martes, 30 de septiembre de 2008

CHAU VIENTO DE KOLA

Advierten que al país se le termina el viento de cola
Por Martín Kanenguiser

A estas alturas de la crisis global de los mercados, si algo rechazan los analistas es sacar conclusiones definitivas. Los escenarios cambian demasiado como para brindar un diagnóstico tajante. Sin embargo, hay coincidencias en que el crac de estos días se traducirá en una fuerte desaceleración económica mundial, a partir de la contracción del crédito y de un posible shock de desconfianza por parte de los ahorristas.

Otra conclusión que sigue vigente, según los economistas, es ésta: la pérdida de riqueza en Wall Street tendrá su correlato en una caída del crecimiento económico global y, en particular, en el fin del fuerte viento de cola que favoreció a la Argentina en los últimos cinco años, que se transformará en un viento de frente. "Acá están todos shockeados, aunque algunos ejecutivos de compañías financieras sabían por la mañana que el paquete podía no ser aprobado. Este es un shock de desconfianza importante para ver qué puede pasar en términos de la solidez del resto de los bancos en todo el mundo", indicó un ejecutivo de un importante banco de inversión de Wall Street.

En Buenos Aires, el experimentado ex secretario de Finanzas Daniel Marx definió el resultado de la votación como "un golpe de confianza importante, que derivará seguramente en una crisis de crédito a nivel global". Para el ex funcionario de varias administraciones y actual consultor, la primera consecuencia de lo que sucedió ayer en el Congreso de Estados Unidos es que "se confirma la idea de una recesión en ese país y hay dudas sobre el comportamiento que tendrá el público".

"Se pensaba que el Estado reemplazaba al sector privado, pero ahora que ese sistema quedó bajo amenaza, generó una suerte de complicación adicional en una economía tan endeudada como la de Estados Unidos", afirmó.
Inseguridad

Desde Nueva York, el jefe de estrategia para América latina del banco Morgan Stanley, Gray Newman, sostuvo: "La única conclusión que podemos sacar por ahora es que los riesgos a la baja en términos de nivel de actividad económica son mayores a nivel global, y eso es peor para la región".

Un informe que escribió ayer Newman pone en duda la sensación de seguridad que cobijó a la mayoría de los gobiernos latinoamericanos estos años: "La sensación de refugio seguro con la que se definía a la región hace un año puede ser correcta respecto de las mejoras estructurales que se vieron, pero este foco ahora parece irrelevante. Enfrentados a una seria caída del ciclo, temo que muchos creyentes de esta tesis seguro pondrán su confianza en duda cuando la desaceleración de Estados Unidos se transforma en un serio camino de menor crecimiento mundial", indicó el analista.

En particular, Newman advirtió que "si a los países que hicieron bien las cosas esto les pega duro, como Chile, las noticias serán peores para los otros países, que optaron por gastarse la mayoría de los recursos que acumularon en los últimos años".

En la lluviosa Buenos Aires, el economista Luis Secco agregó que el foco principal de contagio para la Argentina llegará desde el lado comercial, por la caída en la demanda y en los precios de las materias primas, principal producto de exportación del país.

En segundo término, implicará una mayor contracción crediticia, tanto para el Estado como para las empresas. "Este es un cambio total del escenario internacional que le va a pegar a la Argentina, condicionando un modelo que, de todos modos, depende menos de los ingresos de capitales que otros", advirtió Secco.

El analista indicó que hay que olvidarse de la idea del "desacople" del país respecto del mundo que persistía entre algunos funcionarios de la administración de Cristina Kirchner, porque "el consumidor de Estados Unidos, que equivale a la suma de los consumidores de China y la India multiplicada por seis, va a gastar menos, y eso significará menor crecimiento para todos los países, incluida, claro está, la Argentina".

Una conclusión quedó totalmente vigente luego del derrumbe de las bolsas de ayer: la pérdida de riqueza que se observó en Wall Street, que ya alcanza niveles récord, tendrá su correlato en una caída del crecimiento económico global.

Atrás quedó el temor a la suba de la inflación que dominaba a los analistas, y a la propia Reserva Federal de Estados Unidos, hasta hace dos semanas.

Ahora todos creen que, como en una sala de terapia intensiva, primero habrá que salvar al paciente. (La Nación)

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