martes, 22 de junio de 2010
SICOFANTES
LOS SICOFANTES
por Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar
Un sicofante (en griego sukophantes) es, en la Grecia antigua, un delator profesional.
El diccionario de la Real Academia registra también "sicofanta"
Cobraban mucho dinero y por eso había muchos falsos o sicofantes mentirosos.
A pesar de las fuertes multas que recaían sobre los falsos delatores, los sicofantes llevaban a menudo carreras bastante lucrativas.
Por extensión, el término sicofante designa a un individuo bajo y despreciable, que busca obtener una posición y/o estatus personal mediante adulación hacia otras personas que comúnmente disponen ya de ciertas influencias y estatus social o tribal.
El más conocido referente islamista talibán es el Mulah Omar.
Su movimiento de fanáticos extremistas, fue edificado desde 1992 sobre la base de la delación, el espionaje y la teoría de las lealtades entendidas como un sistema cerrado de alcahuetería ciega.
Tal como los talibanes, el matrimonio que nos gobierna, diseñó una trama de delatores, en cuya estructura, del mismo modo que en Kandahar, la lealtad es sólo entendida como fanatismo cerril.
Antes bien, a partir de la SIDE, utilizada como herramienta para vigilar a la oposición y para ponerle la lupa a sus propios amigos, tejieron la mayor red de alcahuetes, buchones y sicofantes para saber -a cada instante-, de un modo detallado, quién o quienes podían poner en peligro el curioso plan de continuidad política bautizado con el nombre Frente para la Victoria.
El Canciller Taiana, de cuya contaminación oficialista no hacen falta pormenores ni comentarios, cayó precisamente en su propio sistema de delación, como un ingenuo más, de los que flotan hoy mismo junto a ellos, en la misma hilera de alcantarillas de la política de Balcarce 50.
Quizás Taiana, no ignoraba en absoluto que todas y cada una de sus conversaciones eran oídas y analizadas por un muy selecto grupo de "expertos".
Acaso por esa razón, usaba con singular prudencia, la módica suma de cinco celulares, uno de los cuales estaba disimulado como parte del equipo personal de su custodia.
Sin duda… otra ingenuidad del canciller, quien pareció ignorar, según se ve, las últimas técnicas de abordaje de líneas de comunicación, hechas por simple proximidad física.
Con idéntico candor y aún sabiendo que algunos extraños vehículos merodeaban siempre sus desplazamientos, siguió hablando a diestra y siniestra … lo más campante.
Lo de la entrevista con los periodistas del diario "CLARÍN" fue solamente el fin de una larga cadena de episodios, atravesados por la ubicuidad y el rastrerismo de la alcahuetería de Palacio.
Cada viaje… que hacía el Canciller con la señora jefa de Estado, era sometido previamente, sin saberlo, a un minucioso examen.
Fue casualmente su propio sistemita de sicofantes y delatores el que le avisó, hace ya dos meses, que el matrimonio desconfiaba de sus procedimientos, y que, conforme a ello, pensaba "fusilarlo" políticamente en una cornisa.
No fue tomado por sorpresa, pero descubrió, por estas horas, que su más importante detractor y delator, era precisamente, quien varias veces le había pedido especiales favores relativos a que tratara de disimular su inoperancia en el Consulado y luego en la Embajada argentina en EE.UU.
Ese inoperante, fue , por estas horas… quien terminó sentándose en el sillón principal del Palacio San Martín.
Es que, el sicofante, hace exactamente eso :
Delata a quien envidia o aborrece. Y muchas veces lo hace para sustituirlo... y para operar bajo ese palio usurpado.
Seguramente, sumergido ahora en su nuevo albañal, respirando con su snorkel comprado en Miami, el periodista devenido en diplomático no ha de querer recibir a ningún periodista colega suyo en su despacho...
...Y seguramente… use siete teléfonos … en lugar de cinco.
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