lunes, 23 de febrero de 2009

PEPERONISTA

Una producción de Agencia NOVA
Pepe Ronista: Reviente quién reviente, Perón presidente

24 de Febrero de 1946: Juan Domingo Perón es elegido Presidente de La Nación.



Pepe Ronista. (El dibujo es de Fernando Rocchia, especial para Agencia NOVA)

Y un día el cielo se tiñó de gloria. Nuestro querido general Juan Domingo Perón fue elegido presidente de la Nación un 24 de febrero de 1946, ganándoles por afano a los gorilas de la Unión Democrática: liberales, socialistas, comunistas, y quien sabe cuántas rarezas más.

A partir de ahí los pobres, los cabecitas negras, los desposeídos, los descamisados, como solía decir nuestra querida Evita, comprendieron el término de justicia social, de soberanía política, de independencia económica, de contar con paz, pan y trabajo para todos los argentinos.

¡Cómo se te extraña, mi querido General!. Mi bombo llora, ya no ruge como en otros tiempos de esplendores del Movimiento Nacional Justicialista. Si volvieras, seguro, no te quedarían suelas en los zapatos de tantas pateaduras en el culo que le darías a tantos idiotas que se dicen peronistas y son más gorilas que King Kong.
Me obligan a elegir entre el aceite de ricino, que enseguida me hace ir al baño, o la sandía con vino que me hace vomitar, General.

Por un lado tengo a los kirchneristas, que hablan todo el día de progresismo, de revolución nacional y popular, y se están llevando con pala lo poco que dejó el patilludo, y por otro lado, a los derechosos pitucos de Felipe Solá, un colombiano llamado Francisco De Narváez y un nene bien jefe de gobierno porteño que está más cerca de Isidoro Cañones que del indio Patoruzú.
Y después está Lilita Carrió, esa sí que morfa, mamma mía. Fue al programa de Mirtha Legrand y casi se come hasta el mantel. Con su mística devoción, su cama solar y sus aires de profesora de facultad, la gordita se juntó con todos los muchachos de la Alianza que sumieron al país en el más absoluto fracaso. Están todos, no falta ninguno. Deben ser los gorilas, deben ser...

Ayudame, mi querido General. Ayudame a no caer en la desesperación, a no capitular. Ayudame a mirar de frente a mis hijos, a no caer en la tentación que me ofrecen todos estos ruines que te nombro, de hacer plata vendiendo mi vieja, y crecer a costa de pisarles la cabeza a los demás.
Ayudame a hacer un mundo más justo, donde no haya tipos que con la guita del Estado se construyan hoteles fastuosos mientras hay gente que no tiene dónde ir, o comen hasta reventar en Puerto Madero, y los pibes en las esquinas revuelven la basura.
Ayudame a no sentirme culpable cada vez que salgo con la jermu y los nenes a comer una pizza afuera, mientras los nenitos mendigan las sobras y los rajan enseguida para que "no molesten" a los que están comiendo con estampitas, tijeritas, peines o linternitas.
No me dejes caer, General. Ayudame a seguir creyendo en Dios, a ser un tipo bueno, a no valorar a las personas por los bienes materiales que acumularon. ¿De qué sirve embarrarse tanto cuando al final a todos nos comen los gusanos?.

Dame fuerzas, mi querido General. No sabés lo mal que se vive y lo mal que se está. No estoy llorando, no, General. Es solamente una basurita que se me metió en el ojo. En serio te digo, ¿cómo te voy a mentir?.

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