PATOTAS

sábado 13 de junio de 2009
La hostilidad política no cesa


Ataques violentos en campaña.
La aparición de patotas que quieren intimidar a la oposición en campaña, en especial a los que las encuestas serias dan con mayor puntaje, son los que cometen fechorías y perturban con una odiosa hostilidad, traducidas en provocaciones y represalias.

Por Nélida Rebollo de Montes

La vida enriquecida con la cultura tiende a cultivar un afán crítico de verdad, un sentido preciso de belleza y una inclinación decidida hacia el bien. Esa tendencia se rige por valores. De ahí que no sea casual elegir los valores como eje intelectual humanizado, haciendo que la vida tenga sentido. Por eso definimos a la persona como el ser humano en posesión de una capacidad crítica y de una conciencia moral que la hace vivir con el espíritu activo y el alma vibrante.

Los valores se reflejan en los pensamientos, sentimientos y actos de las personas que los poseen. Para concluir estas reflexiones es preciso reconocer que la persona es el ser humano libre y responsable. ¿Cómo asume su libertad y responsabilidad una diputada argentina que si mal no recuerdo su apellido es Rey? Lo asume eludiendo su obligación y rebajando su propia humanidad, si es que la tiene.
La diputada de marras dijo que Gabriela Michetti usufructúa su condición de discapacidad ¿En qué forma lucra su invalidez, nos preguntamos alarmados, si Michetti está en campaña visitando barrios y ciudades en su silla de ruedas, sin ningún privilegio como no lo tuvo en su cargo de vice jefa del gobierno porteño, donde sí aportó talento, trabajo y esfuerzo? Además ha renunciado a ese cargo electivo para presentarse como candidata a diputada por el “Pro”.

Cabe destacar que los oficialistas, candidatos a diputados, son actualmente gobernadores y, otros intendentes que no han renunciado para promoverse a candidatos a diputados y además han confesado que si ganan una diputación no se harán cargo de ella para lo cual han buscado reemplazantes que nadie los votó. Esta actitud es una burla incalificable al elector, además de un fraude vergonzoso dadas las jerarquías políticas de los burladores.
La agresión maligna de la diputada rival pretendió hacer creer que la Licenciada Gabriela Michetti, explota, aprovecha su adversidad y su tribulación, en la campaña y tal vez en la política. La imputación miserable, dicha por una mujer que, al igual que Michetti, está en política, es verdaderamente detestable.
En honor a la verdad Gabriela Michetti goza de gran prestigio por méritos propios en su cargo de vice jefa del gobierno porteño, al que renunció para ser candidata legislativa y se ha desempeñado con aportes inteligentes en obras. Es una señora moderada, conciliadora, humana.
En campaña no se le ha escuchado a Michetti en reportajes periodísticos que le hacen ni en libre comunicación con ciudadanos ninguna agresión contra sus contrincantes.
Cuando se le informa sobre críticas infundadas y “chicanas”, responde que no va a contestar, que prefiere centrar sus energías en ideas y proyectos que hará realidad si gana el “Pro” a quien representa junto con otros candidatos que se distinguen por un estilo respetuoso y tolerante.

Cuando se le ha preguntado a Michetti por el motivo de su estado físico ha respondido, con naturalidad y resignación. Indudablemente lo sufre pero con dignidad y con animo enaltecedor. Sus méritos personales y políticos siguen intactos e imponen respeto al igual que la valoración de su vida social, intelectual, académica y cultural que no le restan simpatía, espontaneidad y desenvoltura. Su actuación nos ha permitido conocer la génesis de su pensamiento y acción.
Los odios irracionales en la campaña legislativa se han vuelto cada vez más tercos y sinuosos. El trato con los demás no muestra en los agresores seres verdaderos. La excesiva influencia de la vida pública deja vacía la intimidad, la vida personal y los sentimientos fundamentales.

Hay políticos oficialistas que sólo viven de las valoraciones colectivas y recibidas de fuera. Se alimentan sólo de lugares comunes. Se llega a una enajenación imperdonable en el mal que causan con mentiras y patrañas de toda índole para hacer sospechosos a los que pueden sacar más votos que el absolutista ex presidente y ahora candidato a diputado, Néstor Kirchner. Todo esto constituye otro signo de deshumanización creciente, como así también un debilitamiento del sentido fundamental de la vida humana.
Se necesita con urgencia fortificar la existencia y favorecer el amor por la libertad y la verdad. Para ello hay que rechazar el sometimiento servil a la animalidad política que deshumaniza al hombre.
La barbarie aumenta mientras se debilita la resistencia moral. Se impone entonces ser contundente y valiente no dejando subordinar la voluntad a la del político hegemónico y sus serviles que alcanzan una tendencia única, característica propia del autoritarismo.
Nunca las trampas ni las difamaciones deben justificar la impotencia y la cobardía del retroceso. Por esto quien es irascible, injusto y corrupto no debe confundir con sus besos y abrazos al público y una artificiosa mimosidad para ganar votos y esclavizar después.

La campaña legislativa del 28 del corriente mes debe servir para que la oposición tome debida cuenta de la inconducta del oficialismo que no hace otra cosa –por el miedo a perder votos- que herir, difamar y denigrar a las mujeres y hombres probos, tal el caso de Gabriela Michetti, Francisco de Narváez, Julio Cobos, Mauricio Macri, Felipe Solá y tantos más, quienes están embebidos de las aspiraciones, deseos, ilusiones del pueblo y defienden el campo que sigue siendo malogrado por las políticas oficiales en su contra.

La aparición de patotas que quieren intimidar a la oposición en campaña, en especial a los que las encuestas serias dan con mayor puntaje, son los que cometen fechorías y perturban con una odiosa hostilidad, traducidas en provocaciones y represalias. Como siempre en circunstancias de elecciones, el gobierno ha desplegado dádivas que cuestan muy caras a quienes pagan impuestos diversos y altísimos y no han autorizado que se dilapide su dinero.


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