AMENAZAS A LOS BLOGS: DESPÚES LLORAN

Estimados amigos:

Hace una media hora llamé al 0800-888-8282 que encontré en Internet como
perteneciente a la sección de la secretaría de comunicaciones donde orbita
Eduardo Nereo Mariño.

Obviamente, no se lo imaginó. Atendió personalmente y se dio conmigo.
Le pregunté por la autoría del correo que habíamos recibido y se la atribuyó.
Reconoció también haber recibido mi respuesta.

Hablamos (es decir, hablé) durante unos 20 minutos.

Le propiné una paliza telefónica de la que no se olvidará en su vida.

Empecé muy enojada y en voz bastante alta recordándole lo que es la democracia
y la libertad de expresión y seguí recordándole que su sueldo y el de la presidenta
se pagan con mis impuestos (es decir con los DINEROS PÚBLICOS),
que es lo que me da derecho al pataleo, más allá del voto, que es secundario.

Primero titubeó, después pidió disculpas, terminó lloriqueando, sin poder explicar
NADA. Ni siquiera pudo explicar por qué había usado el nombre de Bunge Campos
para firmar la amenaza. Se enredó en unos inverosímiles principios de cuento, que
no pudo terminar.

Le dije que, por esta vez, solamente íbamos a difundir el caso por Internet, pero que la
próxima le íbamos a poner una denuncia penal y que iba a tener que salir a buscar
trabajo a la calle.

Ahí casi se muere. Me rogó que no lo hiciera, que no iba a volver a pasar CON NADIE,
que termináramos en paz, que le había dado una lección (sic) y que siguiéramos en contacto.

Le dije que si la presidenta le inspiraba tanta admiración, que iniciara un blog para
adularla y contrarrestar las críticas que recibe, recordándole que los
gobiernos militares, por mucho menos, censuraban medios y periodistas
y que en eso se basaba en gran parte el discurso ambivalente de CFK.

Abrevio para no cansarlos: si se enteran de un funcionario público de la Secretaría
de Comunicaciones infartado esta mañana sin causa aparente, es este pingüinito audaz,
que no midió el alcance de sus audacias. Se llamaba Eduardo Nereo Mariño.

Agradecemos a todos por la solidaridad recibida.

Un cordial abrazo cordobés.

Raquel y Horacio.