domingo, 13 de junio de 2010

SEDICIOSOS ESTILO KIRCHNER


El País (Uruguay) - 13-Jun-10 - Opinión


EDITORIAL
Sediciosos al estilo K

Tras la reunión de Anchorena y las declaraciones de Cristina Kirchner parecía que el tema de los cortes de puente había quedado en manos de la justicia argentina. A través de un Juez Federal de Entre Ríos, Gustavo Pimentel, la justicia volvió a recoger el guante -y decimos "volvió" porque lo que hizo, en esencia, fue reproducir el contenido de tres sentencias anteriores- y exigió la liberación del puente: "arbitrar los medios necesarios para garantizar la normal circulación (.) por los pasos fronterizos con Uruguay". Todo tenía la traza de un asunto concluido: faltaba solo que la autoridad hiciera uso de su autoridad para hacer cumplir el fallo judicial. Eso no significa necesariamente represión: las más de las veces alcanza con trasmitir en forma terminante y firme la decisión de que, determinada conducta no se va a tolerar. Hay otras formas civilizadas de disuasión. La represión es el último y desaconsejable escalón, al que se llega solo obligado por conductas desafiantes. Pero la Casa Rosada invocó que era el único y así dejó colgado del pincel al fallo y se lanzó por otro camino, pleno de incongruencias contradicciones y absurdo.

El motivo fue, a juicio del Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que "no hemos tenido una decisión judicial contundente", sino "decisiones elípticas" que se tornan de "imposible cumplimiento". Lo cierto es que el puente no fue desalojado y el corte seguirá por mucho tiempo, porque lo que hizo el gobierno K fue tirar la pelota a la tribuna en busca de tiempo "en la creencia de que es posible vivir con los problemas sin enfrentarlos y gambeteando siempre los costos" (Ricardo Roa, editor de Clarín, 10/06).

Como contrapartida, el gobierno decidió iniciar querella contra los diez principales promotores del piquete como forma de presionar para su levantamiento, imputándoles cargos que son perseguibles de oficio y que incluye homicidio culposo, sedición, amenazas, apología del delito y resistencia a la autoridad entre otros.

"¿Qué explicación jurídica tiene -se preguntaba el viernes en esta página Leonardo Guzmán- que recién ahora se esté movilizando el Estado por hechos que se han venido perpetrando a lo largo de años a la vista del mundo entero?".

Fueron 1.300 días desde que comenzó el corte, ¿cómo pudieron pasar inadvertidos?

Y si levantan el piquete ¿qué pasará con esa denuncia penal? ¿No habrá nadie que sea acusado de homicidio culposo, sedición, amenazas o lo que sea? Los cargos son por 18 delitos, ¿todos desaparecerán por arte de birlibirloque o los responsables terminarán, tarde o temprano, entre rejas y por varios años?

Es difícil olvidar que los cortes empezaron con el apoyo del entonces inquilino de la Casa Rosada, Néstor Kirchner, que los calificó de "causa nacional". Tampoco que el mismo Jefe de Gabinete, a la sazón Ministro del Interior, Aníbal Fernández en marzo de 2006 impidió el cumplimiento de la decisión judicial de liberar el tránsito del puente con el argumento de que "solamente el Ministro del Interior dará la orden a Gendarmería de liberar la ruta", cosa que nunca hizo. Ahora, con retroactividad, todo lo que hicieron los piqueteros -ahora sediciosos- con apoyo o bendición de la Casa Rosada y del ex gobernador Busti es un delito. ¿Y no hay, por ejemplo, coautoría, complicidad o encubrimiento? Todo es una gran contradicción y un magnífico absurdo.

No se trata de poner piedras en el dificultoso camino emprendido por el presidente Mujica para solucionar el conflicto con los hermanos argentinos. Bastante ha hecho y el juicio de la historia reconocerá sus esfuerzos. El problema es que enfrente tiene gente poco seria (y somos generosos con el calificativo), que desprecia el contenido del octavo Mandamiento cristiano. En esas condiciones es muy difícil negociar y para peor, hay que seguir intentándolo porque es mucho lo que nos une con la nación argentina. Pero asumamos esto por lo que es: una simple dilatoria para no cumplir un fallo judicial, pese a la palabra empeñada en forma pública. Que todo siga como está, por lo menos hasta después de las elecciones del 2011.

Que no es necesario que la presidenta se rasgue las vestiduras y diga que la represión no está en su ADN. Es una frase poco efectista y absurda: la represión, lamentablemente, debe estar en el ADN de cualquier presidente. De lo contrario, que busque otra profesión.

Lo que hizo lo hizo sólo para ganar tiempo. Le va a salir mal.

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