miércoles, 16 de junio de 2010

EL ABRAZO DEL OSO


POR QUÉ EN OLIVOS PASARON DE LA CONFRONTACIÓN A LA NEGOCIACIÓN

El abrazo del oso de Kirchner

Si el Peronismo Federal negocia, podría pagar un alto costo político.
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Por Carlos Tórtora

Con su nueva estrategia, Néstor Kirchner intenta suplantar la confrontación con el Peronismo Federal por la negociación. Hoy vence el plazo para que los partidos políticos adecuen su Carta Orgánica a la ley de reforma política 26.571. El PJ no cumplió con esta obligación y sería intimado a hacerlo por la Jueza Federal María Servini de Cubría. Como la reforma de la carta orgánica es competencia del Congreso Nacional del PJ, Kirchner aprovecharía la ocasión para convocar a ese organismo e invitar a los disidentes a debatir allí sus diferencias con el oficialismo. Tanta amabilidad coincide con los incesantes esfuerzos del operador estrella del gobierno, Juan Carlos Mazzón, por sentarse a conversar con los operadores de Eduardo Duhalde, Francisco de Narváez, Carlos Reutemann y Felipe Solá. ¿La agenda? Limar las asperezas para que los disidentes se avengan a concurrir a la interna abierta del PJ en vez de vaciarla de votos armando una interna por afuera del partido. Una -o tal vez la principal objeción- de los peronistas federales es que, por el sistema vigente de participación de las minorías en las listas de candidatos, ganando o perdiendo tendrían que compartir la boleta con personajes como Carlos Kunkel o Luis D'Elía. Pero, aun cuando se llegara a una solución puntual en este tema, la estrategia de la negociación apuntaría más lejos.



Marea negra

La instalación pública de que los dos peronismos están sentados en una mesa de negociaciones sería un objetivo central de Kirchner. En apariencia sería el kirchnerismo el que reconocería así formalmente a los disidentes. Pero, en realidad, el sentido de la jugada sería inverso. El Peronismo Federal aparecería, a través del diálogo, legitimando al kirchnerismo y, en caso de firmar un acuerdo, la foto del mismo tendría un significado altamente riesgoso. En este fatal abrazo del oso, los disidentes podrían terminar con su imagen asociada a los Kirchner. Un pacto de convivencia peronista no sólo favorecería a los amos de Olivos, porque encabezarían la unidad partidaria, sino que le daría una herramienta electoral de gran efecto a la UCR. Así como Raúl Alfonsín ganó en el 83 con su denuncia del supuesto pacto sindical-militar, 27 años después su hijo podría tomar el poder señalando que los dos peronismos son en el fondo lo mismo y hasta hablar de un pacto para mantener la impunidad del matrimonio presidencial.



La reacción

La táctica del abrazo del oso estaría provocando la reacción de Duhalde, que estaría dispuesto a marcar distancia y a evitar la imagen de que está negociando con el gobierno. “Sentarse a negociar con los operadores de Kirchner es contaminarse, acordar es suicidarse, sintetizó un estrecho colaborador de Duhalde”.

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