martes, 15 de junio de 2010

ENERGÍA


El Ágora - 15-Jun-10 - Editorial

ENERGÍA: UNA LIGEREZA INCOMPRENSIBLE

por Héctor B. Trillo

"Planificación: Plan general, metódicamente organizado y frecuentemente de gran amplitud, para obtener un objetivo determinado, tal como el desarrollo armónico de una ciudad, el desarrollo económico, la investigación científica, el funcionamiento de una industria, etc". Diccionario de la R.A.E.

En estos días, a raíz de los problemas que han venido presentándose en materia energética, se conocieron actos y especialmente declaraciones de una ligereza inadmisible de parte del ministro de planificación.

Los problemas no son nuevos y las declaraciones fuera de toda lógica tampoco. Pero el ritmo que han venido tomando los hechos y la frecuencia rutinaria con la que se presentan una y otra vez inconvenientes con el sistema energético son de suficiente gravedad como para encarar las cosas con un poco de criterio y bastante razonabilidad. Es evidente que no es eso lo que está ocurriendo.

El día 4, Daniel Cameron (secretario de energía) envió una misiva a los fraccionadores de garrafas en la que le recordaba la obligación de cumplir con el abastecimiento del mercado argentino, al tiempo que les informaba que no había autorización para la exportación del producto. 24 horas antes, Norberto Giuliano (con funciones en la Dirección de Gas Licuado de Petróleo del ministerio de Planificación) envió un correo electrónico en el que les pedía a los productores quitar del mercado la sensación de desabastecimiento, y que instalaran en los medios gráficos y radiales la seguridad de que se cumplirá con la demanda y los precios.

Es evidente el altísimo grado de improvisación y la supina torpeza con la que pretende encararse el problema de la falta de energía, en este caso gasífera. Creemos que huelgan más comentarios en este sentido. Pretender que haya gas, no escaseen garrafas, y se invierta en publicidad para instalar en los medios la idea de que no falta lo que falta es bastante más que risible. Y ponerlo por escrito es hasta patético

Hace bastante tiempo que se sabe que los tejes y manejes con la república bolivariana de Venezuela en materia de fueloil han visto la luz. Un colaborador del subsecretario Baratta (colaborador del ministro De Vido) volvió para atrás los permisos de exportación de fueloil que ya habían sido otorgados. Es que la Nación acababa de importar fueloil bolivariano a 552,50 dólares la tonelada y estaba exportándose el producto a 227,80. Como dice el periodista Francisco Olivera en La Nación del domingo (de donde tomamos estos datos), mientras el gobierno podía comprar fueloil al segundo de los precios citados en el mercado local, había preferido pagarlo al primero de ellos en Venezuela.

La situación del petróleo y sus derivados hace ya varios años que viene con problemas. La tendencia es cada vez mayor hacia el final del autoabastecimiento que había adquirido el país. La invitación a consumir por no terminar de acomodar los precios a la realidad sigue vigente, y encima aparecen estas lindezas tan propias de los decisorios intervencionistas generadores-de-negocios-entre-amigos.

El arquitecto De Vido dijo en oportunidad del agasajo por el día del periodista que el futuro eléctrico de la Argentina está en la energía atómica porque cualquier otra inversión en centrales de generación eléctrica requeriría de oferta de gas (!). ¿Hace falta aclarar el por qué de la falta de oferta de gas?

También según el diario La Nación el ministro de planificación afirmó que será él quién dispondrá a quién darle gas bajo condiciones de contrato firme (es decir, no con cortes programados) y a quién no.

Y la inconcebible declaración que dio lugar a que nos dispusiéramos a escribir estas líneas fue la siguiente: A Techint, por ejemplo, que va a invertir en el cuarto horno, vale la pena dárselo, pero no a los que pudieron hacer una parada en enero y la hacen en junio...si no, estamos como en la época de Martínez de Hoz: nosotros privilegiamos la industria; entre los caramelos y el acero, optamos por el acero.

Preguntas básicas: ¿la fabricación de caramelos es o no es una industria? ¿no es conveniente para la demanda gasífera hacer una parada en junio y sí lo es en enero cuando paran la mayoría de las industrias? ¿cómo se puede sentir la gente de Arcor ante tamaña simpleza cognoscitiva? ¿hace falta recordar que la famosa fábrica de golosinas es una de las más importantes del mundo?

Lo más patético de todo esto, con todo, ni siquiera es la improvisación o la ligereza (con esa carga de autoritarismo y prepotencia que las caracteriza), sino la convicción que tienen ciertos funcionarios sobre la propiedad de los bienes del Estado, y su descarada afirmación respecto de a quién van a dárselos, y a quien no. Como si fueran ellos no solamente los dueños de tales bienes, sino los encargados de decidir regalar tales bienes a quien consideren que es mejor.

Es verdaderamente imposible imaginar un país mejor en estos términos, cualesquiera sean las convicciones de cada uno de nosotros. La creencia, ratificada por innúmeras medidas, decretos de necesidad y urgencia, resoluciones, llamadas telefónicas o simples listas de precios sin firma alguna, de que ciertos burócratas son los dueños del país, los proverbiales patrones de estancia, es demasiado elocuente.

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