miércoles, 23 de junio de 2010

AGARRADOS AL SILLÓN


PJ BONAERENSE

Los intendentes del conurbano no corren riesgos


Por Alexis Di Capo

Los incesantes reacomodamientos en marcha en el peronismo bonaerense no logran arrastrar a los intendentes del PJ, que siguen haciendo su propio juego casi sin inmutarse.

Las silentes batallas del mundo peronista provincial tienen su correlato más visible (y sonoro) en los oficialismos comunales: una vez que se accede al sillón municipal, es sumamente difícil salir eyectado.

Veamos. La reforma municipal propiciada en los 90 por el entonces gobernador Eduardo Duhalde dotó de plenos poderes a los ejecutivos distritales en detrimento de los Concejos Deliberantes y los Consejos Escolares. Estos dos institutos hoy carecen casi totalmente de caja (salvo que sean del mismo signo del Intendente). Así es que se ve claramente desde dónde el kirchnerismo viene aprendiendo a utilizar los resortes del Estado.

Otra tendencia de los últimos años fue que disminuyeron los conflictos políticos en los municipios a través de una exitosa receta: que el jefe comunal, o algún pariente cercano, sea también jefe del partido.

Con estos antecedentes es más fácil comprender hacia dónde va el juego de los intendentes para permanecer en el Oficialismo.



El 2009

Tanto Felipe Solá, como el mismo Duhalde y en menor medida Francisco De Narváez suelen contar como propios a varios caciques comunales. La elección del 2009, sin embargo, muestra una realidad compleja: El duhaldismo tuvo una escasa participación en las listas, reducida al yerno del ex presidente, Gustavo Ferri, Alfredo Meckievi y Eduardo Amadeo (antes cercano a Solá). Por su parte, después de haber sido gobernador, Solá no pudo armar una estructura territorial real. Y en los casos de De Narváez y el macrismo, se movieron incorporando un mix de advenedizos de la política con “candidatos consensuados” con el Lord local.



La quimera del apoyo de los intendentes

De cara al 2011, las distintas tribus sciolistas, kirchneristas, ex albertistas y peronistas federales, tratan de “contar con los favores” de los intendentes. Este emprendimiento por ahora se parece a una quimera. Los caciques del conurbano siguen su juego sin pestañear, piden que los “entiendan” y otra vez prometen a dos bandas a la caja de ahora y a la caja por venir.

Preguntas no faltan: ¿cómo hará el peronismo para “diferenciarse” del kirchnerismo o de “la vieja política” si los candidatos a intendente son “los mismos” de siempre?

Con este panorama, es lógico que los dirigentes de las segundas y terceras líneas estén preocupados por el porvenir y quizás ya algunos hayan percibido que en el 2011 tendrán poco espacio. En el panorama electoral puede verse a quienes quieren llegar. Como las segundas y jóvenes líneas sciolistas, por ejemplo, Alberto Pérez y Javier Mouriño; los peronistas federales del interior, caso Mauricio Silva; el neoduhaldismo que representa Gustavo Ferri. Mientras que tanto Solá como De Narváez privilegian la captación de votos para sus candidaturas sin preocuparse demasiado por lo que hay abajo.

Si se consolida este juego -plenamente favorable a los intendentes- son altamente probables dos resultados: por un lado, el mantenimiento del status quo, es decir, una ola masiva de reelecciones. Pero, además, se facilitaría así la victoria del panradicalismo.

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