miércoles, 9 de junio de 2010

PATAS FLOJAS


Las patas flojas en la mesa de los Kirchner

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Habitualmente variamos la temática entre una edición y la siguiente, pero hoy nos vemos obligados a insistir en un mismo tema, dado el generalizado temor existente en parte de la sociedad, por un potencial resurgimiento del matrimonio Kirchner que, desde hace 6 años nos gobierna.

El, es un político a jornada completa. Lo que se suele llamar “un político de raza”. Una persona que vive cada hora, en cada día, pensando en cómo alcanzar el máximo poder, independientemente de su capacidad o el acierto para gestionarlo. Así, Mitterand afuera, o Alfonsín aquí, son buenos ejemplos de políticos a tiempo completo que fracasaron como gobernantes, a pesar de su exitosa carrera política.

Ella, por su parte, es como la define un pensador[1]: “Cristina se hace detestar. Tendrá algún partidario sincero, algún confundido, pero no debe tener admiradores, ni seguidores. El de los K es un mundo sin admiradores, es un espacio de súbditos. Y [de] cómplices”. Y no cuenta en las decisiones, salvo algún quejido o uno que otro veto. Ella sólo está para orar discursos arrogantes y cargados de amargura y resentimiento, pero quien dispone, quien ordena y quien manda, es él.

Sin embargo, nadie con un juicio aproximadamente sano, abre -como Néstor Kirchner- frentes de lucha en forma permanente, intentando atacar a todos sus oponentes al mismo tiempo. Quien así procede, demuestra transitar algún tipo de -es una manera elegante de decirlo- malestar psíquico. El ex-Presidente parece creer que pensar en política sobre bases full time, mejora la calidad las decisiones. Y los hechos durante estos más de 6 años transcurridos, demuestran que no es así.

Veamos. La convocatoria a la transversalidad inter-partidaria; la ruptura con su elector Eduardo Duhalde; la humillación de las fuerzas armadas; los despidos de Lavagna y de Prat Gay; el enfrentamiento con la Iglesia Católica; la vulgaridad en la jura del senador Menem; la afrenta a George Bush; la tolerancia a una corrupción desembozada; los desplantes internacionales; el conflicto con Tabaré Vázquez; su impúdico enriquecimiento; la prepotencia y la venganza con enemigos pero también con sus amigos; su batalla contra el campo y ahora contra Clarín y los medios, revelan cómo la improvisación, el impulso superficial o cierto grado de desvarío, guían sus decisiones.

Ha logrado extremar la lucha contra sus enemigos -reales o imaginarios- en forma tal, que cualquier confrontación con ellos genera aún más división dentro de la sociedad. Natalio Botana, lo expresó así: “Argentina cultiva el encono con mucho más ahínco que otras sociedades cercanas (Uruguay, por ejemplo)”[2]. Podríamos cambiar “Argentina por Kirchner” y también tendría sentido. Como pasa con las víboras, el veneno es tan sólo un instrumento para liquidar enemigos o para comérselos.

Como toda persona exitosa -si por éxito consideramos alcanzar los objetivos propuestos[3]-, el azar le propinó sustancial ayuda al macho dominante de la pareja. Tanta suerte como para alcanzar el poder, luego para gobernar 4 años y finalmente como para hacer elegir a su mujer como jefa de Estado. Y cuando uno tiene -merecidamente o no-, rachas de suerte, corre el serio riesgo de creernos mejor de lo que realmente somos. Como el director técnico de fútbol, Ángel Cappa, sostuviera en una frase que tiene su miga: “Cuando un idiota tiene suerte, se vuelve más idiota todavía”. Y en política, ello cobra aún más sentido, porque la popularidad suele ser confundida con la credibilidad.

En enero de 2009, cuando todas las encuestas y los comentarios periodísticos daban ganador al oficialismo kirchnerista, desde estas páginas argumentamos que la inflación y el fraude estadístico habían “roto el himen de la credibilidad” de la Presidente y su marido. También por ese entonces, refiriéndonos a uno de los fundamentos más utilizados por los analistas políticos (“el oficialismo, por el simple hecho de ser gobierno, tendría asegurado entre un cuarto o un tercio de los votos”), sosteníamos que efectivamente así lo confirma la experiencia histórica, salvo unas pocas excepciones en que se abusó de la paciencia y de la ingenuidad de los gobernados. Pero, como pudimos demostrar en junio de ese año, con ese único bagaje oficialista no se gana una elección ni aún con una oposición desperdigada -tal como ocurría entonces y aún ocurre hoy-, pues siempre alguno de esos líderes adversarios, tiene más llegada o convoca más que otros competidores. Y mucho más es así si la elección es por un puesto presidencial, como en este caso, pues el grado de polarización se agudiza.



La primera pata floja de la mesa: inflación y la credibilidad diluida

Ahora, la pérdida de credibilidad se ha agravado. En declaraciones a la radio FM Spika, en julio de 2007, Néstor Kirchner -aún Presidente- sostenía que “la inflación está absolutamente controlada y que sólo había una adecuación del proceso devaluatorio que nos tocó vivir”, y lo dijo sin ponerse colorado, pues ya habían pasado 5 años, desde la “devaluación asimétrica”.

Sabemos que hay más de una docena de causales de inflación, algunas con mayor incidencia que otras. Cuando alguna de ellas ataca a los costos de producción, los precios crecen inmediatamente por razones que no son estacionales, y por muy rígido que se fije el tipo de cambio, o por más control de la emisión monetaria que se establezca. En los años siguientes al 2005, todo fue lentamente deteriorándose y varias de esas causales se exacerbaron: la circulación monetaria -que, como decía David Ricardo, puede ser abundante pero no superabundante-; el gasto público; los techos salariales; la caída de la inversión; etc. Y en el 2009, todo se agravó y hasta se desbordó. Y la confianza en los Kirchner, por supuesto, se quebró.

Uno puede siempre recuperarse de un mal paso, pero siempre y cuando corrija su andar. Mas nuestros gobernantes nunca se desdicen, jamás se corrigen, ni les importan las consecuencias propias ni, mucho menos, las ajenas. A fines de enero de este año, un titular del diario La Nación[4] afirmaba: “Aumentos de salarios: entre el 18% y el 23%”. Ocurría hace sólo 5 meses, aunque parece que fuera hace 5 años. Hoy se están firmando con incrementos del 30% o el 35%. Esto demuestra que el gobierno subestimó la inflación (“total, un poco de inflación, la gente se la banca”) pero, sobre todo, descuidó sus consecuencias psico-sociales.

Y, como si fuera poco, también la inflación es subestimada por la oposición, en la que sólo unos pocos líderes minoritarios anuncian planes para combatirla enfáticamente, pues la mayoría teme hablar claro al especular -en forma equivocada, a nuestro juicio- que perderán más votos que los pueden convocar, si es que enfatizan un discurso antiinflacionario. Pero, más allá de lo que hagan o digan los opositores, la inflación ya se ha devorado una buena parte la credibilidad que los Kirchner tuvieron. Frenar la corriente inflacionaria en los próximos 12 meses, es casi imposible sin un fuerte shock que sería letal desde el punto vista electoral.



Otra pata débil de la mesa kirchnerista: la inseguridad

Cuando las agencias encuestadoras -frente a la pregunta de cuál considera el entrevistado el principal problema vigente- evalúan la primera mención de respuesta como la más importante, están suponiendo un ranking cualitativo no proyectable. Si el respondente ha perdido el empleo recientemente o tiene hijos con dificultades de aprendizaje, seguramente privilegiará estos dos factores como sus principales problemas, pero no necesariamente ambos serán la mayor preocupación a futuro de ese mismo encuestado.

La posibilidad de despido o la probabilidad de que un hijo sufra dificultades educativas es muy baja, si la comparamos con el grado de exposición al delito que sufre hoy la población de la capital y el gran Buenos Aires. Mucha gente tiene miedo a salir de noche y mucho más miedo aún, a regresar de noche. Todos conocemos casos cercanos de asaltos, ataques y hasta hechos de sangre, y percibimos que van en aumento. Una pregunta habitual entre los porteños es ¿por qué en Puerto Madero -donde no tiene jurisdicción la Policía Federal- hay más seguridad que en el resto de Buenos Aires?

Una de las razones por las que surgieron los gobiernos en las sociedades primitivas, fue que se le cedió a aquellos autoridad y armamento para que quienes delegaron el poder, sean protegidos de quienes no respetan sus propiedades, su tranquilidad o su honra. Cuando esta protección no es efectiva, la opinión pública le echa -con justicia- la culpa al gobierno. Pero, en el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es gobierno local está casi inerme y -sólo por celos electorales- los gobernantes Kirchner se han perdido una inmejorable oportunidad de trasladarle la responsabilidad de la seguridad capitalina a Mauricio Macri. Esta decisión los debilitó a ellos, no a Macri.



El entorno internacional: nadie nos cree y hemos perdido una oportunidad valiosa

En 1820, los EE.UU. tenían un PBI de 12 billones de dólares. Para tener una idea de los que esto significaba digamos que, en ese mismo año, el de la India era 111 billones y el de China 200 billones. Ya en el año 1900 -sólo 80 años después-, aquél había crecido a 313 billones. Y cien años más tarde, en el año 2000, a 10.000 billones.[5]

Sólo para comparar: hace 50 años (en 1960), el ingreso per cápita de Argentina era 50 veces mayor que el de China, 30 veces mayor que el de la India y 5 veces mayor que el de Corea. Hoy es sólo 5 veces mayor que el de China, sólo 14 veces mayor que el de India y sólo representa unos 3/5 del de Corea.[6]

Por su parte, en 1875 [7], nuestro ingreso per cápita era sólo el 40% del de los EE.UU.; pero en 1905, alcanzó nada menos que el 85% de él, y en 1935 -en la cretinamente llamada “década infame”- llegaba al 73%. Luego, empieza la decadencia: en 1945 pasó al 56%, en 1955 al 50%, en 1985 al 30% y en 2005 -recuperamos algo- al 34%.

El EMAE (Encuesta mensual de la actividad económica), una medición oficial del INDEC medida en pesos constantes de 1993 -que, enigmáticamente, no se ha publicado en 2010-, nos da un promedio de crecimiento anual del 4% acumulativo, que no es poco por cierto. Entre el año 2006 y el año 2009, ese valor se ha mantenido, a pesar de que el gobierno instaló la idea de un crecimiento mucho mayor -a “tasas chinas”, se afirmaba sin rubor- y que estas cifras oficiales desmienten.

No es sólo culpa del actual gobierno, pues venimos con un arrastre decadente desde hace seis décadas, pero hemos perdido una oportunidad inmejorable durante la bonanza de 2005 al 2007, pues la crisis producida a finales del 2008 y está presente recidiva europea, producirán para los próximos años dos consecuencias graves en la economía internacional: 1) la suba de las tasas de interés (lo que aumenta el costo de los intereses de todos los países deudores, nosotros entre ellos) y b) el pago de los fenomenales préstamos inyectados por los gobiernos para paliar la crisis, lo que le quitará fondos al sector productivo. Y ello afectará el crecimiento de la economía mundial, reducirá la inversión extranjera directa en los países emergentes, reducirá el precio de una buena parte de los commodities y encarecerá los préstamos que arrastramos. Recordemos la actual relación déficit/PBI de algunos países importantes: Reino Unido 13%; España 11,5%; y EE.UU. 11%. Las cifras de deuda son colosales y, repetimos, los pagos competirán con las necesidades financieras del sector privado.

Ya durante el año 2009, hemos sufrido la caída de la inversión externa, que sólo fue del 50% con respecto a la del año 2008 (en total, sólo alcanzó a 4.895 millones de dólares[8]). Estas cuentas no son de conocimiento de la mayor parte de la opinión pública, pero sus consecuencias son percibidas por todos los habitantes, aunque no comprendan su causa. Y este aislamiento, este situarse en un terreno en el que “el mundo es nuestro enemigo”, también ha minado la credibilidad en nuestros gobernantes. Y, tanto en política como en el amor, la desilusión cumple un papel decisivo.

Estudio Adolfo Ruiz & Asociados

Perspectivas Microeconómicas

Informe sobre economía, management y negocios

Junio, 2010

perspectivasmicroeconomicas@fibertel.com.ar

http://perspectivasmicroeconomicas.blogspot.com

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