martes, 22 de junio de 2010
SEQUÍA DE LEYES
En tiempos del Mundial, valga una definición futbolera para comparar la situación del Parlamento: el equipo tiene buen toque, trabajo y hasta sacrificio... Pero le falta gol.
Valga la expresión para resaltar que, contrariamente a lo que esperaban muchos agoreros, el Congreso no está parado y después de tantas idas y venidas de las primeras semanas del período ordinario, finalmente ha logrado sesionar con cierta periodicidad, aunque con un dato no menor: en general, la resistencia oficialista y las discrepancias de la oposición dificultan la llegada de los temas más ríspidos al recinto.
Esto es lo que ha venido sucediendo y lo que nos lleva a determinar una conclusión llamativa que salta bien a la vista, la que marca que son pocas las leyes que han logrado ser aprobadas.
Quince, sólo quince leyes han sido aprobadas desde el 10 de diciembre en que operó el recambio legislativo con el que el kirchnerismo perdió la mayoría en ambas cámaras. Lo que es lo mismo que reducir ese período a este año, pues recordemos que no hubo convocatoria a extraordinarias y los recintos recién se abrieron en marzo. ¿Quince es mucho para medio año? No, en absoluto. Es un número absolutamente menor, sin entrar a analizar las características de ese puñado de proyectos que alcanzaron a ser aprobados por ambas cámaras.
La Casa de las Leyes ha tenido un semestre con fuertes discusiones reglamentaristas y polarizaciones políticas que han impedido avanzar y consensuar proyectos de ley que busquen solucionar algún aspecto de la vida de los argentinos. La escasa “producción” de normas, las únicas leyes sancionadas, no reflejan fielmente el trabajo realizado por los asesores, secretarios de comisiones y los propios legisladores, ya que en este semestre de 2010, la actividad parlamentaria tuvo una gran dinámica. Lamentablemente, el esfuerzo de horas de investigación para elaborar un proyecto, luego el consenso con otros asesores de distintos sectores políticos son en vano porque no logran su objetivo al ser trabados y no llegar al recinto.
El ranking del Indice de Calidad Legislativa realizado por Semanario Parlamentario muestra que a pesar de las decenas de preocupaciones que desvelan a la sociedad, el Parlamento argentino sólo pudo convertir en ley quince normas, un número bastante inferior que llevaría a pensar en una inactividad durante el primer semestre de 2010. En este sentido, también, se podría asegurar que el Parlamento le da la espalda a la gente que reclama normas para solucionar, por ejemplo, el preocupante crecimiento constante de la inseguridad; débiles leyes de tránsito; el funcionamiento de la Justicia; el avance del narcotráfico; los aumentos deliberados en las empresas de medicina prepaga; el vacío legal sobre los tratamientos de fertilidad; el aborto; entre otros, son los temas que exigen leyes.
Pero tampoco se sancionaron aquellas leyes que tanto han prometido los sectores opositores al Gobierno nacional. El caso más emblemático sobre la falta de aprobación de leyes incluye al sector agropecuario, que a partir del involucramiento de sus dirigentes en la cuestión política logró ingresar a varios de dirigentes a la Cámara de Diputados, que hasta ahora no fueron capaces de aprobar una ley sobre ningún tema que tanto habían reclamado.
En verdad, si bien se ha trabajado mucho en comisiones, en las sesiones realizadas no se ha podido sancionar las leyes ya que el Congreso vive una parálisis política resultante de un choque de posiciones entre el oficialismo y la oposición. Un oficialismo, que quiere mantener un status quo en el que no salgan las leyes que no llevan su impronta, y una oposición que se queda en el voluntarismo, producto de las fuertes discrepancias internas de las que adolece. Y lo que es peor, esta situación puede agravarse después del Mundial de Fútbol, ya que muchos sectores contrarios a la Casa Rosada comienzan a delinear las estrategias para las elecciones presidenciales de 2011.
Poca producción
El proceso para que una iniciativa se convierta en ley es largo y tiene un tiempo pautado por reglamento que consta de varias semanas. Por lo tanto, desde el origen de un proyecto de ley hasta que se convierta en norma transcurre un tiempo que en la mayoría de los casos es contrario a las urgencias de la sociedad o la necesidad del mismo gobierno de turno.
Por eso se dice que el Parlamento es “lento”. Pero, en esta oportunidad, en seis meses sólo ha convertido en ley 15 proyectos, de los cuales el 95% ya tenía media sanción dictada el año pasado. Es decir que sólo algunos proyectos de ley relacionados con reformas laborales y la ley de Contrato de Trabajo fueron aprobados en ambas cámaras en 2010. En este punto no menor, también se percibe cierto recelo entre ambas cámaras parlamentarias, que no logran trabajar coordinadamente y, por el contrario, cada una marca una agenda, a pesar de que ambas son dominadas -a priori- por los sectores opositores.
Un dato vital para comprender los temas que se trataron en el recinto de la Cámara baja es que en sólo dos sesiones (9 de junio y 12 de mayo) se convirtieron en ley definitivamente siete proyectos que ya tenían el aval del Senado. Entre ellos, el más relevante fue la adhesión de Argentina a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) tras aceptar el tratado constitutivo que se había transformado en una deuda del Congreso nacional. Sin dudas, la designación de Néstor Kirchner como secretario general presionó para que Diputados lo aprobara y sea definitivamente ley.
Cabe recordar que el tiempo de numerosas sesiones se consumió también en largos debates de cuestiones de reglamento interno de un proyecto de resolución, sin tratar el tema de fondo que, en uno de esos casos, verdaderamente era el uso de reservas del Banco Central para pagar los vencimientos de la deuda pública. Por lo tanto, la media sanción de la Cámara de Diputados con mayor relevancia fue la posibilidad de contraer matrimonio para las personas del mismo sexo. Peor suerte corrió la reforma de la ley que regula los Decretos de Necesidad Urgencia, ya que fue aprobada por los diputados, pero en particular dos artículos no tuvieron el apoyo necesario, por lo que la media sanción que se encuentra en el Senado ha quedado a medias.
La Cámara alta tuvo varios intentos fallidos de sesión por su “virtual” paridad que impide conformar el quórum necesario -37 legisladores-. En cuatro sesiones sólo pudo darle sanción definitiva a ocho proyectos que ya tenían media sanción de Diputados. En total, suman 15 leyes en 6 meses, lo que marca un Congreso inmerso en la confrontación permanente y la necesidad de la oposición de generar derrotas al Gobierno en temas de gran impacto mediático como la reforma del Consejo de la Magistratura; el rechazo al Canje de la Deuda pública; la coparticipación del impuesto al Cheque; la reforma del INDEC; entre otros.
A pesar del gran impulso que le dieron los medios masivos de comunicación a los legisladores opositores, la embestida contra el kirchnerismo se fue diluyendo y las anunciadas derrotas K se convirtieron en pura impotencia de la oposición, que demostró una vez más ser un difícil armado político contra un Gobierno, pero no una alianza común por un proyecto. Obviamente, al juntarse el PRO con Proyecto Sur, pasando por la Coalición Cívica, la Unión Cívica Radical y el Peronismo Federal que impulsa Eduardo Duhalde, el Grupo A tendría grietas y estas se evidenciaron influyendo, también, en la baja producción de leyes.
Tiempos congelados
En una breve cronología se destaca a fin del año pasado la victoria en el reparto de las comisiones en la Cámara baja. Luego, en el 2010 comienza con la polémica desatada por el ex presidente del BCRA Martín Redrado, al negarse a liberar las reservas para el pago de la deuda pública, según lo había ordenado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Durante enero y febrero, meses en los que el Parlamento se encuentra de “feria estival”, la oposición reclamó la convocatoria de sesiones extraordinarias que nunca se realizaron. Al llegar el 1º de marzo, día establecido para iniciar el período ordinario de la actividad legislativa, la discusión seguía siendo la utilización de los DNU, lo que valió varias sesiones extensas debatiendo interpretaciones jurídicas y reglamentarias que no concluyeron en absolutamente en nada concreto, salvo la media sanción de lo que se denomina la ley Verna que se refiere al uso de las reservas.
Pero para evidenciar aún más los contratiempos y el freno que trata por todos los medios de imponer el oficialismo a leyes que no son del agrado de la Presidencia, esta media sanción del Senado no fue tratada de inmediato por la cámara revisora, sino que duerme en el cajón de la Comisión de Presupuesto, liderada por el kirchnerista Gustavo Marconato.
En estos tiempos, el Parlamento está muy lento comparado con el segundo semestre de 2009, cuando el oficialismo aprovechó sus últimos meses como mayoría para sacar todas las leyes que creyó necesarias, incluso en tiempo récord. En contraste, ahora frena todo y la estrategia es dilatar y, por aptitudes propias e incapacidades de la oposición, lo logra.
Más aún, el tema que más se ha debatido en el Parlamento es, en cierta medida, impulsado por el propio kirchnerismo: el matrimonio homosexual, que se podría convertir en ley el 14 de julio. Sería así el primer tema que se trate enteramente en ambas cámaras durante el presente año, ya que ningún tema fue debatido en Diputados y Senadores en 2010.
Aunque muchas sean las conferencias de prensa y mayor sea la cantidad de oportunidades que se pueden escuchar, ver o leer a los senadores y diputados nacionales, la realidad es que el Congreso sólo sancionó 15 leyes, de las cuales una ya se sabe que no será promulgada por el Poder Ejecutivo Nacional.
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