martes, 24 de agosto de 2010

PARECEMOS AVESTRUCES


DESOLLARLO VIVO Y LUEGO DECAPITARLO
(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (24/8/2010)

Así como Salomé le pidió a Herodes la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja de plata, … del mismo modo… nuestra Jefa de la Gestapo le pidió a nuestro Hermann Göring… la cabeza del empresario… dueño del mayor grupo multimediático del país.

Göring trató de calmarla diciéndole que ese tipo estaba ya casi muerto… y que sólo le faltaban algunas pocas semanas para morir.

Ella rezongó algo desairada… y decidió constatar por su cuenta el asunto.

Le hizo poner micrófonos hasta en la sala donde se hacía los ciclos de quimioterapia. Una enfermera de la sala de quimio le contó al empresario que habían tratado de sacarle información a cambio de dinero.

El último informe que llegó a la Gestapo decía que el cuadro general del enfermo había cambiado en forma sustancial. Mejoraba.

Horrorizada… la titular de la Geheime Staats Polizei llegó a la conclusión que la agonía iba a ser un poco más larga de lo que ella esperaba.

Le recriminó entonces airadamente a Göring por su error de información y le pidió - por ello - que exonere en el acto a dos de los espías hospitalarios que tenía asignados el empresario,… por inútiles.

“Está mas vivo que nosotros !!” …” le gritó enojada.

Su rostro lucía como el de la reina Tamora de los Godos, ejemplo terrible y universal de la venganza… en la obra “Tito Andrónico” de Shakespeare

Todo, absolutamente todo el peso del terrorismo de estado, precisamente ese mismo terrorismo que criticaron… cayó en los últimos meses sobre la cabeza de este empresario enfermo … y sobre su familia.

Y no se pretende aquí presentarlo como mártir … por cuanto no lo es.
Muy lejos por cierto de parecerse a San Juan.



Espías, seguimientos, micrófonos de distancia y aparatos de precisión del espionaje internacional importados especialmente por el organismo que trabaja para Göring… fueron puestos a cercarle y asfixiarle su agonía.

Se volvieron locos. Como lobos… buscaron sangre por doquier .

Si hubieran podido contaminar el cisplatino de la quimioterapia que se le estaba suministrando… lo hubieran hecho.

Ella reiteró la urgencia de tener esa cabeza en una bandeja de plata.

Él se lo había prometido. Pero no como una meta demasiado costosa, sino inversamente, como una sencilla y cabal demostración de poder

La feroz embestida contra todas las empresas del “Bautista” son ya un episodio reiterado y público. Están a la vista de toda la ciudadanía.

Son capaces de exhumar algún cadáver para que testimonie en contra de este señor. En efecto… tal parece que pudieron comprar con dinero, el testimonio de una viuda súbitamente memoriosa que había sido dueña de la empresa que ellos quieren hoy boquetear.

Ella ha de jurar que vendió porque el empresario la amenazó de muerte.

Es tan infantil lo que han urdido, tan de terror… tan infame y pésimamente actuado como farsa teatral … que desbarranca por su mera enunciación, por su propia ridiculez. Hasta produce miedo estar en manos de este par de engendros de la escoria social .

Al empresario lo están carneando … lo despellejan a cielo abierto… un desollamiento vivo y su posterior decapitación tal como lo hicieron con Berón de Astrada las tropas de Urquiza en la Batalla de Pago Largo.

Los espectadores somos todos nosotros … nuestras angustias, nuestros proyectos… y nuestros hijos. El país pues, sus vidas y sus haciendas… se maneja, del mismo modo, y con el mismo desdén con que se le puede cambiar el aspecto de la vidriera de un negocio de ropa mujer.




Frente a tal marco de burla conmovedora, hay un dato que parece clínico :

Es probable que los argentinos nos hallemos, ahora mismo, gravemente enfermos de perplejidad. Enfermos con un virus resistente.

Con un silencioso virus… que suele atacar a las repúblicas derrotadas.

Ese virus, por algún extraño mecanismo, se mete en el torrente sanguíneo de la ciudadanía… y en muy poco tiempo, la deja convertida en un rígido conjunto de seres absortos.

Algo así como una multitud de esfinges, mudas y silenciosas, que ni siquiera atinan a pestañear por algo atroz que se presente ante sus ojos. Una comarca de súbditos paralizados. Súbditos realmente impertérritos.

De otro modo, no es posible explicar, de forma razonable, como puede ser que veamos lo que vemos y que oigamos lo que oímos, sin que a nadie se le mueva un pelo.

El hartazgo no parece ser, casualmente, la enfermedad que hoy debamos temer en esta comarca. Al contrario :

El argentino medio puede reaccionar como un asesino al volante.
Puede incluso crisparse hasta límites delirantes de violencia en medio minuto, sólo por alguien que se atreva a cruzarle otro auto… en alguna maniobra imprudente. Menos que eso… sólo porque alguien lo mire mal.

Pero, raramente, aquel virus que refiero, lo mantiene con su semblante impávido… aún si lo toman por idiota todos los días… aún acaso si lo humillan reiteradamente, mintiéndole , falseándole todos los parámetros de la vida y obligándolo a vivir en una especie de jungla de inseguridad pese al enorme salvajismo impositivo al que lo someten.

Toda la fuerza del poder coercitivo del Estado, en manos de estos dos mercaderes de la deshonra se concentra hoy sobre este empresario y sobre la señora viuda del fundador del primer medio de la comarca.




Y aún en la hipótesis de que este señor sea responsable de mil tropelías, la desproporción de la carnicería lanzada en su contra… con todo el aparato estatal para crucificarlo…saca de quicio a cualquiera por la desproporción que conlleva… y por su vesanía.

Escupen frente a lo que resulta honesto y verdadero, se mofan frente a la agonía de las metas ideales, se regocijan frente al peligro de las carencias de proyectos…

El problema es la miopía para distinguir los paradigmas.

Los modelos que escoge nuestra sociedad, y que mira con bastante envidia, son a menudo, monstruos de vulgaridad.

El colapso del coraje. El individualismo, sin la menor inquietud.

Hay una superpoblación que no distingue nada entre aquello que merece la pena por sí mismo… , y lo que tiene carácter de fin,… lo que una vez alcanzado, da algo bastante parecido a la felicidad y a la perfección.

De lo íntegro, de lo bien hecho, a lo que no le sobra ni le falta nada… lo que está completo y casi perfecto dentro de sus límites y fines, físicos o morales. De las claves de la victoria… sobre de la vulgaridad.

En toda la historia universal han existido gobernantes que hicieron lo que se les antojó, incluyendo por supuesto atrocidades de todo estilo.

No interesa mucho aquí si fueron dictadores o si acaso fueron demócratas convertidos en déspotas. De hecho, todos conocemos mil ejemplos.
Pero siempre se llegaba un límite naturalmente traumático.

Estos mismos canallas, ruines de toda ruindad no lo olvidemos… como montoneros, decidieron ponerle un límite al gobierno democrático de su propio líder. Y eligieron la 9 milímetros en lugar del voto. Ya lo olvidaron

Nuestro caso, en este país de fantasía, es verdaderamente singular.



Aquí, con la mayor naturalidad, se desarrollan en forma continua y a cielo abierto, por parte del gobierno, la mayor cantidad de irresponsabilidades y extravagancias por minuto… de todo el mundo civilizado occidental.

Entre los dos, todavía hoy tomados de la mano, hay casi una competencia mutua por despedazar la lógica simple de la vida en común, la naturaleza y la verdad noble de las cosas elementales del ser.

Depredadores ingénitos, arrasan cada mañana hasta con la racionalidad de quienes, de buena fe, se esfuerzan por interpretarlos.

Y frente a esa enorme cadena de conductas, tributarias del capricho más inentendible, dinamitando lo que les aparezca en el camino, es imposible encontrar el motivo que los ha inspirado o el objeto que se han propuesto.

Todo luce entonces absurdo, sin rumbo, extemporáneo, triste… y teñido de una especie de esoterismo básicamente irresponsable.

Cuentan de a uno los días que les quedan hasta el 23 de octubre de 2011 para proveerles un perfecto enmascaramiento al gran operativo de ficción que han preparado para perpetuarse.

Van a desollar literalmente a un empresario… para decapitarlo cuando se halle en carne viva y haya llegado al clímax de su sufrimiento. Tal como lo hizo Torquemada, quitaran absolutamente toda su piel con aceite hirviendo y aún cuando saben que está gravemente enfermo, lo arrastrarán sobre sal para llevarlo a la decapitación por aserramiento.

Frente a ello, los argentinos, enfermos de impavidez y abandonados por completo al oleaje de los déspotas, aceptamos navegar al garete entre las contorsiones de esta caterva de punguistas.

Estamos todos, con infinita abnegación, atravesados de lado a lado, por una eterna y lastimosa vocación de avestruces asustados

Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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