sábado, 5 de septiembre de 2009

LIBERTAD DE EXPRESIÓN



Por Jorge Omar Alonso

El profesor de teoría política Giovanni Sartori expone que “ el verdadero fundamento de todo gobierno es la opinión de los gobernados”. Esa opinión que denominamos pública juega un rol importantísimo en las democracias, puesto que constituye la expresión de ciudadanos preocupados por la “res publicae”, vale decir por los asuntos de interés común que hacen a la marcha de una determinada sociedad política. Y por ser públicos son de interés general, como también algunos temas privados logran convertirse en públicos.

Por sobre todas las cosas el destinatario de esas manifestaciones es el poder a quien se dirigen pero también vuelven al resto de la sociedad. Esa opinión es “doxa”, no es “epísteme” de acuerdo con la clásica distinción platónica lo que significa que es simplemente opinión y no ciencia.

De este modo el ciudadano exterioriza su opinión a través de los distintos canales con que cuenta a su alcance. Este hecho esta muy relacionado con la libertad política que promueve a la participación. Ahora bien, existen variadas formas de participar, ya sea directamente cuando el individuo se afilia a un partido político, a través del acto eleccionario o integrando grupos sociales intermedios de presión, para influir sobre los asuntos políticos y esta participación puede ser pacífica en estos casos, o violenta como los piquetes que todos conocemos y sufrimos.

Una cultura democrática fomenta entre los ciudadanos la participación lo que no ocurre en el autoritarismo, donde es bueno para el poder tener ciudadanos desinteresados y desinformados, porque de otro modo como ocurre en toda democracia que se precie, el ciudadano está atento a los pasos del gobierno y perentoriamente impele al poder a dar cuenta de sus actos.

Consecuentemente también dentro de una sociedad encontraremos una mayoría desinteresada de la vida política. Son los que consideran una democracia con solo introducir cada cuatro años un sobre en una urna, sin saber porqué y con el solo hecho de cumplir con una formalidad para evitar penas. Y desde otro punto de vista tampoco podemos considerar libres esas elecciones, puesto que la opinión bajó desde el poder de turno ya elaborada y con candidatos puestos “a dedo”.

Pero están aquellos ciudadanos que eligiendo la escritura como medio de expresión: periodistas, intelectuales o simplemente blogeros, tratan de llevar y compartir con otros sus preocupaciones sus ideas y sus desacuerdos, a través de los medios gráficos o internet.

Y todo comenzó con Guttemberg, porque si bien la sociedad comenzó cuando los hombres se comunicaron entre ellos a través de la palabra, los demagogos y los tiranos sucumbieron con el primer renglón escrito en el primer libelo.

El régimen actual busca imponer el pensamiento único a través de la comunicación única pretendiendo anular a la prensa libre, pero como siempre sucedió la palabra imperial se quebrará en algún momento.

Agrega el profesor Sartori que: “no basta que la libertad de expresión sea tutelada por el sistema jurídico; también es necesario que no haya temor”; y agrega: “con la excepción de pocos héroes solitarios, quien teme decir lo que piensa acaba por no pensar lo que no puede decir”.-
CYA

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