por José Luis Milia
Cristina Kirchner va a ganar. Pero a doce días de la elección no ha presentado un plan de gobierno y ni siquiera remotamente ha hecho mención sobre como encarará los problemas que surgirán cuando se deba poner orden en este batifondo que su marido le deja.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero ha decidido – vaya uno a saber cual es la causa - hacer su campaña utilizando los fondos públicos.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero prefiere hacer, por tranquilidad, su campaña allende las fronteras, sin periodistas demasiados independientes y acompañada por algunos escribas comprados para mostrar solo lo que sus asesores de imagen aprueben.
Cristina Kirchner va a ganar, pero no ha dicho aún una sola palabra de cómo va a encarar la inseguridad y violencia que día a día siembra con muertos y heridos - de los nuestros - las ciudades argentinas, mientras los jueces que el senado matrimonial aprobó, dejan libres a los otros, a los delincuentes.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero teniendo la necesidad de pagar deudas con sus amigos de ahora, madres y abuelas putativas, montoneros y tirabombas varios, ha quedado estancada – por conveniencia - en los derechos humanos de los ’70 y no tiene ni idea, o prefiere no saber, que durante el gobierno de su marido han desaparecido no menos de setecientos chicos sin que se volviera a saber de ellos.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero no ha demostrado tener la más mínima idea de cómo controlará el creciente poder sindical que terminará dando al traste cualquier plan económico si es que existe algo así en el País.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero mira distraídamente como su marido, acuciado por una inflación que ya pasa el 20%, solo se preocupa por bajar las tasas y aumentar el circulante como si creyera que la hiperinflació n es el estado económico donde se desarrollan mejor las aptitudes de los argentinos.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero no quiere saber que vive en un País donde la educación es, dicho con misericordia, menos que mediocre, la salud pública da vergüenza y aunque se haga la que lo ignora, hay chicos que siguen muriéndose por desnutrición.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero pocos se esforzaron tanto como ella en poner a la justicia del País a niveles de un mercado de baratijas, con un consejo de la magistratura más parecido a un circo que a un cónclave de juristas empeñado en defender la independencia del poder judicial. Con jueces obsecuentes y cobardes y fiscales más dados a llevar la venganza a niveles de virtud ciudadana que a exaltar la justicia.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero sigue haciéndose la distraída sobre el destino final de los fondos de Santa Cruz.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero a doce días de la elección aún no sabemos cual será su política energética, y si seguiremos vendiendo a valores de remate el gas que al compañero Evo le pagamos a precio internacional.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero aún no sabemos si seguirá con la política “del animémonos y vayan” de su marido respecto a las pasteras uruguayas o les recomendará a los asambleístas que se aten una piedra al cogote y se tiren al río, total ya fueron suficientemente usados.
Cristina Kirchner va a ganar. Pero la revancha política, el desprecio por quienes no piensan como ella, la hostilidad hacia el campo, la animosidad contra la Iglesia y el odio a las Fuerzas Armadas seguirán siendo políticas de estado.
Cristina Kirchner va a ganar. Porque pese a la exclusión social y a la marginación a las que el gobierno de su marido ha condenado a millones de argentinos, estos las van a votar porque serán comprados con baratijas de ocasión.
Cristina Kirchner va a ganar. ¿Y saben que es lo más triste de esta farsa electoral?, que hicimos todo lo necesario para merecernos esto.
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