápido, de veloz movilidad social ascendente no se necesita la garantía de la ley ni la protección de la norma. Tal vez es posible hallar en ese contexto de partida esa suerte de falta de apego a la norma que caracteriza, durante décadas, de hecho hasta la de los 90 inclusive, las prácticas sociales de los sectores medios y altos de nuestra sociedad... de ahí la frase 'roban, pero hacen'... la idea de que el país crece a pesar de la impunidad". esto explicaría nuestra tendencia a no involucrarnos. Heredamos, junto a los genes de nuestros abuelos europeos, la ilusión del progreso automático.

Diciembre 2001 marcó un quiebre en la creencia de que bastaba con habitar Argentina para garantizar a nuestros hijos un futuro mejor. La pérdida de esa seguridad en un horizonte próspero para las generaciones venideras, fue anunciada con ollas y cacerolas. Y después, no supimos cómo seguir. A pesar de las asambleas barriales y ONGs que surgieron desde la verificación de que un verdadero poder ciudadano es posible, la mayoría de nosotros no aprovechó que la pelota estaba en nuestra cancha y se la devolvió a los políticos.

Seguimos sin intervenir y repetimos la tradición inmigrante: Dejar que el presidente de turno nos dé sus sobras. Esperar que juegue para nosotros, pero sin hacer una clara demanda. Culpar al partido gobernante y a la oposición de la corrupción y la entrega, sin hacer uso de los mecanismos democráticos de protesta. ¡Hasta hay que escuchar a los trasnochados que sugieren no votar en estas elecciones! ¿Cómo es entonces? ¿Cuando nos toca a nosotros hacer algo por nosotros no hacemos nada?

Salgamos de una vez del modelo heredado de nuestros abuelos... primero informémonos y después votemos. El 28 de octubre tendremos una nueva oportunidad para cambiar las cosas, para elegir a aquél cuyo plan es más afín con el modelo de país que soñamos, aunque su propuesta suene utópica. Dejemos de votar al que mayor posibilidades tiene de ganarle al otro/a. Si no nos hacemos cargo cuando nos corresponde, después no vale patalear o desparramar responsabilidades entre los políticos y el periodismo.

Hay trece candidatos para explorar, a pesar de que para la TV sólo existan cuatro. Nunca el ciudadano dispuso de una herramienta más eficaz para conocer todas las fórmulas y propuestas: la WEB. No se me escapa que vivimos en una sociedad donde no hay igualdad de acceso a Internet, pero así y todo, la posibilidad de investigar tanto a quienes aspiran a la presidencia como a sus listas, no tiene precedentes. Saber, leer, y votar. El voto castigo, el voto licuadora, el no-voto mensaje nos trajeron acá.

Cuando una sociedad deja de creer en su derecho a elegir a sus representantes, a ejercer la democracia, a hacer uso del privilegio de votar, a incumplir con su obligación ciudadana, no puede pretender después que sus representantes no sean corruptos e impunes. Es como poner a un zorro a cuidar un gallinero.

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