lunes, 14 de junio de 2010
ME LLAMO PIQUETE
¡LÁSTIMA QUE UNO YA ESTÉ GRANDE… Y OTRAS COSAS!
¡Tampoco crea que soy un jovato; sí todo un sexagenario, palabra que siempre me sonó para el “jocara”. ¡Grande como para traer otro hijo o hija a éste mundo…¡ni decirle a ésta Argentina!. Porque ahora, uno le puede poner el nombre que le venga en ganas a un hijo o hija recién nacidos, total, después de todo y con el tiempo, tendrá todo el derecho de “cambiárselo”. ¡Claro!; tampoco se trata de ponerles de nombre, “Culo” al varón o “Verga” a la nena, y espero que no “agarre viaje con la idea”. Sí en cambio, tanto al uno como a la otra, hoy por hoy, les pondría “Piquete”, que bien podría completarse a modo de nombre compuesto con “Piquete Néstor” o “Piquete Cristina”…y no me corrija porque la “e” de piquete, es válida para ambos géneros, y le digo “ambos” géneros y no “los dos géneros en uno”, ¿me comprende?. Gracias.
¡Es verdad!; yo creo que rápidamente se convertiría en “nombre vulgar”, pero, ¿quién me quitaría la condición de pionero?...Nadie; absolutamente nadie. Por otra parte, fíjese en lo ventajoso que significaría tener un vástago con ese nombre. Es frecuente que gente indeseable concurra a casa de uno, ya porque uno no tiene los huevos como para decirle…”¡no te quiero ver más por mi casa”!, o porque aquello que ese indeseable para uno, pueda no serlo para quien vive en compañía de uno. Entonces, se puede recurrir al hijo o a la hija, como para clausurar sin “evidencia” el acceso a casa, de éstos impresentables. Para ello, solo será necesario al momento de abrir la puerta de calle y encontrarles, llamar al nene o a la nena por su nombre y a viva voz…¡PIQUETEEEEEEEEE!. ¡Suficiente como para que la visita “interprete” que por esa puerta LE ESTÁ VEDADO PASAR, y se las tome sin mediar palabra…¿la agarra?. En éste caso, mal podrá endilgarle su compañera o compañero, el haber ¡sacado a patadas a esa visita que tanto estaba esperando!. ¿No me diga que no sería una excelente manera de preservar esa supuesta armonía?. Ud. ahora me dice que últimamente me adivina como “proclive” a decir pelotudeces, y hacer de las pelotudeces todo un compendio. Cuando menos, permita le haga una “salvedad”; son pelotudeces que “quedan entre Ud. y yo”, ambos pelotudos por excelencia, y mal pueden interferir o modificar la vida de un semejante. ¡Por supuesto le hablo de “semejante” en la más completa acepción de la palabra, y no de “semejante pelotudo”, ¿me sigue?. Me dice que no; me dice que no solo no me puede seguir, sino que no le inspira la menor intenció hacerlo. ¡Vé!; Ud. es frontal, virtud o vicio del que carezco…Ud. no necesitaría ponerle “Piquete” a su hijo o hija. Ahora me dice que tampoco les pondría Néstor o Cristina, agregando que son dos de los nombres que le generan URTICARIA. Permita que dude de esto último…no lo veo siquiera mínimamente “brotado”. ¡Entiendo!; la urticaria se le pega si del árbol genealógico se trata. O sea que no tiene ningún antecesor o antecesora, sucesor o sucesora que así se llamen. Me dice que un bisabuelo paterno y una tatarabuela materna, pero que ambos están fallecidos y que por aquello de “muerto el perro se acabó la rabia”, no padece de urticaria. ¡Bién, bién, clarito!...admiro su locuacidad.
Ahora y si me permite, lo dejo porque quedé en encontrarme con un amigo dentro de dos horas, a 10 cuadras de acá y según me dijeron, no se puede pasar por ningún lado; está lleno de nenes y nenas, la calle.
Ricardo Jorge Pareja
parejaricardo@hotmail.com
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