viernes, 16 de julio de 2010

DIOS Y LA PATRIA DEMANDARÁN


Que Dios y la Patria se lo demanden: Se sancionó el gaymonio

Con 33 voluntades a favor y 30 en contra el Senado le dio sanción definitiva al proyecto que legaliza el “matrimonio” homosexual. Graves irregularidades en el trámite parlamentario. El Ejecutivo ninguneó a los senadores y avasalló la independencia de poderes. Agraviante discurso de Pichetto. Mons. Aguer expresa a “la línea dura de la Iglesia”, “la línea del Papa”.

El Senado aprobó esta madrugada el proyecto con media sanción de Diputados que legaliza el “matrimonio” homosexual. Primero se votó el rechazo al proyecto de Diputados que obtuvo: 30 votos a favor del rechazo, 33 en contra, 3 abstenciones y 6 ausentes. En la segunda votación se ratificó el proyecto: 33 votos a favor, 27 en contra, 3 abstenciones y 9 ausentes. Reutemann, Rodríguez Saá y Romero se levantaron antes de la segunda votación.

La sesión comenzó con fuego cruzado por la presión ejercida en las últimas semanas por el Gobierno nacional. Antes del debate, la senadora Liliana Negre, denunció, mediante el planteo de una cuestión de privilegio, las arbitrarias órdenes del secretario parlamentario, Juan Estrada, que hizo que la mesa de entradas de la Cámara, se negara inicialmente a recibir el dictamen sobre “unión civil”. Denunció asimismo la actitud del senador José Pampuro, presidente provisional del Senado, que hizo lugar a la impugnación del dictamen sobre “unión civil” de Pichetto, violando las normas del procedimiento de la Cámara. El senador Pérez Alsina adhirió a las palabras de Negre y afirmó que la resolución de Pampuro “agravia a los senadores”.

Intentando un contraataque Pichetto planteó una cuestión de privilegio contra Negre por querer tratar por separado unión civil y matrimonio; y la salteña Sonia Escudero otra contra Pichetto por “faltar a la verdad” y avasallar un “procedimiento impecable”.

La puntana Liliana Negre actuó como miembro informante del dictamen de mayoría (el rechazo al proyecto con media sanción de Diputados) y Liliana Fellner (FpV, Jujuy) informó sobre el de minoría (la ratificación).

Negre hizo una síntesis de lo actuado por la Comisión de Legislación General que preside y mostró un video que ilustra esa labor. Afirmó que legislar para un estado laico no implica abandonar las convicciones y que no se puede descalificar a los interlocutores por el lugar desde el que se sitúan. Dijo que hay una realidad que atender y que no se limita a las convivencias con relaciones sexuales, que hay que pensar en las generalidades “con abstracción de las motivaciones de las uniones”. Recordó el escueto trámite que el proyecto tuvo en Diputados y repasó las duras críticas que le hizo al proyecto la jueza Graciela Medina.

Fellner aseguró haber visto “cuestiones parcializadas”, “prejuicios”, “estigmas” e “hipocresías”, argumentos que “tienen que ver más con dogmas que con leyes civiles”, escuchamos que se “desnaturaliza el concepto de familia” y agregó que el “concepto tiene que estar al servicio del hombre”. Enfatizó que el estado es laico y que el “matrimonio civil es una construcción cultural, social y económica”. Repitió que “la ley no obliga a casarse con personas del mismo sexo”, que “reconoce una realidad”. Descartó problemas en la adopción por parte de homosexuales y exhortó a legislar sobre fertilización artificial.

El cierre de Pichetto: destacó “la importancia de la fecha, 14 de julio, la primera revolución laica en el mundo. Una revolución impresionante que modifica las estructuras de un país, Francia; que plantea fuertemente la visión de un estado y la vigencia de una ley para todos: el principio de libertad, igualdad, fraternidad. Tiene que ver con este debate” (.) “Esa Revolución avanzó mucho más, a cosas que nosotros no nos planteamos, como fue la expropiación de los bienes de la Iglesia, en realidad no vamos a llegar a tanto”.

Afirmó después que la Comisión de Legislación General hubiera podido llevar al recinto un proyecto de “unión civil” pero hicieron además un dictamen de rechazo porque esa era verdadera su posición. “También era el pensamiento de la Iglesia, de los sectores de la derecha vaticana de la Iglesia argentina”.

“Todo el mundo sabe que hubo un debate en el conjunto de obispos en Argentina, un debate que fue muy duro, donde hubo posiciones más moderadas que entendían que había que avanzar en un reconocimiento que era el de la unión civil y los otros que no querían nada. Y ganó la línea dura, ganó la línea de Ratzinger, ganó la línea del Papa, ganó la línea de la derecha vaticana más dura, con una doctrina que realmente es incomprensible que deja a los fieles sin protección pastoral. Ya habían dejado afuera y excomulgado, casi, a los divorciados, ahora avanzan sobre los que tienen una orientación sexual diferente, realmente se empequeñece la Iglesia, realmente es increíble este pensamiento retrógrado que viene construyéndose como una concepción, como una doctrina que ha nutrido a todo el cardenalato vaticano y al Papa actual”.

“La línea dura de la Iglesia. Y esa línea dura se expresa en Mons. Aguer, digamos las cosas, estamos en un ámbito donde a las cosas hay que ponerle nombre, se expresa en Mons. Marino, un personaje de las tinieblas, obispo auxiliar de La Plata, de la escuela de Mons. Plaza, personaje que se las trae también desde el punto de vista de su tránsito en la etapa de la dictadura”. Leyó a continuación expresiones de Mons. Marino publicadas por AICA y añadió “es de la línea de Mons. Quarracino”.

“Lo creía más inteligente a Mons. Bergoglio, prosiguió Pichetto, que tiene una visión más estratégica desde el punto de vista de la conducción de la Iglesia”. “Me sorprende esa carta que le mandó a las monjas recluidas, porque si uno manda una carta a un lugar que está todo cerrado, esa carta no se puede publicar y dar a conocer”. “Era una carta para que la leyeran en los momentos de ocio las monjas que están allí y supieran cual era el pensamiento. Habla del demonio, a ver si el demonio entra al convento. El demonio está girando por las calles de Buenos Aires y viene a lesionar a la familia”.

Ponderó después la ley de matrimonio civil y afirmó que las cosas que se decían en 1888 eran exactamente iguales. “Siguen sosteniendo cosas que el tiempo y la realidad social, la vida, va determinando la necesidad de adaptarse y las instituciones que no se adaptan corren el riesgo de morir, de hecho están perdiendo la batalla en la calle con muchas religiones evangélicas, yo veo eso casi con preocupación a veces, como católico, como católico que tiene su postura, sus contradicciones, no profesa… pero son dudas existenciales.

“Lo que digo es que hay una realidad en la calle donde avanzan esas iglesias evangélicas y un montón de credos, umbandísticos… están en la televisión privada, traducido al idioma brasilero, cualquier cosa, hablan de Dios, falsos profetas, iglesias que están hechas para el mercadeo, esto también está funcionando en la Argentina hoy, vendedores de fantasías, de humo, que juegan muchas veces con la inocencia de la gente”.

Sostuvo que frente a eso tiene que haber un estado que genere “procesos que tienen que ir hacia la igualdad”. Mencionó los “avances” de la reforma constitucional del 94, “al eliminar que el presidente tiene que ser católico” y “al eliminar que la religión católica es la religión del Estado” (.)

Remarcó que éste no era un proyecto del Ejecutivo y que la tensión, el estado de conflicto, “no lo provocó el Gobierno sino la Iglesia”, con una “actitud poco inteligente”.

“Me preocupa el futuro de la Iglesia, en torno a esas visiones tan trogloditas que sostiene en los debates sociales, que es lo que ha complejizado este debate”.

Criticó el proyecto de “unión civil”, particularmente la cláusula de objeción de conciencia. Repitió que el Gobierno no ha crispado el debate –acusación que recibió de muchos senadores por la presión ejercida- y que “lo ha hecho la Iglesia”, “llevando a extremos la discusión, como lo hizo con el matrimonio civil, como lo hizo con el divorcio”. “También se desintegraba la familia”.

Dijo que se usaron discursos que ligaban a Dios con la Patria, que “son los discursos que dieron lugar a las peores dictaduras”. “Personajes como Mons. Tortolo, Medina, Quarracino, que bendecían a la represión”.

Pidió que la Iglesia haga una autocrítica, que analice lo que pasa adentro de la Institución, “los silencios que ha tenido frente a hechos aberrantes” y afirmó que se han “encubierto”, en Argentina y el mundo, casos de pedofilia.

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