jueves, 15 de julio de 2010

EN EL RANCHO E LA CAMBICHA


"EN EL RANCHO E' LA CAMBICHA"

Compartir

Por Carlos Manuel Acuña para el Informador Público

Ser sutil es algo difícil, excepto que forme parte de la personalidad y el estilo. Los años contribuyen a formar la sutileza, a expresarla y quedar bien según sean las circunstancias. Aunque en este caso la destinataria de la sutileza no se habrá percatado habida cuenta de sus limitaciones, lo ocurrido apenas llegó a Pekín la presidente Cristina, forma parte de la proverbial sutileza china, alimentada por su civilización milenaria y las distintas etapas de su formación cultural precedida, digamos, por Confucio.

En el aire diplomático que rodeaba a la visita, flotaba el recuerdo del esquinazo que Cristina Fernández de Kirchner le brindó al gobierno que para ese entonces era uno de nuestros principales clientes en determinados e importantes rubros; entre ellos, el de aceite de soja. La excusa por el faltazo de meses atrás, fue vana e inútil para disimular que la presidente de la República Argentina había privilegiado su capricho frente a un conflicto menor de nuestra política interna: evitar que la reemplazara durante su ausencia el ahora enemigo mortal Julio Cleto Cobos. Lo ocurrido no entraba en la cabeza más sensata o en las regularmente sensatas y mucho menos en la de los chinos invitantes que debieron desmontar rápidamente todos los preparativos para tratar adecuadamente el importante intercambio comercial entre los dos países. Lo ocurrido tuvo sus consecuencias graves, además del malestar diplomático disimulado con algunas frases de circunstancia pero con el congelamiento de un mercado destacado para nuestros intereses. Por cierto, por la cabeza presidencial y la de su consorte, el tema estuvo ausente pero no en el ánimo de los chinos que se guardaron la cuestión con su paciencia proverbial.

Hubo que organizar todo nuevamente. Las autoridades del país más poblado de la tierra, ya convertido en potencia y en el ejercicio de una política a mediano plazo para ocupar los primeros puestos en las grandes decisiones del mundo, el asunto quedó superado excepto quienes buscaron -y encontraron- otra fuente para sus necesidades importadoras.

El avión argentino llegó al aeropuerto de Pekín, se bajó la escalerilla sobre una larga alfombra roja, las tropas estaban formadas con un rigor y una disciplina digna de encomio y mientras Cristina sonreía a derecha e izquierda, la banda oficial de los anfitriones inició los sones de una música acorde con la visitante. Así, los seleccionados tonos folklóricos de "El rancho e' la Cambicha" sonaron perfectamente ejecutados y seguramente mientras algunos se preguntaron quién era la Cambicha de la famosa canción de Gieco, fueron pocos los que captaron el mensaje, aunque el hecho fue suficiente para entender la sutileza de la que hablamos al comienzo: la Cambicha aludía, sin duda, a una Cristina ignorante del sentido del tema y de la devolución de atenciones que con altura singular, le fue devuelta por su caprichoso faltazo de tiempo atrás.

1 comentario:

Unknown dijo...

Los Chinos deben sentir verguenza agena cuando ven a una presidenta como Cristina, con tan poca cultura, es dificil que llevemos una relacion adelante con un pais tan poderoso como china si nostros dependiendo mas de ellos que ellos de nosotros los maltratamos como hace nuestra presidenta, ahora dicen que todo fue un exito, que la relacion es la mejor, pero los problemas siguen, lo unico que sabe hacer este gobierno es tapar todo como siempre! les dejo un blog para uqe pasen. http://www.lacallenosecalla.blogspot.com/