sábado, 5 de septiembre de 2009

TRAICIÓN


CÓMO SE ORGANIZA Y SE CONSIENTE UNA TRAICIÓN

Por Cosme Beccar Varela

No cualquiera puede organizar y lograr el consentimiento de muchos para una traición. Como un estudio político voy a analizar brevemente la traición cometida hoy, 4 de Septiembre del 2009 en el supuesto "acto continental en repudio a Chavez".

La traición tiene sus actores y el consentimiento de la traición tiene otros. Empecemos por los que cometieron la traición.

Los venezolanos que viven en la Argentina son los primeros interesados en lograr un repudio masivo al tirano del Caribe. Ellos sabían que si la manifestación en Buenos Aires no era masiva el objetivo no se lograba sino que se producía un efecto contrario. Una minúscula manifestación era prueba de un minúsculo rechazo al mayúsculo tirano de su patria, aliado de la tiranía que oprime a la Argentina.

Pues bien, mientras sus compatriotas arriesgan la vida en las calles de Caracas y de otras ciudades venezolanas para oponerse al tirano, ellos aquí, habitantes privilegiados de un país que a ellos no los oprime, dejaron de hacer lo mínimo necesario para que un gran número de argentinos se enteraran del lugar y la hora del acto de repudio. Lo único que apareció en los diarios fue una linea dentro de una noticia titulada " 'Guerra' de marchas contra Chavez" ("La Nación", 4/9/2009, pag) en la que se decía que en Buenos Aires "habrá una marcha a partir de las 14hs. en la Plaza San Martín" y una serie de e mails contradictorios en Internet. O sea, casi nada y en el mismo día.

Si bien el aviso era mínimo, como "La Nación", supuestamente, tiene 100.000 lectores, era suficiente como para que al menos 1.000 argentinos, sabiendo que la Argentina va camino de una tiranía marxista de la mano de Chavez y debiendo tener un mínimo de solidaridad fraterna con el desgraciado pueblo venezolano y con la pequeña Honduras que está siendo agredida por el mismo payasesco canalla, hubieran concurrido a la Plaza. No lo hicieron. Había no más de 20 argentinos, algunos de los cuales iban porque sus parientes son militares secuestrados por la tiranía y algún otro porque era un espía o un infiltrado, según pude colegir por la conducta de algunos de ellos.

Había, eso sí, muchos periodistas para dejar constancia del fracaso de la concentración que no pasaba de 80 personas, entre ellas 20 argentinos, 50 venezolanos y unos 10 colombianos. Los venezolanos carecía de todo espíritu de combatividad y pedían "paz" con Colombia además de libertad de prensa para los medios de difusión. El derrocamiento de Chavez estaba lejos de sus pensamientos.

Todos fueron muy fríos ante mis gritos de "¡Viva!" a Honduras que resiste heroicamente a la agresión mancomunada de Chavez, de los Kirchner, de la OEA y del gobierno de Obama. Por supuesto dí otros "¡Viva!" a Venezuela que esos sí fueron respondidos con una decente estentoreidad, pero nada más que decente.

En un momento dado, empezaron a corear a favor de la "paz". Ahora bien es sabido que la "paz" favorece al tirano que está en posesión del poder, tan es así que las marchas que organizó Chavez para este mismo día tenían como lema "¡En pie de paz!" (ver "La Nación", 4/9/2009, pag. 4)

"Uti possidetis" es un viejo dicho juridico y significa que la paz favorece al que está en posesión de algo, aunque su legitimidad sea dudosa. Luego pedir "paz" en Venezuela es más o menos lo mismo que pedir que Chavez se quede en posesión pacífica del poder que ha usurpado mediante el fraude que cometiera en el plebiscito revocatorio del 2004 y en la elección presidencial de Diciembre del 2007 y que mantiene por la violencia y el soborno de las FFAA.

En ese momento empezó a lloviznar. Cuando el grito por la paz prevalecía me acerqué a uno de los supuestos venezolanos que la pedían para explicarles que la paz favorece a Chavez y le pregunté al mayor de ellos si era venezolano. Me dijo que no, que era argentino y me insultó soezmente como toda respuesta. Ese era, evidentemente, un provocador.

Los periodistas empezaron a interrogar a dos o tres personas y obtuvieron -como sin duda lo esperaban- anodinas declaraciones a favor de la libertad de prensa. Chavez salió incólume.

Cuando me iba bajo la llovizna pensaba: "¡Así se organizan las traiciones y así muestra el pueblo argentino su consentimiento con las tiranías!". Mañana los diarios certificarán que en Buenos Aires no hubo movilización contra Chavez.

¿Hay alguna causa noble que movilice a los argentinos? Estoy por pensar que no. Estamos cayendo al fondo de un egoismo servil que nos hace merecedores de continuas y sucesivas vejaciones y despojos. Este mini-acto de "repudio" a Chavez es un triunfo más de la tiranía, barato y efectivo. Y Chavez puede reirse de los argentinos.

CYA

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